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Foto: Carlos Daniel / Cathopic. |
"La escucha del
Evangelio, punto culminante de la Liturgia de la Palabra, se caracteriza por
una particular veneración, expresada no solo en los gestos y en las
aclamaciones, sino también en el mismo libro de los Evangelios", por lo
cual el documento propone solemnizar su entrada o, si no hay Evangeliario,
"su colocación sobre el altar".
2. "Respetar las
lecturas indicadas" con "versiones de la Biblia aprobadas"
La razón es que "la
ordenación de las lecturas bíblicas dispuesta por la Iglesia en el Leccionario
suministra el conocimiento de toda la Palabra de Dios" y por tanto esas
lecturas deben ser respetadas "sin sustituirlas o suprimirlas,
utilizando versiones de la Biblia aprobadas para el uso litúrgico". Su
proclamación es un "vínculo de unidad" entre los fieles y les ayuda
"a recibir de Dios la palabra que salva".
3. "Canto del Salmo
responsorial"
El Salmo responsorial es
"la respuesta de la Iglesia orante", por lo cual "se ha de incrementar
el servicio del salmista en cada comunidad".
4. La predicación de la
homilía debe hacerse "con especial dedicación"
La homilía debe exponer
"los misterios de la fe y las normas de vida cristiana", y es una
"gran responsabilidad" para los pastores explicar las
Escrituras de modo que "todos entiendan". Para ello pueden aprovechar
"los medios propuestos por la Iglesia", entre los que cita el
propio Directorio homilético de
la Congregación.
5. Favorecer el silencio
La razón es que "el
silencio... favoreciendo la meditación", permite que la Palabra de Dios
"sea acogida interiormente".
6. Los lectores deben
prepararse, no improvisar
Se refiere tanto a
sacerdotes y diáconos como a lectores. El ministerio de estos últimos
"requiere una específica preparación interior y exterior, la familiaridad
con el texto que ha de ser proclamado y la necesaria práctica en
el modo de proclamarlo, evitando toda improvisación".
7. Reservar el ambón solo
para la Palabra
"Por el valor que
tiene la Palabra de Dios, la Iglesia invita a cuidar el ambón desde el cual es
proclamada", dice la Nota, pues "no se trata de un mueble funcional,
sino del lugar apropiado a la dignidad de la Palabra de Dios",
al modo en el cual lo es el altar para el Cuerpo de Cristo: "No es
aconsejable" utilizarlo "para comentarios, avisos, dirección del
canto".
8. Cuidar los Libros
Los libros empleados
"contienen los textos de la Sagrada Escritura" y suscitan
"veneración por el misterio de Dios", por lo que "se ha de cuidar
su aspecto material y su buen uso". No deben ser sustituidos por
"folletos" o "fotocopias".
9. Ofrecer formación
litúrgica
El cardenal Sarah aconseja
que, antes o después del Domingo de la Palabra de Dios, tengan lugar "encuentros
formativos para poner de manifiesto el valor de la Sagrada Escritura
en las celebraciones litúrgicas", cómo se distribuye a lo largo del año,
sus tiempos, la estructura de los ciclos dominicales y feriales, etc.
10. Promover el rezo de
Laudes y Vísperas
El Domingo de la Palabra de
Dios es "ocasión propicia para profundizar en el vínculo existente entre
la Sagrada Escritura y la Liturgia de las Horas", para algunas de las
cuales puede promoverse una "celebración comunitaria".
San Jerónimo
El texto concluye poniendo
a San Jerónimo (c. 342-420), ermitaño en Tierra Santa y
traductor al latín de la Biblia (la edición Vulgata que el Concilio de Trento ordenó
fuese "tenida por auténtica"), como ejemplo "por el gran amor
que tuvo a la Palabra de Dios".