Al destacar que “corremos el riesgo de olvidar”, Francisco les dijo que “este encuentro ayuda a la Iglesia a no olvidar”, a conservar esto en el corazón y, sobre todo, “a confiar sus seres queridos al corazón de Dios Padre”
Antes de mediodía, el Santo Padre recibió en audiencia, en la Sala del Consistorio del Palacio Apostólico, a los familiares de los adolescentes que perdieron sus vidas, trágicamente, en la discoteca de Corinaldo, Ancona, el 8 de diciembre de 2018.
A estos queridos hermanos y hermanas el Santo Padre
les agradeció ante todo el hecho de haber viajado para compartir su dolor y su
oración también con él. Y les dijo que recuerda que, cuando ocurrió esta
tragedia, se sintió conmovido. Pero con el paso del tiempo, y
desafortunadamente con la sucesión de muchas otras tragedias humanas, Francisco
afirmó que “corremos el riesgo de olvidar”. Por esta razón afirmó que “este
encuentro ayuda a la Iglesia a no olvidar”, a conservar esto en el corazón y,
sobre todo, “a confiar sus seres queridos al corazón de Dios Padre”.
Francisco se
une de corazón al sufrimiento de las familias
“Cada muerte trágica trae consigo un gran dolor. Pero
cuando arrebata a cinco adolescentes y a una joven madre, es inmenso,
insoportable, sin la ayuda de Dios. No entro en las causas de los accidentes en
la discoteca donde murieron sus familiares. Pero me uno con todo mi corazón a
su sufrimiento y a su legítimo deseo de justicia”
Pensar en
Nuestra Señora de Loreto como Madre
Además, el Papa les ofreció una palabra de fe, de
consuelo y de esperanza. Y al recordar que Corinaldo, el lugar de la tragedia,
se encuentra en una zona sobre la que vela Nuestra Señora de Loreto, cuyo
Santuario está cerca, los invitó a pensar que ella, como Madre.
“Madre que nunca les quitó su mirada, sobre todo en
aquel momento de confusión dramática; que los acompañó con su ternura”
La Virgen no olvida
nuestras súplicas
Al destacar que muchas veces la invocaron
en el Ave María: "¡Ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de
nuestra muerte"!, el Santo Padre les dijo que “aunque en aquellos
instantes caóticos no pudieron hacerlo, la Virgen no olvida nuestras súplicas.
“Seguramente los acompañó al abrazo
misericordioso de su Hijo Jesús”
El Papa recordó que esta tragedia tuvo lugar durante la noche, en la madrugada del 8 de diciembre de 2018, fiesta de la Inmaculada. Y aquel mismo día, al final del rezo del Ángelus – dijo Francisco – “recé con las personas por las jóvenes víctimas, por los heridos y por ustedes, sus familiares”. Asimismo afirmó que sabe que muchos, empezando por sus Obispos – presentes también en este encuentro – sus sacerdotes y comunidades, los han sostenido con la oración y el afecto.
“Cuando perdemos un papá o una mamá, somos
huérfanos: hay un adjetivo. Huérfano, huérfana. Cuando el cónyuge se pierde en
el matrimonio, quien queda es un viudo o una viuda: hay un adjetivo para esto.
Pero cuando se pierde a un hijo, no hay adjetivo. La pérdida de un hijo es
imposible de ‘adjetivar’. He perdido a mi hijo: pero, ¿qué...? No, no: no soy
ni huérfano ni viudo. He perdido a un hijo. Sin adjetivo. No hay ninguno. Y
ésta es su gran dolor”
“También
mi oración por ustedes continúa – concluyó el Papa – que acompaño con mi
bendición”.
“Ahora me gustaría rezar junto con ustedes
el Ave María por Asia, Benedetta, Daniele, Emma, Mattia y Eleonora”
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