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Foto: Fundación Madrina |
“El primer mes de
la pandemia solo dábamos comida nosotros”. Y lo hacían a “colas kilométricas”
que han bautizado con el sobrenombre de las ‘colas del hambre’. “Ha habido
mucho silencio. Y no se habla de las colas del hambre y de la gente sin techo” en
una situación muy difícil para todos.
Por eso, después de
ayudar en lo que podían a las personas de la Cañada Real durante meses, cuando
llega la nieve, reaccionan a tiempo. En este lugar, pobre de por sí, abandonado
por prejuicios y dejadez, se quedan sin luz en la nevada más grande de los
últimos tiempos en España.
“Hemos entregado juguetes, comida diaria, leche maternizada y
no hemos dejado de estar ahí. Desde el viernes que empezaron a mandarnos SOS:
que no llegaban las ambulancias, que había nacido ahí un bebé sin asistencia y
que nadie les ayuda a quitar la nieve”.
De hecho, Madrina ha pedido al Ayuntamiento que les done la
leña de los árboles destruidos por el temporal para que en la Cañada Real
puedan calentarse aunque sea con hogueras.
No somos
conscientes de la necesidad que va a generar esta crisis sanitaria en todo el
mundo. Pero tampoco sabemos todavía el alcance que ya ha tenido en nuestros
vecinos del mismo país, de la misma ciudad. En la Cañada Real se viven dramas
todos los días.
“Por
ejemplo el de un hombre con problemas de ictus y que no se puede mover. Fuimos
con voluntarios el domingo, le limpiamos la nieve, le entregamos comida,
mantas… Hemos ido todos los días entregando mantas, sacos de dormir, leña,
estufas y bombonas de butano. Están sin electricidad desde agosto”.
Uno de los
problemas de la Cañada Real son los prejuicios que existen sobre este lugar. Proliferan
las drogas y la delincuencia y unos pocos influyen a muchos. “Unos cuantos
actúan en determinados sectores, pero hay casas donde hay gente española
malviviendo. La mayoría quieren trabajar”.
Acompañamiento,
comida, mantas, cariño, regalos de Reyes Magos… la Fundación Madrina aporta
todo esto en la Cañada Real. Pero también lo más importante:
“¿Quién quiere
bautizar a los niños?” preguntó Conrado. “Y me decían mis dos hijos ‘yo
quiero’, y son los primeros que se van a bautizar en la Cañada Real”. La labor
que realiza la fundación es humanitaria, pero también evangelizadora.
Madrina trabaja en
toda España apoyando a madres y niños con comida y diferentes necesidades.
“El
mayor fruto que ha habido es que hemos conseguido que mil bebés no se aborten.
Hemos estado apoyando a todas las embarazadas de ahí: hemos hecho mil ecografías.
En la Cañada hay mucha madre adolescente que necesita apoyo. Vamos a hacer 800
bautizos en la parroquia, bodas y comuniones para personas con dificultades”.
Y Conrado me despide
con una frase que sin duda resume el porqué y el sentido de la labor de la Fundación
Madrina:
“Cada niño que nace es un mensaje y es que Dios no ha
perdido la esperanza en el hombre”.
Javier González García
Fuente: Aleteia