¿Y MI PRIMERA COMUNIÓN, TAMBIÉN SE VA A SUSPENDER?

La crisis sanitaria del coronavirus genera también muchas dudas en los niños que este año pretendían hacer su Primera Comunión

Marko Vombergar-ALETEIA
Puede ser una ocasión para aprovechar el tiempo en casa como un paso más profundo en el camino de preparación para recibir el sacramento. 

Debido a la emergencia sanitaria causada por la enfermedad COVID-19, varios obispos de España están considerando aplazar las primeras comuniones tradicionalmente celebradas en el mes de mayo. Algunos ya comentan sobre la conveniencia de aplazarlas a los meses de septiembre, octubre u noviembre de este año. Esto está generando incertidumbre y en algunos casos cierta tristeza para aquellos niños que vienen preparándose desde hace tiempo para recibir el sacramento.

Elena Gilet, una profesora de Educación Primaria, se enfrentó a este dilema precisamente el día en que iban a cerrar los colegios para comenzar el confinamiento en España. Una de sus alumnas le preguntó preocupada qué sucedería con su Primera Comunión que está prevista para el 2 de mayo en el colegio. A raíz de esta consulta, tuvo la oportunidad de poder compartir con toda la clase unas palabras que hoy pueden ser de gran ayuda para las familias.

“De momento no sabemos qué sucederá porque no sabemos el tiempo que vamos a estar en casa, confinados, pero podemos aprovechar la Cuaresma como ese tiempo que Jesús estuvo cuarenta días solo en el desierto ayunando. Es el momento de vivir bien la Cuaresma y de saber que ahora estamos en casa, pero estamos siempre acompañados por Él”.

La Cuaresma nos invita a hacer renuncias, a perfeccionarnos y disponernos con un corazón abierto para recibir a Cristo. Un tiempo en el que podemos enseñarles a nuestros hijos que tenemos una gracia de dar un paso más en nuestro crecimiento espiritual poniendo en práctica aquellos valores que reflejan la vida del cristiano.

Elena compartió con Aleteia que durante la cuarentena, los adultos podemos colaborar en enriquecer esa preparación que han comenzado profundizando en ella de manera concreta; sabiendo que es una oportunidad para aumentar la fe, entrenar las virtudes y unirse más a Dios en la oración.

AUMENTAR NUESTRA FE 

Hoy contamos con una oportunidad de oro porque ante una dificultad, y esta es una grande, hay que aprovechar los inconvenientes para transformarlos en aprendizaje para la vida. Las cosas a veces no salen como las teníamos planeadas y cuesta encajarlas. Requiere de un entrenamiento forzoso en el que necesitamos de la fe.

ENTRENAR LAS VIRTUDES 

Los tiempos de crisis son tiempos de crecimiento interior. Crecer significa ayudar más en casaestar pendientes de los padres, ser pacientes, más creativos, ver cómo vencer el egoísmo y sobre todo ser generosos para saber dar lo que el otro necesita en tiempos donde la convivencia familiar es intensa.

CREAR HÁBITOS DE ORACIÓN 

Podemos aprovechar este tiempo para rezar y no perder contacto con Dios. Leer pasajes adaptados para los niños, ver una película que les ayude a conocer y mantener esa formación, aprender a rezar el rosario en familia por la unidad de las familias y aquellos que más lo necesitan en estos momentos de sufrimiento.

Solo Dios sabe cuándo será el día, pero es importante estar preparados entendiendo que la situación actual nos enseña que en toda circunstancia de la vida, incluso en las dificultades, él está con nosotros y que de una manera especial podemos ser partícipes de un hermoso encuentro, el encuentro con Jesús, siendo testigos de los signos de su presencia cotidiana.

El deseo de querer estar con él es el que nos predispone siempre a buscarle, a acercarnos más, a estar con el alma despierta y el corazón palpitante. Qué bonito que nuestros hijos puedan tomar este tiempo para valorarlo más, aprender y ejercitarse en ello sabiendo que buscar el encuentro con Cristo es una tarea de amor de todos los días y para toda la vida.

Cecilia Zinicola

Fuente: Aleteia