SANTO DE DÍA: SAN JUAN CRISÓSTOMO, PATRONO DE LOS PREDICADORES

El primer acto del nuevo Obispo fue provocar la reconciliación entre Flaviano y Roma. La misma Constantinopla comenzó pronto a sentir el impulso de una nueva vida eclesiástica

Dominio público
Chrisostomos “boca dorada” llamado así debido a su elocuencia. Nació en Antioquía, cerca del año 347; murió en Comana en Ponto el 14 de septiembre de 407.

Antioquía era la segunda ciudad de la parte oriental del Imperio Romano. Durante todo el siglo IV disputas religiosas perturbaron al imperio y encontraron su eco en Antioquia.

Su padre, Segundo, era un oficial de alto rango en el ejército sirio. Murió poco después del nacimiento de Juan, y Antusa, su mujer, de solamente veinte años de edad, se hizo cargo sola de sus dos hijos, Juan y una hermana mayor.

Afortunadamente era una mujer de inteligencia y carácter. No sólo instruyó a su hijo en la piedad, sino que además lo envió a las mejores escuelas de Antioquía, aún cuando se pudieran hacer sobre ellas muchas objeciones con relación a moral y religión.

Además de las clases de Andragatio, un filósofo no conocido en otra parte, Crisóstomo fue alumno de Libanio, al mismo tiempo el más famoso orador de ese período y el más tenaz adherente al paganismo declinante de Roma. Como podemos observar en posteriores escritos de Crisóstomo, obtuvo en ese momento una considerable erudición griega y cultura clásica, que de ningún modo repudió en sus días posteriores.

LECTOR Y MONJE

Fue un punto crucial muy decisivo en la vida de Crisóstomo el día que conoció al obispo Melecio (alrededor de 367). El carácter sincero, gentil y encantador de este hombre cautivó a Crisóstomo de tal manera que pronto comenzó a apartarse de los estudios clásicos y profanos y a dedicarse a una vida religiosa y ascética. Estudió las Sagradas Escrituras y frecuentó los sermones de Melecio. Alrededor de tres años después recibió el Santo Bautismo y fue ordenado lector. Pero el joven clérigo, atraído por el deseo de una vida más perfecta, poco después entró en una de las sociedades ascéticas cerca de Antioquía, la que estaba bajo la dirección espiritual de Carterio y especialmente del famoso Diodoro, más tarde obispo de Tarso. 

La oración, el trabajo manual y el estudio de las Santas Escrituras eran sus principales ocupaciones, y podemos muy bien suponer que sus primeros trabajos literarios datan de aquella época, ya que prácticamente todos sus primeros escritos tratan temas de ascetismo y monaquismo. Cuatro años después, Crisóstomo decidió vivir como anacoreta en una de las cuevas cercanas a Antioquía. Permaneció allí dos años, pero como su salud estaba bastante deteriorada por indiscretas vigilias y ayunos en heladas y frío, prudentemente regresó a Antioquia para recuperar su salud, y reasumió su oficio de lector en la Iglesia.

DÍACONO Y SACERDOTE DE ANTIOQUÍA

Como las fuentes sobre Crisóstomo dan una cronología incompleta de su vida, no podemos sino determinar aproximadamente las fechas para este período Antíoco. Muy probablemente a comienzos de 381 Melecio lo ordenó diácono, antes de su propia partida hacia Constantinopla, donde murió como presidente del Segundo Concilio Ecuménico de Constantinopla. El sucesor de Melecio fue San Flaviano. Lazos de simpatía y amistad ligaban a Crisóstomo con su nuevo obispo. Como diácono tuvo que asistir en las funciones litúrgicas, cuidar a enfermos y pobres, y probablemente fue encargado en alguna medida de enseñar a los catecúmenos. Al mismo tiempo continuó con su trabajo literario En el año 386 Crisóstomo fue ordenado sacerdote por San Flaviano, y desde allí data su real importancia en la historia eclesiástica.

Su principal tarea durante los siguientes doce años fue la de predicar, lo que debía ejecutar con el Obispo Flaviano, o en lugar del mismo. Pero no hay dudas que gran parte de la instrucción religiosa popular y la educación recayeron sobre él.

OBISPO DE CONSTANTINOPLA

En el curso ordinario de las cosas Crisóstomo debió haberse convertido en el sucesor de Flaviano en Antioquia. Pero el 27 de septiembre de 397, muere Nectario, Obispo de Constantinopla. De esta repentina manera Crisóstomo fue urgido hacia la capital, y ordenado Obispo de Constantinopla el 26 de Febrero de 398. El primer acto del nuevo Obispo fue provocar la reconciliación entre Flaviano y Roma. La misma Constantinopla comenzó pronto a sentir el impulso de una nueva vida eclesiástica.

Cuando ellos habían escasamente dejado Constantinopla, una inmensa conflagración destruyó la catedral, el senado y otros edificios. Los seguidores del obispo exiliado fueron acusado del crimen y perseguidos.

Apresuradamente Arsacio, un anciano, fue designado sucesor de Crisóstomo, pero fue pronto sucedido por el astuto Ático. Quienquiera que rehusara entrar en comunión con ellos era castigado con la confiscación de su propiedad y el exilio. En cuanto a Crisóstomo, fue conducido Cucuso, un aislado y escabroso lugar en la frontera este de Armenia, continuamente expuesto a las invasiones de los isáuricos. En el siguiente año tuvo hasta que huir por cierto tiempo al castillo de Arabiso para protegerse de esos bárbaros. Mientras tanto siempre mantenía correspondencia con sus amigos y nunca abandonó la esperanza de regresar. 

Cuando las circunstancias de esta deposición fueron conocidas en el Occidente, el Papa y los obispos italianos se declararon en su favor. El emperador Honorio y el Papa Inocencio I intentaron convocar un nuevo sínodo, pero sus delegados fueron apresados y enviados a casa. El Papa rompió toda comunión con los patriarcas de Alejandría, Antioquia (donde un enemigo de Crisóstomo había sucedido a Flaviano), y Constantinopla, hasta que (después de la muerte de Crisóstomo) consintieron admitir su nombre en los dípticos de la Iglesia. Finalmente todas las esperanzas para el exiliado obispo se desvanecieron. Aparentemente el estaba viviendo demasiado para sus adversarios. 

En el verano de 407 se dio la orden de llevarlo a Pithyo, un lugar en la frontera extrema del imperio, cerca del Cáucaso. Uno de los dos soldado que tuvo que llevarlo le causó todo tipo de sufrimientos posibles. Fue forzado ha hacer largas marchas, fue expuesto a los rayos del sol, a las lluvias y el frío de las noches. Su cuerpo, ya debilitado por varias enfermedades severas, finalmente se quebró. El 14 de septiembre la partida estaba en Comana en Ponto. En la mañana Crisóstomo había pedido descansar allí considerando el estado de su salud. En vano; fue forzado a continuar su marcha. Muy pronto se sintió tan débil que tuvieron que volver a Comana. Algunas horas después Crisóstomo murió.

Fuente: ACI