La resurrección de
la catedral se celebrará el 16 de abril de 2024 con un Te Deum
Foto: EFE/EPA/Christophe Petit Tesson
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Año nuevo, nuevas
inquietudes: comienza el semestre más largo y «peligroso» para la
reconstrucción de Notre Dame. «La “resurrección” de la catedral se celebrará el
16 de abril de 2024, con un Te Deum, pero tendremos que hacer grandes
esfuerzos», comentó hace días el general Jean-Louis Georgelin, presidente del
ente público responsable de la reconstrucción del más legendario de los
monumentos histórico de Francia. Esos «grandes esfuerzos» también son los más
peligrosos.
Notre Dame se salvó
milagrosamente del incendio que estalló el 16 de abril del año pasado, se salvó
del hundimiento posterior que muchos temían, se salvó de las nubes tóxicas de
una polución amenazante, se salvó de las tormentas del otoño pasado… Comienza
el semestre de los grandes trabajos donde la reconstrucción misma ha quedado
hipotecada.
Desmontar los andamios que
han protegido el edificio de la catedral es una obra peligrosa y con riesgos.
Han comenzado. Los turistas hacen cola para contemplar el espectáculo de las
grúas subiendo y bajando en los alrededores de las torres de Notre Dame.
Riesgo e inquietud entre
los especialistas… ¿Cómo aguantará la bóveda de la nave central de Notre Dame,
tras la supresión de los andamios? El general Georgelin comenta ese punto
concreto de este modo: «Se trata de un trabajo muy delicado. Los mejores
especialistas están a pie de obra. La bóveda no ha sufrido daños catastróficos.
Apenas se mueve. Es posible un accidente, sin duda. Pero se están tomando todas
las medidas necesarias para realizar los trabajos en curso, en las mejores
condiciones de seguridad».
Un trabajo delicado
Desmontar los andamios que
siguen protegiendo la estructura de Notre Dame es un trabajo delicado llamado a
prolongarse durante cinco o seis meses. Mientras tanto, está prevista otra operación
muy delicada: montar un paraguas gigante, para seguir
protegiendo la bóveda de la catedral y facilitar los trabajos a los
especialistas.
Instalado el paraguas que
deberá proteger Notre Dame, durante todo el invierno, comenzarán algunos
trabajos de reconstrucción muy parciales, que debieran prolongarse hasta el
verano o el otoño que viene. Mientras tanto, el general Georgelin dirige las
tareas de concertación, diálogo y debate permanente. En su día, a finales de
este año o primeros del 2021, las discusiones en curso permitirán lanzar un
gran concurso internacional, con el fin de decidir, finalmente, el proyecto
definitivo de la reconstrucción.
Tras un intenso debate
nacional parece prevalecer una idea básica: se procederá a una reconstrucción
idéntica de Notre Dame, pero aportando algún «detalle» contemporáneo. Debate no
menos peligroso. Un «detalle» contemporáneo pudiera ser una «genialidad» o un
«pegote». El general Georgelin transmite personalmente a Emmanuel Macron un
rosario ininterrumpido de ideas, sugerencias y posibilidades. El presidente
pide consejo y decide.
Hay quienes piensan que,
finalmente, el mayor de los «peligros» que siguen acechando a Notre Dame son
las eventuales decisiones políticas. Hasta ahora, la salvación del monumento
histórico ha sido una cuestión técnica.
Durante algunos meses se
sucedieron tensiones de cierta envergadura, consecuencia de los puntos de vista
de los distintos actores y responsables de la gran reconstrucción, sin olvidar
a la jerarquía religiosa, la alcaldía de París, el Ministerio de Cultura o los
consejeros del presidente de la República. Actores con puntos de vista no
siempre idénticos, ni mucho menos.
Macron decidió «cortar por
lo sano»: el general Georgelin será su interlocutor privilegiado, coordinando
las opiniones de los distintos interlocutores y responsables, para evitar la
multiplicación de intervenciones públicas, precipitando innecesarias polémicas.
Esa centralización absoluta
del proyecto de reconstrucción de Notre Dame tiene una ventaja evidente: se
acabaron las polémicas. Con un inconveniente de peso: toda la responsabilidad
queda centralizada en el presidente Macron.
Fuente: ABC