La luz de Jesús y María
Esta mañana, cuando estábamos
rezando el oficio divino, en la iglesia se ha ido la luz.
Hay unos focos que iluminan muy bien
pero, cuando hay un corte de luz, tardan en encenderse de nuevo y nos dejan a
oscuras un buen rato. Pero, ¡maravilla!, después del apagón, el Cristo, el
Sagrario en medio y la Virgen del Rosario permanecen encendidos. Son otro tipo
de bombillas, que enseguida vuelven a iluminarse, a diferencia de las otras,
que tardan un buen rato en coger fuerza para alumbrar.
Este hecho me ha hablado al
corazón… Cuando algo nos falla, creemos que siempre va a ser así y nos
acongojamos; acudimos a la oración y... a lo mejor el Señor no nos da una
respuesta rápida.
Sin embargo, Jesús y María son
los que continuamente nos iluminan, protegen y dan ánimo diciéndonos: “No os
preocupéis, no estáis solos, nosotros os damos esa LUZ”.
Pensando todo esto, de repente
resuena dentro de mí una canción que nos canta nuestra hermana Israel con mucha
unción: “Enciende una luz y déjala brillar, la luz de Jesús, que brille en todo
lugar... enciende una luz en la oscuridad”. Pero si este regalo hace iluminando
a 15 mujeres que todo el día están pendientes de Él, ¿qué no hará con el resto
de estos hijos suyos de todo el mundo?
En este tiempo de Adviento, sigue
iluminándonos la Liturgia de la Iglesia: “Mirad, el Señor vendrá… en aquel día
habrá una gran luz… su resplandor ilumina toda la tierra.”
Hoy el reto del amor es ponerte a
la escucha, en un ratito de silencio, para recibir esa luz, y que así puedas
transmitirle fuerza y alegría a alguien que sepas que está pasando por un mal
momento, con una palabra de aliento y alegría, con esa LUZ que te regala Jesús
Niño.
VIVE DE CRISTO
Fuente: Dominicas de Lerma