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Marcos Luchoro dando la comunión a un familiar el día de su ordenación diaconal / Archidiócesis de Toledo |
-¿Cómo
se fragua tu vocación sacerdotal y cuáles son las realidades pastorales que te
han ayudado en tu proceso vocacional?
- En
mí la vocación empezó en la primera comunión, en la cual tuve un encuentro muy
fuerte con el Señor que cautivó mi corazón, pero con el tiempo y por diversas
circunstancias me fui alejando de Él hasta que se encontró conmigo en 4° de la
ESO en una peregrinación a Montserrat. Posteriormente cuando estaba cursando 1°
de bachillerato, después de un tiempo de amistad profunda con el Señor, en una peregrinación al
santuario de Fátima, vi que el Señor quería que fuese su sacerdote.
Lo
que más me ha ayudado ha sido el amor y el cuidado de las madres agustinas, que
me han transmitido el Amor del Señor y la alegría y cercanía de los sacerdotes
y su vida radicalmente entregada al Señor.
-¿Cómo
aceptó tu familia la decisión de tu ingreso en el Seminario Mayor “San
Ildefonso”?
-A mi
familia le costó mucho, porque soy el mayor y además porque yo no se lo quería
decir ya que me quedaba un año para terminar los estudios en el colegio
“Sagrados Corazones” de Talavera. Quería discernir. Ellos lo supieron a través
de otras personas. Fue duro para ellos y no lo entendían; pensaban que era como un amor de
verano. Pero ya lo han asimilado y sólo quieren que sea feliz.
-¿Cuál fue la
reacción de tus amigos al conocer tu decisión de ser sacerdote?
-La
inmensa mayoría, por no decir todos, se alegraron muchísimo. Para ellos tener
un amigo que va a ser sacerdote ha sido un regalo. Siempre se han preocupado
por mí; por ejemplo interesándose cómo van mis cosas del Seminario. Es un regalo tener amigos tan
buenos y que están cerca del Señor.
-
¿Qué significa para ti el haber recibido la ordenación del diaconado?
-Para
mí, particularmente, significa demasiado. No acabo de comprender el inmenso don que he recibido.
Es, por una parte, el comienzo de la entrega; pero, por otra, es como ser
expropiado de mí mismo. Consagrado sólo para el Señor. Es precioso ver qué
rápido se ha pasado el tiempo y cómo el Señor ha actuado en mi vida
patentemente.
-
¿Qué aspectos subrayas como los más importantes de la entrega sacerdotal a la
que te dispones y que será el culmen de tu itinerario formativo en el
Seminario?
- La unión profunda con el Señor a
la que somos llamados y la consagración a Él; el servicio, como el Señor en
el lavatorio de los pies; la entrega total a los demás, a nuestra madre la
Iglesia. Y, sobre todo, el gran regalo y responsabilidad de administrar sus
sacramentos.
-¿Qué
te ilusiona más de tu ministerio como diácono y del futuro ministerio
sacerdotal?
- A
mí particularmente me
ilusiona mucho administrar los sacramentos y entregarme para que otros
se puedan encontrar con el Señor como me ha pasado a mí.
-¿Alguna
reflexión para los jóvenes que puedan leer esta entrevista y que se planteen la
vocación sacerdotal?
-Es normal tener miedo, dudas, pero
si el Señor te llama, dáselo, que Él no es egoísta. Jesús te reclama
para hacerte suyo y dártelo todo. Es un regalo ser elegido por el Señor y dar
la vida por la salvación del mundo. No tengas miedo que Él te lo da todo y sólo
Él te va a hacer feliz. Nada se compara al Amor del Señor.
Fuente: ReL