Dentro
de la nueva normativa se encuentra todo un sistema de incentivación
de la delación, mediante el cual se abonan cantidades de dinero
a quienes denuncien actividades religiosas clandestinas
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Un momento de
la protesta de los católicos chinos
para evitar el derribo de su iglesia.
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Los sacerdotes intentaron dialogar
con las autoridades, pero todo fue inútil. Los fieles han iniciado un ayuno para salvar el templo y
piden oraciones a los cristianos de todo el mundo.
La iglesia de Wu Gao Zhang cuenta con el reconocimiento
oficial, pero desde que entraron en vigor las nuevas normas sobre actividades
religiosas, el gobierno está derribando los edificios de culto oficiales y no oficiales que
no tengan todos sus permisos en regla, como parece ser el caso de este
templo.
En ningún caso se está dando la
oportunidad de buscar una solución que condone la falta de algunos
documentos. En la diócesis de Handang el gobierno ha ordenado la
destrucción de otras cuarenta
iglesias.
Según informa Asia News, algunos fieles
culpan de esta persecución a los acuerdos entre el gobierno comunista y la
Santa Sede, porque las autoridades reivindican el apoyo del Vaticano "y
éste, a su vez, silencia estos episodios". Los nuevos reglamentos obligan a obispos y
sacerdotes a registrarse ante el gobierno, y quienes no lo hacen son
expulsados del lugar.
Dentro de la nueva normativa se encuentra todo un
sistema de incentivación
de la delación, mediante el cual se abonan cantidades de dinero a
quienes denuncien actividades religiosas clandestinas.
En las últimas semanas, en la diócesis de Yujiang
(Jiangxi) clausuraron las iglesias de Jian y de Fizhou, y en la diócesis de
Fuzhou (Fujian) se clausuraron edificios sagrados en Fuqin y Changle.
Fuente:
ReL