El Papa se detiene en los enfermos terminales y en la
urgencia de "convertir la mirada del corazón" a la luz de la
compasión
Al recibir a la Congregación para la Doctrina de la
Fe, reunida en Asamblea Plenaria, el Papa Francisco habla del valor intangible
de la vida humana, del cuidado de los enfermos en fases críticas y terminales y
de la necesidad de reescribir la "gramática" del hacerse cargo y
cuidar a la persona que sufre.
Una sociedad que está erosionando la conciencia de lo
que hace valiosa la vida. Las palabras del Papa Francisco a la sesión plenaria
de la Congregación para la Doctrina de la Fe, dedicada al cuidado de las
personas en las fases críticas y terminales de la vida, son la fotografía del
contexto sociocultural que estamos viviendo. Un contexto en el que la vida
", subraya el Pontífice, "se evalúa sólo en nombre de la utilidad
mientras que se pierden los "deberes imperativos de la solidaridad y la
fraternidad".
El Papa se detiene en los enfermos terminales y en la
urgencia de "convertir la mirada del corazón" a la luz de la
compasión. Destaca el bien que hacen los hospicios donde se practica la
"terapia de la dignidad". Francisco exhorta entonces a continuar el
estudio sobre la revisión de las normas sobre la delicta graviora,
contenidas en el Motu proprio "Sacramentorum sanctitatis tutela" de
Juan Pablo II, para proceder por el camino de la transparencia y el respeto de
la dignidad de los más pequeños.
El valor
intangible de la vida
"Vidas descartadas", "vidas
indignas" porque no cumplen el criterio de utilidad. La sociedad actual
usa esta vara de medir y pierde - explica el Papa - "lo que hace valiosa
la vida humana". "En esta situación de pérdida de los auténticos
valores, se pierden también los deberes inalienables de la solidaridad y la
fraternidad humana y cristiana", afirmó.
“En realidad, una sociedad merece la calificación de
"civil" si desarrolla anticuerpos contra la cultura del descarte; si
reconoce el valor intangible de la vida humana; si la solidaridad es
activamente practicada y salvaguardada como fundamento de la convivencia”
La Doctrina,
una realidad dinámica
Agradeciendo a la Congregación para la Doctrina de la
Fe por su servicio a la Iglesia, Francisco destacó que "la fe requiere que
se tenga en cuenta a su destinatario, que se le conozca y se le ame
eficazmente".
La doctrina cristiana no es un sistema rígido y
cerrado en sí mismo, pero tampoco es una ideología que cambia con el pasar de
las estaciones; es una realidad dinámica que, permaneciendo fiel a su
fundamento, se renueva de generación en generación y se compendia en un rostro,
en un cuerpo y en un nombre: Jesucristo resucitado.
La
"gramática" del cuidado
Deteniéndose en el momento en que "la enfermedad
llama a la puerta de nuestra vida", el Papa recuerda lo importante que es
la compasión, "un estribillo" en el Evangelio, y la presencia de
alguien que nos tome de la mano, un buen samaritano, una "plataforma
humana de relaciones" que abran a la esperanza, un bálsamo para aliviar el
"desaliento emocional" y "la angustia espiritual". "No
abandonar jamás a nadie", enfatiza Francisco, "en presencia de males
incurables". La vida humana, por su destino eterno, conserva todo su valor
y toda su dignidad en cualquier condición, incluso de precariedad y fragilidad,
y como tal es siempre digna de la más alta consideración".
El tema del cuidado de los enfermos, en las fases
críticas y terminales de la vida, pone en consideración la tarea de la Iglesia
de reescribir la "gramática" del hacerse cargo y el cuidado de la
persona que sufre. El ejemplo del Buen Samaritano nos enseña que es necesario
convertir la mirada del corazón, porque muchas veces quien mira no ve. ¿Por
qué? Porque falta la compasión. Sin compasión, el observador no se involucra en
lo que observa y pasa por alto; en cambio, el corazón compasivo se conmueve y
se involucra, se detiene y se ocupa de ello.
La terapia de
la dignidad
"Quien en el camino de la vida ha encendido
aunque sea una antorcha en la hora oscura de alguien no ha vivido en
vano": Francisco cita a Santa Teresa de Calcuta para delinear "el
estilo de la cercanía y de la comunión", "haciendo más humano el
morir". Una importante tarea que realizan hoy los hospicios.
A este respecto, pienso en el bien que hacen los
hospicios para los cuidados paliativos, donde los enfermos terminales son acompañados
con un cualificado apoyo médico, psicológico y espiritual, para que puedan
vivir con dignidad, reconfortados por la cercanía de sus seres queridos, la
fase final de su vida terrenal. Espero que estos centros continúen siendo
lugares donde se practique con empeño la "terapia de la dignidad",
alimentando así el amor y el respeto por la vida.
Rigor y
transparencia
El Pontífice expresa su reconocimiento por el estudio
realizado sobre la revisión de las normas sobre el delicta graviora, contenidas
en el Motu proprio "Sacramentorum sanctitatis tutela" de San Juan
Pablo II. Un compromiso va en la dirección de actualizar las normas para hacer
más eficaces los procedimientos a la luz de las nuevas situaciones y problemas
del contexto sociocultural actual.
Los exhorto a continuar con firmeza en esta tarea, para
dar una válida contribución en un ámbito en el que la Iglesia está
directamente implicada a proceder con rigor y transparencia en la tutela de la
santidad de los Sacramentos y de la dignidad humana violada, especialmente la
de los pequeños.
Por último, Francisco felicita por el documento
elaborado por la Pontificia Comisión Bíblica sobre los temas fundamentales de
la antropología bíblica, que profundiza "una visión global del proyecto
divino, iniciado con la creación y que encuentra su cumplimiento en Cristo, el
Hombre Nuevo", "la clave, el centro y el fin de toda la historia
humana".
Benedetta Capelli – Ciudad del Vaticano
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