En busca del arcoíris
Salimos a dar un paseo. La luz
era impresionante, pues el Monasterio estaba cubierto por una nube enorme muy
oscura rodeada por el cielo azul y el sol al fondo que, aunque ya se escondía,
lanzaba sus rayos por debajo de ella de una manera espectacular.
Volvimos a entrar en el
Monasterio y, a los pocos minutos, otras hermanas que habían salido a pasear
nos llamaron insistentemente. Salimos corriendo y... ¡un arcoíris como nunca
antes había visto! Era el arco completo, lleno de color, e incluso hubo un
momento en que se duplicaba. ¡Como niñas disfrutamos de ese momento!
El arcoíris fue el símbolo de la
alianza que Dios mostró a Noé y a toda la Humanidad después del diluvio. Lo
miraba así, tan grande, tan bonito, y es como si Dios abrazase al mundo. Con él
nos decía que siempre iba a estar a nuestro lado.
No solo prometió cuidarte, sino
que se hizo Hombre para que no le sientas allá lejos. Es un Dios que se hace
uno contigo, que ha pasado por todo lo que hayas podido pasar: soledad, miedo,
enfermedad, incomprensión... Piensa en todos los momentos de Su vida: se ha
hecho uno con nosotros hasta el extremo. Te entiende, te comprende tal y como
estás, y no solo eso; sino que no olvida que tiene una Alianza de Amor personal
contigo. Cristo es tu Arcoíris.
Hay muchas cosas que nos gustaría
cambiar, que nos gustaría que fuesen diferentes en este momento de “diluvio”.
También es momento de mirar a Cristo, de dejar que Él te sostenga y te llene de
esperanza, ahora no es el arcoíris, es Él el que está a tu lado: “Yo estoy con
vosotros todos los días hasta el fin del mundo”.
Hoy el reto del Amor es que
busques el “arcoíris”, la promesa de Dios para ti, y encuentres la paz en Él. ¿Dónde
buscarlo? Ve a una iglesia y siéntate delante del Sagrario... ¡es Él! Déjate
amar, abrazar por Cristo.
VIVE DE CRISTO
Fuente: Dominicas de Lerma