“Somos creyentes y pensamos que Dios no elige a los
capacitados si no que capacita a los que elige”
La familia, con sus cinco primeros hijos |
En el pasado Congreso Nacional Provida que se
celebró el fin de semana anterior a la declaración del Estado de Alarma contó
su testimonio una familia muy especial, los Gómez Samblas, que
mostraron la belleza de la vida humana, la dignidad de toda persona pero
también el torrente de amor y de fe profunda que les ha permitido superar
situaciones que parecían imposibles.
Alejandro (46 años) y Coro (44 años) son un
matrimonio, ambos controladores aéreos, casados desde hace 21 años y que tienen
ocho hijos, tres biológicos y otros cinco adoptados, todos ellos con graves
discapacidades tanto físicas como intelectuales. Y sobre esta
experiencia quisieron hablar.
"Una llamada en sí misma, no un plan B"
Durante el congreso ofrecieron su historia en boca de
Coro, que comenzó su intervención explicando que “tenemos ocho hijos, aquí
veréis siete, el otro nos mira desde el cielo, es Borja”. Además, indicó que
“los tres primeros hijos son biológicos, los demás también pero han llegado a
nosotros a través de la adopción. Nosotros decimos que tenemos hijos
que nos ha enviado Dios y otros que nos manda Dios a buscarlos”.
El matrimonio siempre había tenido en mente la idea de
adoptar y aunque tuvieron tres hijos propios con el tiempo vieron que lo de
adoptar se convertía para ellos “en una llamada en sí misma y no en un
‘plan B’”.
Optaron por China y allí descubrieron que había hasta
siete años con lista de espera. Observaron que había niños para dar en adopción
pero no los que normalmente se querían. Un año antes el país abrió la adopción
de niños con necesidades especiales, y decidieron que esta era la vía que
debían seguir.
La llegada de la discapacidad a la familia
“Somos creyentes y pensamos que Dios no elige a los
capacitados si no que capacita a los que elige”, afirmaba. No fue
fácil adoptar este tipo de niños. De hecho, recordaba que les “llamaron de
todo, locos e irresponsables, y nos decían que al tener más hijos era una
locura. Pero a nosotros nos parecía lo contrario”.
Así fue como llegó a sus vidas Bruno, que
sufría una cardiopatía compleja y algún problema más. Y esta experiencia
les marcó, pues contaban que una vez que vieron a tantos niños que esperaban
una familia, éstos entraron en su corazón y ya no salieron.
En su experiencia, “la orfandad es la mayor de las
miserias, no la enfermedad. La maravilla que es vivir en familia es la
mayor necesidad del ser humano. A su lado una enfermedad se sobrelleva”. Ya
en España operaron a Bruno y ahora hace deporte y nadie diría que tiene una
cardiopatía.
Olalla, una niña muy especial
No pararon ahí, pues Alejandro y Coro no se olvidaban
de los niños que seguían en China sin familia. Y entonces llegó Olalla.
Tenía también una cardiopatía, pero además sufría síndrome de Noonan, que
implicaba una discapacidad intelectual.
“Así entró en nuestra vida la discapacidad
intelectual, y recomiendo que todas las familias tengan en su hogar o
muy cerca personas con discapacidad intelectual. Estas personas te ayudan a
vivir en lo esencial, te dejas de tonterías. Nos enseñan a vivir sin rencor”,
relataba esta madre.
El milagro viviente de Borja
Borja fue el siguiente en llegar desde China. “Era
especial, tenía sólo medio corazón, era un milagro viviente. Tenía seis
años y había vivido con medio corazón y todas las vísceras descolocadas”, contó
su madre.
Que hubiera vivido tantos años ya era en sí un
milagro, pero Coro indicó que “le adoptamos para luchar a su lado, sin
condiciones. El objetivo era que cuando se fuera lo hiciera desde los
brazos de su familia. Y se fue al cielo muy pronto. Intentamos dos
operaciones”.
"Un gozo doloroso"
Esta experiencia –aseguraba esta familia- “lo
vivimos como un gozo doloroso. Gozo porque sabemos que está en el cielo, y
allí tenemos un intercesor brutal. Lo conseguimos vivir así. Fue doloroso pero
lo vivimos todos en casa, hasta Olalla, con muchísima verdad. Esto es la vida”.
Cuando fueron a China a por Borja conocieron al que era
su “súper mejor amigo” y que ahora es su hermano, Benjamín. En él vieron “un
niño que era pura luz, hablaba sin parar. Nos llamaba y nos echaba piropos. Alejandro
y yo nos miramos y vimos que no podía quedarse ahí”.
La llegada de las sillas de ruedas
Benjamín tiene parálisis de los miembros inferiores
por causa desconocida. Bromeando, Coro explicaba que “así entró en
nuestra vida la silla de ruedas”. Al principio creían que sería algo
dificilísimo para su vida familiar pero “no fue para tanto”.
“Con esta tranquilidad que tuvimos de la silla de
ruedas nos lanzamos otra vez y fuimos a por Samuel, que lleva mes y
medio con nosotros”, contaba Coro sobre la reciente llegada del más pequeño
de la familia, también en silla de ruedas.
Las conclusiones que saca esta familia tan especial
Y antes de acabar esta familia quiso ofrecer tres
conclusiones:
1.
“Lo que nos mueve es el amor. Lo esencial es invisible
a los ojos. Hay que mirar con el corazón, no con los ojos o las
estadísticas. Esa mirada tiene que ser de amor”.
2.
“Somos adictos a los milagros. No somos
adictos al riesgo, nos ponemos en riesgo porque vivimos en la esperanza de
milagro. Si tú no sales de tu zona de confort nunca vas a experimentar
los milagros que hemos experimentado”.
3.
“La experiencia más ‘salvaje’, según la RAE aquello
que no está controlado ni dominado, es la que más te permite crecer”.
Javier
Lozano
Fuente:
ReL