El
Espíritu Santo nos da la valentía de salir de los muros protectores de nuestros
"cenáculos", sin descansar en la vida tranquila o encerrarnos en
hábitos o costumbres, estériles. Es la misión de cada uno de nosotros
2020.05.31 Regina Coeli (Vatican Media) |
“La
fiesta de Pentecostés renueva la conciencia de que la presencia vivificante del
Espíritu Santo habita en nosotros”, dijo el Papa Francisco en la alocución
previa al Regina Coeli. Y nos da la valentía de salir de los muros protectores
de nuestros "cenáculos", sin descansar en la vida tranquila o
encerrarnos en hábitos o costumbres, estériles.
El
Papa Francisco en su alocución previa al Regina Coeli, nos recuerda que esta
celebración de hoy, la Solemnidad del Pentecostés, memoria de la efusión del
Espíritu Santo sobre la primera comunidad cristiana, es la fiesta que renueva
la conciencia de la presencia vivificante del Espíritu Santo, que habita en
nosotros.
El
Espíritu Santo nos da la valentía de salir de los muros protectores de nuestros
"cenáculos", sin descansar en la vida tranquila o encerrarnos en
hábitos o costumbres, estériles. Es la misión de cada uno de nosotros. El
Papa le pidió a la Virgen María, “protagonista con la primera Comunidad de la
admirable experiencia de Pentecostés”, que obtenga para la Iglesia el ardiente
espíritu misionero.
Paz a ustedes
Jesús
resucitado se le aparece a los discípulos, en el Cenáculo, y les dijo: Paz a
ustedes. Palabras que expresan el perdón concedido a los apóstoles que lo
habían abandonado.
“Son
palabras de reconciliación y perdón. Jesús ofrece su paz precisamente a estos
discípulos que tienen miedo, que les cuesta creer lo que han visto, es decir,
la tumba vacía, y que subestiman el testimonio de María de Magdala y otras
mujeres. Jesús perdona y ofrece su paz a sus amigos”.
Perdonando
a sus discípulos y reunirlos en torno a él, Jesús los hace su Iglesia: una
comunidad reconciliada y lista para la misión. Los convierte en valientes
testigos. Los Apóstoles son enviados a prolongar la misma misión que el Padre
ha confiado a Jesús. Es hora de activarse, de ir en misión, no es hora de
quedarse encerrado, ni de arrepentirse de los "buenos momentos"
pasados con el Maestro, dijo el Papa.
Fortalecer nuestra fe
Durante
los domingos de Pascua escuchamos primero este mismo episodio, añadió
Francisco, luego el encuentro con los discípulos de Emaús, luego el del Buen
Pastor, los discursos de despedida y la promesa del Espíritu Santo: todo está
orientado a fortalecer la fe de los discípulos - y también la nuestra – ante la
misión.
Y
Jesús para animar la misión, les entrega a los Apóstoles su Espíritu:
"Sopló sobre ellos y dijo: "Recibid el Espíritu Santo"". El
Espíritu Santo es fuego que quema los pecados y crea hombres y mujeres nuevos;
es fuego de amor con el que los discípulos pueden "incendiar el
mundo", ese amor de ternura que prefiere a los pequeños, a los pobres, a
los excluidos, recordó por último el Pontífice, y dijo que en los sacramentos
del Bautismo y de la Confirmación hemos recibido el Espíritu Santo con sus
dones: sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, conocimiento, piedad, temor
de Dios. Pero este último don, afirmó Francisco, es lo contrario del miedo que
antes paralizaba a los discípulos: es el amor al Señor, es la certeza de su
misericordia y bondad, es la confianza de que podemos avanzar en la dirección
indicada por él, sin perder nunca su presencia y su apoyo.
Patricia
Ynestroza-Ciudad del Vaticano
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