El Pontífice autorizó la promulgación de la tercera edición en italiano del
Misal Romano escrito por Pablo VI
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Antoine Mekary | ALETEIA |
La oración que
los italianos recitaban desde niños, ahora tienen que aprenderla de manera
distinta. El Padre nuestro en italiano cuenta con
una nueva traducción.
A partir del 29
de noviembre, primer domingo de Adviento, todas las parroquias deberán recitar
el Padre nuestro en la nueva versión aprobada por la
Conferencia Episcopal Italiana acogiendo una sugerencia del papa
Francisco y producto de un estudio durado 16 años.
La frase “non
ci abbandonare alla tentazione” (“no nos dejes caer en la tentación”),
sustituye la locución anterior: “non ci indurre in tentazione” (“no nos
induzcas a la tentación”).
De hecho, en la
oración cristiana por excelencia, en la tradición litúrgica en idioma español
siempre ha valido la primera frase, conservando la forma más fidedigna del
sentido del texto de San Mateo [cf Mt 6, 9-13].
Por
tanto, no es un cambio del Padre nuestro, los
Evangelios están escritos en griego y el texto original de la oración de Jesús
no se toca. Fuera de cualquier interpretación subjetiva, el texto italiano
pasó a la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos
para el necesario control.
El libro
litúrgico “renovado” entrará en vigor antes de Navidad. Así, papa Francisco
autorizó la promulgación de la tercera edición en italiano del Misal Romano
escrito por Pablo VI.
De este modo,
también entrará en el orden de la Misa en italiano el texto del Padre Nuestro
contenido en la versión italiana de la Biblia, aprobado por la Conferencia
Episcopal Italiana en 2008, y ya incluido en la edición italiana renovada del
Leccionario.
Otro cambio se
refiere al Gloria donde el clásico “paz en la tierra a los hombres de buena
voluntad” es sustituido por el nuevo “paz en la tierra a los hombres, amados
por el Señor”.
El problema en
el Padre nuestra era la traducción del término del latín al italiano, eisenénkes,
del verbo eisféro, que durante siglos fue escrito como “inducir”, del
cual se basa la versión italiana: “non ci indurre in tentazione” (“no
nos induzcas a la tentación”).
Francisco ya
había dicho que esta no era una buena traducción. El Papa había explicado a
finales de 2017 en una entrevista:
“Soy yo
quien cae, no es Él quien me induce a la tentación para ver cómo caigo.
Un padre no hace esto, ayuda a levantarse inmediatamente. El que nos lleva a la
tentación es Satanás, este es el trabajo de Satanás”. Por ende, el sentido de
la oración es: “Cuando Satanás me induzca en tentación, por favor, dame tu
mano (Señor)”.
En las
audiencias generales de los miércoles, papa Francisco ha dedicado un ciclo de catequesis completo a la exégesis de la
oración que Jesús enseñó a sus discípulos luego que se lo solicitaron. “Maestro,
enséñanos a orar, como enseñó Juan a sus discípulos”» (Lc 11,
1)”. La iglesia considera ésta la oración cristiana fundamental.
“San Lucas da
de ella un texto breve (con cinco peticiones [cf Lc 11, 2-4]), San Mateo una
versión más desarrollada (con siete peticiones [cf Mt 6, 9-13]). La tradición
litúrgica de la Iglesia ha conservado el texto de San Mateo”, se lee en
Catecismo de la Iglesia Católica en español (2759).
Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea
tu Nombre;
venga a
nosotros tu reino;
hágase tu
voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona
nuestras ofensas
como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes
caer en la tentación,
y líbranos del
mal.
Ary Waldir Ramos Díaz
Fuente: Aleteia