“Sólo los sistemas dictatoriales, las
dictaduras, afirman que este derecho-deber le corresponde al Estado, porque los
hijos no son de los padres, no pertenecen a los padres, sino al Estado”
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Cardenal
Antonio Cañizares, Arzobispo de Valencia (izq)
e
Isabel Celaá, Ministra de Educación y Formación Profesional (dcha).
Crédito:
Archivalencia y Moncloa
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El Cardenal Antonio Cañizares, Arzobispo de
Valencia (España), respondió a Isabel Celaá, ministra de Educación y Formación
Profesional, que aseguró que los hijos “no pertenecen, de ninguna manera a los
padres”.
El Arzobispo de Valencia tituló su carta
semanal “¿Los hijos no pertenecen a los padres?”, en donde explicó de manera
detallada que se trata de una “verdad comúnmente admitida que compete a la
familia, a los padres, el derecho y el deber originario de educar a la persona
humana, a los hijos, en cuanto personas que son”.
El Cardenal explicó en su carta que
la familia “no puede ser
suplantada por nada ni por nadie” no sólo por tratarse del
“bien privado de cada persona humana sino el bien común, el bien de la
sociedad, inseparable siempre del bien de la persona”.
De esta manera destacó que “la sociedad
está, debe estar, al servicio de la familia y de la persona, también en el
campo de la educación; debe respetarla y promoverla, también en este campo; no
puede sustituirla en modo alguno, ni invadir su inalienable misión”.
El Cardenal Cañizares preguntó si es que de
esta manera “¿se quiere volver al pasado y resucitar una nueva dictadura?”.
Recordó que el artículo 27 de la Constitución, que es “clave y quicio de la Ley
Fundamental de nuestra Nación, reconoce y garantiza este deber y derecho de los
padres”.
Además recordó que en Cuba, China o la
Unión Soviética “los hijos eran del Estado y no pertenecían a los padres”, por
eso “es tan evidente que
pertenecen a los padres, que no deberíamos emplear ni un minuto en discutirlo”.
También insistió en que “en el paradigma en
que se sitúa la Sra. Ministra, ¿dónde queda la libertad de enseñanza, la
libertad religiosa y moral y qué espacio queda para lo que no sea el
pensamiento único y dominante? ¿Así se piensa progresar?”, por eso afirmó que
se trata de “un retroceso muy grande”.
“Debe
aclararse el Gobierno y no falsear ni engañar, porque va contra el bien común,
objetivo ineludible que debería buscarse”, insistió.
El Cardenal Cañizares también explicó en la
carta que la misión educadora de los padres, “arraigada en la más profunda
entraña de su ser padres, está basada en su participación, para los creyentes,
en la obra creadora de Dios y, para todos, en la razón”.
“Sólo
los sistemas dictatoriales, las dictaduras, afirman que este derecho-deber le
corresponde al Estado, porque los hijos no son de los padres, no pertenecen a
los padres, sino al Estado”, afirmó.
El Cardenal también recordó en la carta que
“la familia, comunidad de personas, está al servicio de la vida” y que este
servicio no termina en la procreación sino que continúa con “la ayuda
permanente y eficaz de los padres al nuevo ser humano a vivir una vida
verdadera y auténticamente humana por medio de la educación”.
“La familia es la estructura del amor en
donde se descubre el acontecimiento maravilloso de la vida: donde se aprende a
amar, en donde toma cuerpo de verdad la libertad, y en donde se aprende a ser
verdadera y plenamente hombre”, aseguró el Cardenal.
“El servicio a la vida mediante la
educación es un elemento clave, un elemento base y fundamental de la familia.
Ser padre o madre es ser educador y responsable insoslayable de su educación”,
precisó.
Además recordó las palabras de San Juan
Pablo II en la exhortación apostólica postsinodal sobre la familia que, según
aseguró el Cardenal, “define de manera precisa y admirable el lugar de la
educación en la familia”.
En esta exhortación de San Juan Pablo II se
precisa que el derecho-deber educativo de los padres “se califica como
esencial, relacionado como está con la transmisión de la vida humana; como
original y primario, respecto al deber educativo de los demás; por la unicidad
de la relación de amor que subsiste entre padres e hijos; como insustituible e
inalienable y que, por consiguiente, no puede ser totalmente delegado o
usurpado por otros”.
La exhortación también asegura que por
encima de estas características “no puede olvidarse que el elemento más
radical, que determina el deber y el derecho primario y original educativo de
los padres, es el amor paterno y materno, que encuentra en la acción educativa
su realización, al hacer pleno y perfecto el servicio a la vida”.
El Arzobispo de Valencia también recordó
que “la familia es la gran escuela de la sociedad. Constituye el lugar natural
y el instrumento más eficaz de aprendizaje y realización del ser hombre, así
como de personalización de la sociedad; es, sin duda alguna” es también, “la
escuela más completa y rica de humanismo” y “la primera y fundamental escuela
de los valores y de las virtudes más fundamentales de la vida humana”.
Puede leer la carta íntegra AQUI.
Fuente:
ACI