Un
rito muy curioso que se celebraba en la basílica de Santa María Sopra Minerva
en Roma
El
25 de marzo en Roma, antiguamente, se celebraba un rito muy curioso.
En
el día de la Anunciación, en la basílica de santa Maria Sopra Minerva, tenía
lugar una celebración con grandes “pompas” pontificias para entregar la dote a
las solteronas pobres de Roma, que a causa de sus bajos recursos les era muy
difícil encontrar marido en esa época.
Estas
celebraciones se llevaron a cabo desde el siglo XV al Siglo XIX. La iglesia era
decorada con numerosas luces, tapices, festones de frutas y verduras y el “Rito
de las solteronas” debía ser presidido por el mismo papa que llegaba a la zona
(muy cerca del Panteón) con una suntuosa procesión.
Durante
la celebración con la misa solemne, las doncellas entraban a la iglesia de dos
en dos, todas vestidas de blanco, con una vela en la mano y con un velo que
sólo dejaba a la vista sus ojos. Eran llamadas “las amantes”.
Después
de llegar y hacer la genuflexión al papa recibían una bolsa de seda conteniendo
50 escudos para aquellas que tenían la intención de tener un marido y 100
escudos para aquellas que querían entrar en convento.
Caridad a las pobres
solteronas
Este
ritual era tan importante que fue fundada en 1460, por el cardenal Juan de
Torquemada (tío del inquisidor Tomás de Torquemada) una archicofradía compuesta
por 200 ciudadanos romanos, con el propósito de hacer la caridad a las pobres
“solteronas”. ¿Y por qué era tan importante hacer la caridad a estas señoritas?
Es porque en aquella época las mujeres jóvenes por falta de recursos, a menudo
venían arrastradas a la prostitución.
Cada
año se podían inscribir 15 señoritas. La Archicofradía de la Anunciación, como
se llamaba, tomaba cada caso particular y después de una investigación rigurosa
se decidía quien era digna de recibir o no la dote.
En
la basílica al día de hoy, todavía se puede ver un hermoso cuadro de Antoniazzo
Romano, que atestigua esta antigua tradición.
En
la pintura se ve al arcángel Gabriel que anuncia la concepción virginal de
Jesús, mientras Ella está ocupada entregando la dote a algunas jóvenes vestidas
de blanco que le son presentadas por el cardenal Torquemada.
María Paola Daud
Fuente:
Aleteia