Reflexionando sobre el Evangelio
dominical que narra el encuentro de Jesús con sus primeros discípulos en el río
Jordán, el día después de haber sido bautizado, el Santo Padre recordó que
es precisamente Juan Bautista el que señala el Mesías a dos de ellos con
estas palabras: "¡He ahí el Cordero de Dios!" (v. 36).
Encuentro con Jesús: "Hemos encontrado al Mesías"
Y
aquellos dos, fiándose del testimonio del Bautista, -continuó explicando
Francisco- siguen a Jesús que se da cuenta y dice: "¿Qué buscáis?" y
ellos le preguntan: "Maestro, ¿dónde vives?, a lo que Jesús no contesta:
"Vivo en Cafarnaún o en Nazaret", sino que dice: "Venid y lo
veréis" (v. 39).
En este sentido, el
Pontífice señaló que las palabras del Señor "no son una tarjeta de visita,
sino la invitación a un encuentro. Los dos hombres, que resultarían ser Andrea
y su hermano Simón, a quien Jesús llamará "Pedro", lo siguen y se
quedan con él esa tarde, hablando, "advirtiendo la belleza de palabras que
responden a su esperanza cada vez más grande".
Tras
este encuentro, ambos regresan ante sus hermanos y reconocen "desbordando de
alegría": "Hemos encontrado al Mesías" (v. 41).
Asimismo,
el Papa profundizó sobre esta experiencia de encuentro con Cristo que nos
llama a estar con Él:
“Cada llamada de Dios es una
iniciativa de su amor. Dios llama a la vida, llama a la fe, y llama a un estado
de vida particular. La primera llamada de Dios es a la vida; con ella nos
constituye como personas; es una llamada individual, porque Dios no hace las
cosas en serie. Después Dios nos llama a la fe y a formar parte de su familia,
como hijos de Dios”
Por
otra parte, el Santo Padre aseveró que Dios también llama a cada uno de
nosotros a un estado de vida particular:
No
rechacemos la llamada de Dios
"Nos
llama darnos a nosotros mismos en el camino del matrimonio, en el del
sacerdocio o en el de la vida consagrada. Son maneras diferentes de realizar el
proyecto que Dios tiene para cada uno de nosotros, que es siempre un plan de
amor. Y la alegría más grande para cada creyente es responder a esta llamada, a
entregarse completamente al servicio de Dios y de sus hermanos".
Igualmente,
el Papa puntualizó que frente a la llamada del Señor, "que puede llegar a
nosotros de mil maneras, también a través de personas, de acontecimientos,
tanto alegres como tristes", nuestra actitud a veces puede ser de rechazo,
"porque nos parece que contrasta con nuestras aspiraciones; o de miedo,
porque la consideramos demasiado exigente e incómoda".
Respondamos
a Dios solo con amor
Al
respecto, Francisco hizo hincapié en que la llamada de Dios es amor, "y a
ella se responde solo con amor".
“Al principio hay un
encuentro, precisamente, el encuentro con Jesús, que nos habla del Padre, nos
da a conocer su amor. Y entonces, espontáneamente, brota también en nosotros el
deseo de comunicarlo a las personas que amamos: «He encontrado el Amor, he encontrado
el sentido de mi vida. En una palabra: He encontrado a Dios»”
"La
Virgen María nos ayude a hacer de nuestra vida un canto de alabanza a Dios, en
respuesta a su llamada y en el cumplimiento humilde y alegre de su
voluntad", concluyó el Papa.
Ciudad del Vaticano
Vatican News