HOY EL RETO DEL AMOR ES PONERTE A LA ESCUCHA, EN UN RATITO DE SILENCIO, PARA RECIBIR ESA LUZ

La luz de Jesús y María

Hola, buenos días, hoy sor Agustina nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.

Esta mañana, cuando estábamos rezando el oficio divino, en la iglesia se ha ido la luz.

Hay unos focos que iluminan muy bien pero, cuando hay un corte de luz, tardan en encenderse de nuevo y nos dejan a oscuras un buen rato. Pero, ¡maravilla!, después del apagón, el Cristo, el Sagrario en medio y la Virgen del Rosario permanecen encendidos. Son otro tipo de bombillas, que enseguida vuelven a iluminarse, a diferencia de las otras, que tardan un buen rato en coger fuerza para alumbrar.

Este hecho me ha hablado al corazón… Cuando algo nos falla, creemos que siempre va a ser así y nos acongojamos; acudimos a la oración y... a lo mejor el Señor no nos da una respuesta rápida.

Sin embargo, Jesús y María son los que continuamente nos iluminan, protegen y dan ánimo diciéndonos: “No os preocupéis, no estáis solos, nosotros os damos esa LUZ”.

Todo estaba a oscuras, excepto ellos, con sus focos, y era como si cada uno me hablase: Cristo Crucificado, siempre a nuestro lado: “no tengáis miedo, Yo soy la luz del mundo”; el Sagrario: “aquí estoy, siempre esperándoos, iluminando vuestras tinieblas”; y la Virgen del Rosario, María, la Madre consoladora, diciendo a su Hijo: “No tienen luz…”.

Pensando todo esto, de repente resuena dentro de mí una canción que nos canta nuestra hermana Israel con mucha unción: “Enciende una luz y déjala brillar, la luz de Jesús, que brille en todo lugar... enciende una luz en la oscuridad”. Pero si este regalo hace iluminando a 15 mujeres que todo el día están pendientes de Él, ¿qué no hará con el resto de estos hijos suyos de todo el mundo?

En este tiempo de Adviento, sigue iluminándonos la Liturgia de la Iglesia: “Mirad, el Señor vendrá… en aquel día habrá una gran luz… su resplandor ilumina toda la tierra.”

Hoy el reto del amor es ponerte a la escucha, en un ratito de silencio, para recibir esa luz, y que así puedas transmitirle fuerza y alegría a alguien que sepas que está pasando por un mal momento, con una palabra de aliento y alegría, con esa LUZ que te regala Jesús Niño.

VIVE DE CRISTO

Fuente: Dominicas de Lerma