Las preocupaciones de los obispos españoles: el Coronavirus, la educación, la eutanasia y la tentación de crear muros
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La situación en la que nos
encontramos: plena pandemia y con mucho sufrimiento en las diócesis: sanitario,
social y económico. La coyuntura política: en ciernes de leyes polémicas:
educativa (ley Celaa), eutanasia y la amenaza eterna de la derogación de los
Acuerdos Iglesia Estado. El estreno de la presidencia: primer discurso del
cardenal Juan José Omella, arzobispo de Barcelona.
«¿Cómo será su intervención?
¿Reivindicativa o conciliadora? ¿Perfil social-político o perfil pastoral?» se preguntaban muchos antes del comienzo de
su discurso. Un discurso que no defraudó a
nadie puesto que unió ambas tensiones.
Coronavirus
La primera parte de su
intervención estuvo centrada en la pandemia y el Coronavirus. Todo queda en
segundo plano a raíz de lo que está ocurriendo y que también condiciona la
Asamblea Plenaria. La sala semipresencial y el miedo al contagio, pues los
obispos son población de alto riesgo (por su edad y condiciones de salud).
«Quiero manifestar mi pésame y esperanza a las familias de todos los
difuntos que nos han dejado durante este tiempo de pandemia. También quiero
estar cerca de aquellos que padecen las consecuencias económicas de la
#Covid19».
Un recuerdo a los obispos
fallecidos, al Papa Francisco y sus palabras ante la pandemia: «Frente al
sufrimiento, donde se mide el verdadero desarrollo de nuestros pueblos,
descubrimos y experimentamos la oración sacerdotal de Jesús: ‘Que todos sean
uno'» (Jn 17, 21).
También palabras para no olvidar
a los más necesitados: “a las personas sin hogar, a quienes sufren soledad, a
los inmigrantes y refugiados varados en las fronteras, a las mujeres víctimas
de trata y prostituidas”.
Reivindicó el papel de la
Iglesia: «Humildemente lo debemos reconocer. La Iglesia ha multiplicado
exponencialmente su atención a las personas y a las familias vulnerables a
través de Caritas y de la numerosa red de entidades impulsadas por
todo tipo de instituciones y comunidades cristianas”.
Hace falta concordia
En su parte más social el
Cardenal Omella quiso ofrecer una visión esperanzadora ante la pandemia. Quiso
animar a los jóvenes: «están sufriendo una importante quiebra de sus proyectos
de futuro y no tienen todavía la perspectiva histórica de haber vivido otras
duras crisis que hemos logrado superar».
Algunas claves y recetas para
superar esta crisis:
«Es el momento de la cohesión, de la cordialidad, de trabajar unidos, de
mirar a largo plazo liberándonos del cortoplacismo de las elecciones o
de la bolsa. Como dijo el Papa Francisco, ‘las ideologías sectarizan, las
ideologías deconstruyen la patria, no construyen'».
“Debemos promover un mercado
laboral digno que permita conciliar la vida laboral con la familiar. A la vez,
tenemos que apostar por una economía que tenga el horizonte puesto en la
prosperidad inclusiva y sostenible”, añadía el arzobispo de Barcelona.
En su intervención recordaba
que «solo la concordia, el consenso y la cooperación nos hacen crecer
como país». Y pidió responsabilidad a los parlamentarios: “deben
contribuir a mejorar la cultura política”.
Asignatura de religión y Eutanasia
La ley Celaa y la situación de la
asignatura de Religión se ha convertido en un tema candente: «Defendemos la
presencia de la asignatura de religión. En una sociedad tecnocrática
en la que un pequeño virus nos ha desbordado, se hace más necesaria que nunca
la enseñanza y el cultivo de la filosofía, de la teología y de la
espiritualidad», afirmaba.
La Eutanasia y su posible
regulación era otro tema esperado.
«Ante el sufrimiento que derriba a las personas, algunos proponen la
eutanasia como solución. Nosotros, ante este grave dolor humano, apostamos por
una cura integral de las personas que trabaje todas sus dimensiones: médica,
espiritual, relacional y psicológica».
Finalizaba la parte más política
de su mensaje alertando ante las posibles ideas xenófobas: «el riesgo que
amenaza a las personas migrantes y que parece haber cuajado en ideologías
xenófobas que ceden a la tentación de hacer una cultura de muros».
Por ello quiso mostrar la
importancia de la colaboración:
«Trabajar por la reconstrucción de nuestro país debe incluir la continuidad
de nuestros compromisos con la cooperación para el desarrollo de todos los
pueblos tanto desde las Administración Públicas como desde las instituciones
eclesiales, civiles y el compromiso de los ciudadanos».
Respuesta al examen de la pandemia
Acabó su discurso mostrando que
estamos en un momento de «examen ante esta pandemia». La Iglesia necesita
«mejorar nuestra actitud de servicio, intensificar nuestro compromiso de salida
a las periferias sociales y existenciales, y anunciar el mayor tesoro que hemos
recibido: la alegría del Evangelio».
El colofón del mensaje quedó para
la cita al Papa Francisco y Frattelli Tutti: «Anhelo que en
esta época que nos toca vivir, reconociendo la dignidad de cada persona humana,
podamos hacer renacer entre todos, un deseo mundial de hermandad».
Alvaro Real
Fuente: Aleteia
