Día 25: El milagro de Calanda
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Dominio público |
Le llevaron al hospital de Valencia y, al ver
que cada vez empeoraba más, lo trasladaron a Zaragoza donde llegó a primeros de
octubre, con mucha fiebre y la pierna totalmente gangrenada. Antes de ingresar
en el hospital fue a la iglesia del Pilar, donde se confesó y comulgó.
Ya en el hospital, viendo los médicos que la pierna no tenía curación
decidieron cortarla cuatro dedos por debajo de la rodilla. Se la serraron sin
más anestesia que una bebida bien cargada de alcohol mientras él se encomendaba
a la Virgen del Pilar. Después de la operación, dos médicos enterraron la
pierna en el cementerio del hospital.
Cuando se repuso de la operación, pasó dos años y medio pidiendo limosna en la
puerta del Pilar y durmiendo en una posada o en los bancos del hospital.
Regresó a Calanda. Una noche soñó que se untaba el muñón con el aceite de la
lámpara de la iglesia del Pilar.
Al
entrar sus padres en la habitación notaron una extraña fragancia; la madre se
aproximó con el candil a su hijo y vio que le salían de entre las sábanas no
una sino las dos piernas. Era su misma pierna amputada: con antiguas cicatrices
de niño y la lesión cerca de tobillo que le hizo el carro cuando le pasó por
encima. Además se comprobó que la pierna enterrada en el cementerio del
hospital no estaba. Todo el pueblo fue testigo del milagro y el párroco celebró
una misa en acción de gracias.
¡Qué grande eres, Madre mía! No necesito ver milagros, porque ya has hecho miles. Pero sí necesito que aumentes mí fe cada día, hasta tenerla tan grande como la tuya. ¡Creo, Madre, pero haz que crea más y más!
Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído. Después termina con la oración final.
¡Qué grande eres, Madre mía! No necesito ver milagros, porque ya has hecho miles. Pero sí necesito que aumentes mí fe cada día, hasta tenerla tan grande como la tuya. ¡Creo, Madre, pero haz que crea más y más!
Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído. Después termina con la oración final.
Fuente:
Web de Javier