Después de la oración mariana, el Pontífice realizó un
llamamiento a una acogida humana y digna de los migrantes del campo de
refugiados de Moria, devastado por los incendios
Las dificultades de tantas personas en el mundo están
en el corazón del Papa Francisco. Después del rezo del Ángelus, dirigió su
pensamiento a "las numerosas manifestaciones populares de protesta que
expresan el creciente malestar de la sociedad civil ante situaciones políticas
y sociales particularmente críticas".
Al tiempo que insto a los manifestantes a que
presenten sus demandas de forma pacífica, sin ceder a la tentación de la
agresión y la violencia, hago un llamamiento a todos aquellos que tienen
responsabilidades públicas y gubernamentales para que escuchen la voz de sus
conciudadanos y satisfagan sus justas aspiraciones garantizando el pleno
respeto de los derechos humanos y las libertades civiles.
Francisco también hace un llamamiento a las
comunidades eclesiales que viven en esos contextos para que los pastores
trabajen "en favor del diálogo y la reconciliación".
Una acogida
digna
El Papa también piensa en lo que está
pasando en el campo de refugiados de Moria, en la isla de Lesbos, devastada por
los incendios. Incendios que han dejado a "miles de personas sin refugio,
ni siquiera precario", y piensa en su visita en 2016:
Esta
siempre vivo en mí el recuerdo de la visita allí, y el llamamiento lanzado
junto con el Patriarca Ecuménico Bartolomé y el Arzobispo Jerónimo de Atenas,
para garantizar una acogida humana y digna a las mujeres y hombres migrantes, a
los refugiados, a los que buscan asilo en Europa. Expreso mi solidaridad y
cercanía a todas las víctimas de estos dramáticos acontecimientos.
La colecta para la Tierra Santa
En el contexto actual, esta colecta es todavía más un
signo de esperanza y solidaridad con los cristianos que viven en la tierra
donde Dios se hizo carne y murió y resucitó por nosotros. Hoy realicemos una
peregrinación espiritual, en espíritu, con la imaginación, con el corazón, a
Jerusalén, donde, como dice el Salmo, están nuestras fuentes. Y cumplamos un
gesto de generosidad para con aquellas comunidades.
Por último, un pensamiento a los ciclistas que padecen
la enfermedad de Parkinson, y que han recorrido la Vía Francígena desde Pavía
hasta Roma, a las comunidades Laudato si' que se han comprometido a custodiar
la Creación, a las familias italianas que en agosto se dedicaron a la
hospitalidad de los peregrinos.
Benedetta Capelli - Ciudad del Vaticano
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