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El padre Gabriel, durante una conexión online durante el confinamiento en una de las salas afectadas ahora por la explosión |
Son muchas
las informaciones que se han ido publicando estos días sobre las causas de la
explosión y sobre todo lo que ha ido ocurriendo en La Paloma. Y por ello, una
vez que ha pasado un tiempo prudencial el párroco, Gabriel Benedicto, ha publicado un comunicado donde muestra
cómo se siente la comunidad parroquial y donde arroja algunos datos sobre lo
ocurrido.
También
habla de los dos fallecidos a los que conocía. Del padre Rubén, “mi gran
compañero y amigo, con quien he vivido el confinamiento de la pandemia en
familia, celebrando la Eucaristía diariamente. He conocido su fuerza en la debilidad, su paciencia al obedecer,
su sentido del humor, su agudeza”.
Y también
David, este joven padre de familia numerosa: “David, catequista de
adolescentes, padre ejemplar, dispuesto siempre a entregar su tiempo día y
noche. La gratuidad y la alegría eran sus notas características. Nunca le vi dejar de entusiasmarse
por todo: muy enamorado de Sara, devoto de la Virgen, fanático del Atleti”.
Por su
interés reproducimos íntegro el
comunicado del párroco de Virgen de La Paloma:
“Desde el
dolor y el misterio ante el que siempre nos coloca la muerte, la Parroquia Virgen de la Paloma
quiere agradecer las numerosas muestras de cariño y de cercanía que
está recibiendo desde que ayer, miércoles 20 de enero, se produjera la
explosión que ha dejado cuatro víctimas mortales y once heridos de distinta
consideración.
Como
párroco, y a la luz de las informaciones, testimonios internos y datos de los
que hasta el momento disponemos, lo que os puedo decir es que todo lo ocurrido se produjo en un
lapso tan breve que no nos dio tiempo ni siquiera a ser conscientes de lo que
estaba pasando. Fuimos seis personas las que percibimos, en apenas unos
minutos, un extraño olor a gas en cuatro puntos distintos: patio, planta cero,
planta quinta y planta sexta. Pero no dio tiempo a nada más que a advertir ese
olor.
Ahora
debemos ser pacientes y esperar a que la policía científica nos informe sobre
el avance de sus investigaciones. Esto es lo que yo os puedo transmitir: David,
el padre Rubén y los otros dos fallecidos y los demás heridos fueron víctimas. A unos les pilló dentro, a otros
fuera.
No tengo
más que agradecimiento por haber sido testigo de la vida de estos dos grandes
amigos. Estaban siempre
juntos y así les encontró la muerte.
Rubén, mi
gran compañero y amigo, con quien he vivido el confinamiento de la pandemia en
familia, celebrando la Eucaristía diariamente. He conocido su fuerza en la
debilidad, su paciencia al obedecer, su sentido del humor, su agudeza. Lo sentíamos como un hermano.
David, catequista de adolescentes, padre ejemplar, dispuesto
siempre a entregar su tiempo día y noche. La gratuidad y la alegría eran
sus notas características. Nunca le vi dejar de entusiasmarse por todo: muy
enamorado de Sara, devoto de la Virgen, fanático del Atleti.
Estaban
ellos como pudieron estar otros. Ni David ni Rubén ni ninguno de nosotros tuvo tiempo de
intervenir en modo alguno. Solamente, como cualquier persona preocupada por
el olor a gas, intentaron conocer la causa, seguir el rastro, sin manipular en
ningún momento ninguna de las calderas.
Como no
podía ser de otra manera, estamos en contacto permanente con las autoridades
judiciales, bomberos, policía y demás responsables del Ayuntamiento y de la
Comunidad de Madrid, prestando en todo momento la colaboración que es necesaria para esclarecer cuanto antes
la verdad y la secuencia de los hechos.
Pedimos al
Señor que consuele en lo profundo a todos los familiares de las víctimas y
seguimos confiando en que
la tribulación dé paso a la esperanza.
Gabriel
Benedicto
Párroco de
la Parroquia Virgen de la Paloma”.