A diferencia de otros
lugares del mundo, el COVID-19 no ha monopolizado la agenda en el continente.
No en vano a cada país no le faltan muchos otros problemas a los que hacer
frente
Foto: CNS |
De hecho la pandemia está en el origen de la incapacidad de hacer frente a
un posible brote de polio en Níger, y a los disturbios que en el mismo país
hacen temer represalias contra los cristianos, un «chivo expiatorio» fácil.
La pandemia de coronavirus
sigue extendiéndose por África, aunque (de ser ciertos los datos oficiales) a
un ritmo menor que en otros lugares. A mediodía de este miércoles, el total de
casos sumando el Magreb y los países del África subsahariana superaba los
35.000, con Egipto y Sudáfrica compitiendo por el primer puesto, ambos en torno
a los 5.000. Mientras, muchos países se están planteando empezar a relajar
las medidas de confinamiento para no dañar aún más sus maltrechas economías.
A diferencia de otros
lugares del mundo, el COVID-19 no ha monopolizado la agenda en el continente.
No en vano a cada país no le faltan muchos otros problemas a los que hacer
frente. Empezando por el mismo ámbito sanitario.
Es el caso de Níger, que ha
informado de un nuevo brote de polio, no relacionado con el que se dio por
finalizado en diciembre. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se
han visto afectados dos niños en Niamey, la capital, y en Tillaberi. Según el
organismo, se trata de una nueva transmisión derivada de la vacuna, que también
paralizó a un niño el pasado 15 de febrero.
El problema con el brote
actual, explica el coordinador del Programa para la Erradicación de la Polio en
África de la OMS, Pascal Mkanda, es que la necesidad de dar respuesta al
coronavirus (se han contabilizado 696 casos) obligó a suspender la vacunación
masiva. No será posible pues repetir el abordaje de los brotes de 2019, que
«Níger paró organizando campañas de vacunación de gran calidad».
En esta ocasión, «el virus
de la polio inevitablemente seguirá circulando y podría paralizar a más niños».
Níger se suma así a otros quince países de África que también cuentan con
brotes activos de polio relacionados con la vacuna, entre los que figuran
algunos de sus vecinos como Benín, Burkina Faso, Chad, Malí y Nigeria.
Miedo a ataques
anticristianos
No es el único problema
derivado de la pandemia en este país. «Las normas de confinamiento, en
particular las que afectan a las mezquitas y al toque de queda desde las siete
de la tarde hasta las seis de la mañana han provocado desde el principio
reacciones de protesta por parte de algunos ciudadanos», explicaba hace unos
días a la agencia Fidesel padre Mauro Armanino, de la Sociedad
Misionera de África.
El rechazo de la población
y de los imanes a los cierres hizo que algunas mezquitas fueran cerradas a la
fuerza y sus imanes, detenidos. A ello siguieron las manifestaciones, en las
que participan muchos jóvenes descontentos, que oscilan entre creer que la
enfermedad no existe y que es un problema creado por el Occidente cristiano.
Las protestas fueron in crescendo, hasta provocar escenas de
guerrilla urbana, con los policías usando gases lacrimógenos y los
manifestantes quemando neumáticos.
En este contexto, los
cristianos empiezan a sentir el «temor, no infundado», de que con el inicio del
Ramadán «vuelva a ocurrir lo que ya vivimos en 2015 con las protestas contra la
revista francesa Charlie Hebdo». En Níger, estas manifestaciones se
saldaron con el incendio de iglesias católicas y protestantes y varias muertes,
sin que se tomaran medidas contra los instigadores. «Cada vez que hay malestar
hacia el Gobierno, el chivo expiatorio más fácil e inmediato son los
cristianos», subraya el misionero.
El conflicto en RD Congo...
y ahora inundaciones
Más al sur, la tragedia ha
llegado en forma de lluvias torrenciales. Las que del 16 al 19 golpearon el
sureste de la República Democrática del Congo y causaron al menos 52 muertos.
«Esta desgracia se suma al sufrimiento de la población ya empobrecida y
traumatizada por las adversas condiciones sociales y de seguridad», causadas
por la presencia de diversos grupos armados insurgentes. Dan cuenta de ello los
obispos del país, en un mensaje firmado por su presidente, monseñor Marcel
Utembi, y dirigido a los obispos de las provincias de Kivu del Sur, Tanganyika,
Maniema y Alto Lomami.
Pero ni las lluvias han
conseguido impedir que prosiga el conflicto. En la provincia de Ituri, al norte
de Kivu del Norte, más de 50 personas han sido asesinadas en la última semana
en varios ataques de un grupo armado de naturaleza étnica, según confirmaron a
EFE el Ejército y activistas de la sociedad civil en la zona.
Apoyo desde otros países
«Es demasiado que hayan
asesinado a más de 50 personas en una semana. No es normal», lamentó en
declaraciones telefónicas a la agencia española el dirigente de la sociedad
civil Shabani Awazi. Atribuía este pico de actividad al apoyo de milicianos
ugandeses y tanzanos.
Según esta fuente, el
primer ataque se produjo en la noche del jueves al viernes pasado, cuando
milicianos de la Cooperativa por el Desarrollo del Congo (CODECO), un grupo
armado que opera en Ituri integrado por la comunidad lendu (una etnia de
agricultores), asesinó a 19 civiles en la localidad de Ndujko. Ese mismo
viernes, otros 20 civiles y dos militares también fueron asesinados en el
pueblo próximo de Mahagi, en una acción atribuida al mismo grupo; y ocho más
durante el fin de semana.
«Por el momento, los
milicianos atacan solo a los hema (la otra gran etnia de la región)», dedicada
al pastoreo, aseguró Awazi. Desde mediados del año pasado, en la zona de Djugu
se ha producido un recrudecimiento de los enfrentamientos entre comunidades y
los ataques de grupos armados. Este conflicto ya provocó oleadas de desplazados
a finales de 2017 y principios de 2018, pero la situación había estado calmada
desde entonces.
Atentados de Boko Haram
La violencia persiste
también en la cuenca del lago Chad. Allí, un total de 14 personas fallecieron
este miércoles en dos atentados suicidas en el país del mismo nombre, según
informó a EFE el Gobierno de la región. Los ataques tuvieron lugar esta mañana
en la provincia occidental de Lac, en las poblaciones isleñas de Gomirom y
Kirkindjia, apenas con una hora de diferencia entre la primera y la segunda
explosión, según fuentes oficiales.
Boko Haram mantiene varias
células activas en los islotes del lago. El 9 de abril, el portavoz del
Ejército chadiano, el coronel Azem Bermendoa Agouna, aseguró que habían matado
a 1.000 miembros de Boko Haram durante una operación antiterrorista iniciada el
31 de marzo en represalia por un ataque en el que fallecieron 116 soldados
chadianos, el más mortífero hasta la fecha en este país.
Desde que se radicalizó en
2009, este grupo de origen nigeriano pero que opera en toda la región ha
asesinado a unas 27.000 personas y ha causado más de 3,2 millones de
desplazados internos, principalmente en Nigeria (2.579.141), pero también en
Camerún (297.380), Chad (208.382) y Níger (129.603), según las últimas cifras
de los gobiernos y Naciones Unidas.
Fuente: EFE/Fides/Alfa y
Omega