Realmente, estos días son de
mucho frío en todas partes… pero la naturaleza, a veces, no parece enterarse…
Lo digo porque, pasando por el dormitorio, en una ventana que da a la torre de
la iglesia, vi de repente a dos hermosas cigüeñas sobre el nido de la espadaña…
Estaban apoyadas en una pata y como “desafiando todo viento y marea”... ¡Y eso
que, a su alrededor, soplaba el aire con fuerza gélida y hacía 7 grados bajo
cero!…
¡Realmente el mundo de los
animales no es nuestro mundo! Pero si queremos entenderlos, habremos de salir
de nuestros esquemas mentales y meternos en los suyos… ¡que estos no son más
que los de la voluntad de Dios, que así selló en su instinto para que dejaran
sus tierras cálidas de África y otras, y se lanzaran a atravesar estas
latitudes, donde el hielo y la nieve, cortan la respiración!…
De todas formas, su llegada
presagia que pronto el invierno dará su fin (?)… No en vano, la sabiduría
popular decía siempre: “Por San Blas -3 de febrero- la cigüeña verás, y, si no
la vieres, año de nieves”(?)…
Y oraba hoy con las cigüeñas, y
de alguna forma las envidiaba, porque ellas no se apartan jamás del querer de
Dios y nosotros, ¡con la bendita libertad!, le robamos al Señor su gloria, no
queriendo u olvidando que somos tan solo “criaturas”, y por tanto dependientes
y marcadas por la voluntad de Dios, aunque a veces no la respetemos…
Y me daban unas ganas enormes de
ser cigüeña y decirle a Dios: “¡Aquí estoy, haz conmigo lo que quieras! ¡Me fío
de Ti, que todo lo que hagas conmigo será “muy bueno”, aunque me mandes
desafiar a la borrasca de nieve, Filomena! (¡que parece no respetar la vida de
los frágiles animales ni de los hombres!)”... “¡Yo aquí, en lo alto del nido de
la espadaña, congelada por el frío, que no puedo ni salir a buscar comida,
porque todo en la tierra es una capa de hielo!”…
Pero: ¿cuándo se ha visto que
Dios no cuide de la más pequeña de sus criaturas?
“¡Pues entonces, te quiero,
Señor, haz conmigo lo que quieras, cuando quieras y como quieras!”…
Hoy el reto del amor es... ¡hacer
un acto de abandono en Dios, que me ama más que yo mismo, y sabe, mejor que yo,
lo que me hace falta!
VIVE DE CRISTO
Fuente: Dominicas de Lerma