Para que tengamos vida
Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Sor Agustina (la hermana
organista) y yo, comenzamos ayer a aprender dos canciones nuevas para la
Profesión Solemne. Aunque, debido a las circunstancias, no sabemos cuándo podrá
ser, sin embargo, no por ello dejamos de prepararlo con todo el cariño y el
entusiasmo.
Me quedé alucinada de sus
conocimientos: nada más coger la partitura ya sabía interpretarla al órgano.
Pero lo que más me llegó al corazón fue cuando me dijo:
-Lo más importante es que ayude a
orar... -y, señalándome su partitura, continuó entre bromas- ¡Bueno, en este
momento todos están rezando menos yo!
¡Cómo la entendí!, porque en
definitiva es algo nuevo para ella, que requiere de práctica, de estudio, y en
ese día además hay que añadir los nervios... es un canto para disfrutar y
alabar al Señor, pero ella, sobre todo ella, ha de mantener el ritmo, y estar
concentrada.
Pobrecilla, menudo peso; sin embargo, su entusiasmo me mostró que ella estaba dispuesta a negarse a sí misma para que todo saliera lo mejor posible.
Cómo me impresionó aquello: es
necesario que unos se nieguen a sí mismos para que otros tengan vida. Y al
descubrir aquello solo me surgía darle gracias al Señor porque, en ese día tan
importante para mí, otros, en vez de sentarse tranquilamente a disfrutar, se
estarán negando para que todo vaya adelante.
Y cuántas veces en la vida sucede
esto mismo... sin embargo, no siempre nos percatamos, sobre todo cuando son
otros los que, sin que nos demos cuenta, viven entregando su vida para que
nosotros tengamos vida.
Cristo fue quien hizo esto
completamente: Él entregó su vida en una Cruz, quiso morir por nosotros, para
darnos la Vida con su Resurrección. En Él estamos salvados, porque, si
entregamos nuestra vida a Él y acogemos su salvación, Él mismo nos regala la
Vida eterna.
Hoy el reto del amor es sentirte
agradecido. Busca un hueco en tu día en el que puedas detenerte para orar. Y,
en ese momento, pídele al Señor que te vaya trayendo al corazón a todas
aquellas personas que a lo largo de tu vida se han negado a sí mismas, se han
dado por ti, para que en tu vida, los momentos importantes (y los menos
importantes también) se lograran. Y pídele el Don de poder vivir también de esa
manera, entregando la vida para que otros tengan Vida.
VIVE DE CRISTO
Fuente: Dominicas de Lerma