El Santo Padre, pidió que la tradición ignaciana, en la que se basa Sophia, impulse a profesores y estudiantes por igual a crear una atmósfera que fomente la reflexión y el discernimiento
El
Papa en la universidad Sofía, retomó las cuatro Preferencias Apostólicas
Universales de la Compañía de Jesús, al expresar sus deseos de la formación que
deben tener los institutos de educación jesuitas. Esta universidad dijo, debe
ser no sólo un centro de formación, sino también un lugar donde tome forma una
sociedad mejor.
Las
cuatro Preferencias Apostólicas Universales de la Compañía de Jesús, sirvieron
de tema para el Papa al expresar sus deseos de la formación que deben tener los
institutos de educación jesuitas.
“En
una sociedad tan competitiva y tecnológicamente orientada, esta universidad
debería ser un centro no sólo de formación intelectual, sino también un lugar
donde pueda ir tomando forma una sociedad mejor y un futuro más lleno de
esperanza”. Es el deseo de Francisco sobre la formación que desea se realice en
la Universidad Sofía. Y siguiendo el espíritu de su encíclica Laudato
si’, pidió que esta universidad mantenga el amor por la naturaleza, tan típico
de las culturas asiáticas.
En
esta universidad se debería expresar “en una inquietud inteligente y previsora
por la protección de la tierra, nuestra casa común”. Inquietud, dijo, que pueda
amalgamarse con la promoción de una nueva episteme capaz de ampliar y
cuestionar todo intento reduccionista de parte del paradigma tecnocrático.
La Universidad Sofía
La
Sophia University ha estado siempre marcada por una identidad humanista,
cristiana e internacional. Desde su fundación, la Universidad se ha enriquecido
con la presencia de profesores de varios países, incluso a veces de países en
conflicto entre sí. Sin embargo, afirmó Francisco, todos estaban unidos por el
deseo de dar lo mejor a los jóvenes de Japón.
“Ese
mismo espíritu perdura también en las muchas formas en las que ustedes brindan
ayuda a quienes más lo necesitan, aquí y en el extranjero. Estoy seguro de que
este aspecto de la identidad de vuestra Universidad se fortalecerá cada vez
más, de modo que los grandes avances tecnológicos de hoy puedan ponerse al
servicio de una educación más humana, justa y ecológicamente responsable”.
La educación ignaciana
El
Santo Padre, pidió que la tradición ignaciana, en la que se basa Sophia,
impulse a profesores y estudiantes por igual a crear una atmósfera que fomente
la reflexión y el discernimiento. Ningún estudiante de esta universidad debería
graduarse sin haber aprendido cómo elegir, responsable y libremente, lo que en
conciencia sabe que es lo mejor, señaló y agregó: “Que en cada situación,
incluso en las más complejas, se interesen por lo que en su conducta es justo y
humano, cabal y responsable, decididos defensores de los vulnerables, y sean
conocidos por esa integridad que tanto se necesita en estos momentos en que las
palabras y las acciones a menudo son falsas o engañosas”.
Las cuatro Preferencias
Apostólicas
Mencionando
las Preferencias Apostólicas Universales que propuso la Compañía de Jesús este
año, Francisco recordó que dejan claro que el acompañamiento de los jóvenes es
una realidad importante en todo el mundo, y que todas las instituciones
ignacianas deben fomentar ese acompañamiento. Como lo demuestra el Sínodo sobre
los jóvenes y sus documentos, la Iglesia universal también mira con esperanza e
interés a los jóvenes de todo el mundo.
“Vuestra
Universidad en su conjunto debe centrarse en los jóvenes, que no sólo han de
ser receptores de una educación preparada, sino también parte de esa educación,
ofreciendo sus ideas y compartiendo su visión y esperanzas para el futuro. Que
vuestra Universidad sea conocida por ese modelo de intercambio y por el
enriquecimiento y vitalidad que esto genera”.
La
tradición cristiana y humanista de Sophia está totalmente en consonancia con
otra de las preferencias que mencionó el Papa, la de caminar con los pobres y
los marginados de nuestro mundo. La Universidad, enfocada en su misión, deberá
estar abierta siempre a crear un archipiélago capaz de interconectar lo que
social y culturalmente puede llegar a concebirse como separado. Los marginados
serán creativamente involucrados e incorporados en el currículo universitario,
buscando posibilitar las condiciones para que esto se traduzca en la promoción
de un estilo educativo capaz de achicar brechas y distancias.
El
estudio universitario de calidad, más que considerarlo el privilegio de unos
pocos, tiene que ir acompañado por la conciencia de saberse servidores de la
justicia y del bien común; servicio, dijo que se debe implementar en el área
que a cada uno le toque desarrollar. Una causa que nos compete a todos, dijo el
Papa, el consejo de Pedro a Pablo sigue siendo cierto hoy: no olvidemos a los
pobres.
Un gracias al pueblo nipón
Por
último, antes de despedirse de los presentes, el Papa agradeció a través de los
jesuitas, a todo el pueblo japonés, por la amable acogida y bienvenida que le
brindaron durante esta visita.
“Mi
estadía en este país ha sido breve pero intensa. Agradezco a Dios y a todo el
pueblo nipón por la oportunidad de poder visitar este país, que dejó una gran
huella en la vida de san Francisco Javier, y donde tantos mártires dieron
testimonio de su fe cristiana. A pesar de que los cristianos son una minoría,
su presencia se siente. Yo mismo he sido testigo de la estima general que se
tiene hacia la Iglesia Católica, y espero que este respeto mutuo pueda aumentar
en el futuro. También he observado que, a pesar de la eficiencia y el orden que
caracterizan a la sociedad japonesa, se percibe que se desea y se busca algo
más: un hondo anhelo por crear una sociedad cada vez más humana, compasiva y
misericordiosa”.
El
estudio y la meditación son parte de toda cultura, y vuestra cultura japonesa
está, en este sentido, orgullosa de su herencia antigua y rica. Japón, dijo, ha
podido integrar el pensamiento y las religiones de Asia en su conjunto y crear
una cultura con identidad definida. La Escuela Ashikaga, que tanto impresionó a
san Francisco Javier, es un ejemplo de la capacidad de la cultura japonesa para
absorber y transmitir el conocimiento. Los centros de estudio, meditación e
investigación, siguen desempeñando un papel importante en la cultura actual.
Por esta razón, es necesario que conserven su autonomía y libertad, en aras de
un futuro mejor. Puesto que las universidades siguen siendo el lugar principal
en el que se capacitan los líderes futuros, es necesario que el conocimiento y
la cultura en toda su amplitud inspire todos los aspectos de las instituciones
educativas volviéndose cada vez más inclusivas y generadoras de oportunidad y
promoción social.
Patricia
Ynestroza-Ciudad del Vaticano
Fuente:
Vatican News