San
Juan Pablo II subrayó, en su viaje apostólico de 1997, la imposibilidad de
construir una unidad duradera cortando las raíces cristianas "a partir de
las cuales han crecido las naciones y culturas de Europa"
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Stanislaus Gadecki, Presidente de la Conferencia Episcopal polaca. |
El
presidente de los obispos polacos expresa su preocupación por el continente
europeo, donde hay “egoísmo político y económico y en una débil sensibilidad al
valor de la vida humana y la dignidad de cada ser humano”.
"Debemos
volver a la convicción de los Padres Fundadores de la Unión Europea, que
querían que el futuro se basara en la capacidad de trabajar juntos para superar
las divisiones y promover la paz y la unidad entre todos los pueblos del
continente. En el centro de este ambicioso proyecto político estaba la
confianza en el hombre, no tanto como ciudadano o sujeto económico, sino como
persona dotada de una dignidad trascendente". Así lo declaró Monseñor
Stanisław Gądecki, presidente de la Conferencia Episcopal Polaca (Cep),
hablando el 18 de julio en el Cuarto Congreso Internacional del movimiento
"Europa Christi - Mundus Christi", que termina hoy en el monasterio
de Wigry.
"Tras
la caída del Muro visible [de Berlín], el muro invisible que aún divide nuestro
continente es aún más evidente. Es un muro que atraviesa los corazones humanos.
Está hecho de ansiedad y agresión" (...). Se basa en el egoísmo político y
económico y en una débil sensibilidad al valor de la vida humana y la dignidad
de cada ser humano", señaló Monseñor Gądecki en un momento en que Europa
está nuevamente dividida en cuanto al "Recovery Fund", el fondo para
la recuperación después de Covid-19.
"Aún
queda un largo camino por recorrer para la verdadera unificación del continente
europeo. No habrá unidad en Europa hasta que sea una comunidad
espiritual", añadió el presidente del Cep, citado por la agencia católica
polaca Kai, recordando las palabras pronunciadas por San Juan Pablo II en
Gniezno durante su viaje apostólico a Polonia en 1997, en las que el Pontífice
polaco subrayó la imposibilidad de construir una unidad duradera cortando las
raíces cristianas "a partir de las cuales han crecido las naciones y
culturas de Europa".
Refiriéndose
a las enseñanzas del Papa Francisco y de Benedicto XVI, en su discurso el
arzobispo de Poznań también destacó el papel de la familia en el proceso de
unificación europea: "Una familia unida, fértil e indisoluble trae consigo
los elementos fundamentales para dar esperanza al futuro. Sin esta solidez, se
construye sobre arena con graves consecuencias sociales. Por último subrayó la
importancia de la familia: "no sólo hay que ayuda a dar perspectiva y
esperanza a las nuevas generaciones, sino también a muchas personas mayores,
que a menudo se ven obligadas a vivir en condiciones de soledad y
abandono", dijo Monseñor Gądecki.
Lisa
Zengarini – Ciudad del Vaticano
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