“En
esperanza estamos salvados"
Hola,
buenos días, hoy Matilde nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
El
año pasado vimos que, uno de los nogales más antiguos del convento, estaba
seco. Era un árbol centenario que había visto vivir a muchas generaciones de
monjas y también les había, con generosidad, dado cada año, sus nueces
suculentas. La antigua bajada al cementerio está llena de nogales, y este era
uno de ellos…
Antonio,
el señor que nos cuida la huerta y que es un gran experto en árboles y en su
poda, nos dijo que había sido dañado en la raíz por un gusano que había subido
por toda la médula del árbol, como así vimos cuando lo cortó…
Todo
este año pasado ha estado el árbol entero a la vera del camino del palomar…
En
estos días, ¡por fin, Antonio le metió la motosierra y ha dejado unos troncos
como asientos, preciosos!… ¡Pero, había uno más grueso, en donde se veía habían
estado muchas ramas gordas injertadas!…
Cuando,
hace dos días, salimos la Madre Priora y yo a pasear, le vimos cargado en una
carretilla… Y pensé: “¡Antonio, quiere hacerle astillas para la gloria!”… Y le
dije a la Madre Priora: “¡No consientas que lo corte, es muy bello para decorar
en el camino y, al verlo, dar gracias a Dios en su creación, cuando vayamos a
pasear!”… A la Madre Priora le pareció bien la propuesta… ¡Y ya está colocado,
como testimonio de la vida centenaria en nuestro monasterio!…
En
la oración, pensaba en “mi tronco vetusto” y tan decorativo… Y el Señor, me
recordaba las palabras de San Pablo: “¡La creación está toda ella gimiendo con
dolores de parto y expectación ansiosa, aguardando la plena manifestación de
los hijos de Dios!” (Rm 8)… Es decir, que… ¡este tronco, que parece muerto,
está a la espera de ser salvado de su caducidad, cuando yo, que poseo las
primicias del Espíritu de Jesús, sea también rescatada, para gozar de la vida
de Dios, la vida eterna!…
La
Palabra de Dios, vino a iluminar mi espíritu y sobre todo acerca de las
criaturas muertas... Oraba al Señor para que, lo que vemos parece sin vida, Él
nos descubra que todo tiene en esperanza una vida mejor, dentro de su núcleo…
Por
tanto, ¡nunca podemos desesperar de nada que parezca sin aliento de vida, pues,
por ser criatura de Dios, en su interior, está gimiendo con gran esperanza!…
“Jesús, ha venido a salvar lo que estaba perdido”… Y, nuestros ojos de fe, así
lo ven en todas las cosas y sobre todo en nuestros hermanos los hombres, los
más necesitados…
Hoy
el reto del amor es prestar en mi oración la fe y la esperanza que a veces
falta en un hermano porque, con la gracia de Dios y su Promesa de vida eterna,
todo volverá a tener el frescor de una criatura nueva…
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma