El
viernes 3 de enero de 2020 el Papa Francisco dio a conocer su mensaje para la
XXVIII Jornada Mundial del enfermo
De
cara a la XXVIII Jornada Mundial del enfermo, que se celebrará el 11 de febrero
y que lleva como título «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados,
y yo os aliviaré»; el Papa Francisco lanza un mensaje de aliento para todas las
personas que padecen enfermedades y para las familias que los sostienen:
"en Jesús encontraréis la fuerza para afrontar las inquietudes y las
preguntas que surgen en vosotros”, afirma el Santo Padre.
El
viernes 3 de enero de 2020 el Papa Francisco dio a conocer su mensaje para la
XXVIII Jornada Mundial del enfermo que se celebrará como es habitual el 11 de
febrero y que lleva como título el pasaje del Evangelio según san Mateo
capítulo 11 versículo 28: «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados,
y yo os aliviaré».
El
Santo Padre recuerda que estas palabras pronunciadas por Jesús “indican el
camino misterioso de la gracia que se revela a los sencillos y que ofrece
alivio a quienes están cansados y fatigados”, ya que “expresan la solidaridad del
Hijo del hombre, Jesucristo, ante una humanidad afligida y que sufre”.
Jesús no descarta a nadie
Al
respecto, Francisco subraya que, en esta Jornada Mundial, Jesús dirige una
invitación a los enfermos y a los oprimidos, “a los pobres que saben que dependen
completamente de Dios y que, heridos por el peso de la prueba, necesitan ser
curados” ya que ante la fragilidad, el dolor y la debilidad, “el Hijo de Dios
no impone leyes sino que ofrece su misericordia, Jesús mira la humanidad
herida”, sin descartar a nadie y lo hace siempre con ternura.
En
este sentido uno podría preguntarse ¿por qué Jesucristo nutre estos
sentimientos? El Papa responde: “porque él mismo se hizo débil, vivió la
experiencia humana del sufrimiento y recibió a su vez consuelo del Padre”.
Los enfermos necesitan una
curación integral
Por
otra parte, en su mensaje el Pontífice menciona algunas de las formas graves de
sufrimiento que padecen millones de personas en todo el mundo: enfermedades
incurables y crónicas, patologías psíquicas, las que necesitan rehabilitación o
cuidados paliativos, las diversas discapacidades, las enfermedades de la
infancia y de la vejez; y pone en guardia sobre la carencia de humanidad que a
menudo se percibe en estas circunstancias.
Por
eso, Francisco afirma que resulta necesario “personalizar el modo de acercarse
al enfermo, añadiendo al curar el cuidar”, para lograr una recuperación humana
integral, ya que el enfermo además de recibir los tratamientos adecuados para
combatir su enfermedad, espera también recibir apoyo, solicitud, atención…
"en definitiva, amor”, sin olvidar tampoco que detrás de cada persona
enferma hay una familia “que sufre, y a su vez pide consuelo y cercanía”.
"Vengan a mí los que
estén cansados y agobiados"
Y
en medio de este sufrimiento, el Obispo de Roma señala que precisamente los
enfermos son llamados de forma especial por Jesús ya que están considerados
particularmente entre aquellos “cansados y agobiados”, a quienes el Maestro
dice «Venid a mí». “En Él –continúa explicando el Papa- “efectivamente,
encontraréis la fuerza para afrontar las inquietudes y las preguntas que surgen
en vosotros”.
Asimismo,
el Sucesor de Pedro dedica unas palabras especiales a los médicos, enfermeros,
personal sanitario y administrativo, auxiliares y voluntarios que trabajan
procurando alivio a los hermanos enfermos.
El sustantivo persona está
antes que el adjetivo enferma
«Cada
intervención de diagnóstico, preventiva, terapéutica, de investigación, cada
tratamiento o rehabilitación se dirige a la persona enferma, donde el
sustantivo “persona” siempre está antes del adjetivo “enferma”, por lo tanto,
que vuestra acción tenga constantemente presente la dignidad y la vida de la
persona, sin ceder a actos que lleven a la eutanasia, al suicidio asistido o a
poner fin a la vida, ni siquiera cuando el estado de la enfermedad sea
irreversible».
De
ahí que el Papa haga hincapié en que la vida debe ser acogida, tutelada,
respetada y servida desde que surge hasta que termina, puesto que así “lo
requieren simultáneamente tanto la razón como la fe en Dios, autor de la
vida”.
Igualmente
Francisco dedica un pensamiento especial al personal sanitario y a los
centros que se ocupan de atender a los enfermos en países de guerra en los que
"el poder político también pretende manipular la asistencia médica a su
favor", sin olvidarse de los pobres que "no tienen la posibilidad de
acceder a los tratamientos, porque viven en la pobreza" y agradeciendo a
los voluntarios "que se ponen al servicio de los enfermos con gestos de
ternura y de cercanía, la imagen de Cristo Buen Samaritano".
Llamamiento a los
gobiernos: no desatender a los enfermos
En
este contexto, el Pontífice hace un llamamiento a las instituciones sanitarias
y a los Gobiernos de todos los países del mundo, "a fin de que no desatiendan
la justicia social, considerando solamente el aspecto económico que conlleva la
enfermedad".
"Encomiendo
a la Virgen María, Salud de los enfermos, a todas las personas que están
llevando el peso de la enfermedad, así como a sus familias y a los agentes
sanitarios. A todos, con afecto, les aseguro mi cercanía en la oración y les
imparto de corazón la Bendición Apostólica", concluye el Papa.
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del Vaticano
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