¡Me
los quitan!
Hola,
buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Si
nos preguntas si para mañana hay un reto o si tenemos un orden establecido para
escribirlos... la respuesta es que para mañana no hay reto y no sabemos aún de
quién será. Parte de una vivencia, en la que cada una hemos visto al Señor, y
es en la oración cuando intentamos abrir el corazón contigo, plasmándolo por
escrito. De hecho, hay veces que no lo conseguimos, porque no es fácil plasmar
la vivencia.
Pero
esta semana me ha pasado algo curioso: el domingo estaba escribiendo un reto
sobre la portada del calendario, cuando, de repente... ¡salió uno escrito por
Israel sobre lo mismo! Ayer, tenía casi terminado uno sobre las flores azules y...
¡salió el de sor Matilde sobre las flores!
Al
principio no daba crédito: ¡me estaban “quitando” los retos! Pero, ¿sabes? Me
bastó leer lo que mis hermanas habían escrito para descubrir que el Señor
estaba hablándome en ello para el siguiente reto.
Gracias
a esto he podido saborear cómo, en una misma experiencia, el Señor habla a cada
uno de una manera diferente. Cómo conoce nuestro corazón, y nos muestra lo que
necesitamos en cada momento para seguir caminando a través de lo más cotidiano.
Las circunstancias por las que cada una está pasando, sus vivencias... es ahí
donde entra el Señor y se muestra: si una está en un momento de debilidad,
descubrirá en esa cosa pequeña motivo de esperanza; si es momento de gozo, un
motivo de acción de gracias; si es de soledad, la certeza de una Presencia...
Cada
mañana pedimos al Señor verle, descubrirle de forma viva y real, y, por la
noche, damos gracias en el Oratorio del Noviciado repasando el día,
compartiendo dónde Le hemos visto: en una sonrisa, en un gesto, en la oración,
una lectura... y juntas reconstruimos el día en acción de gracias. Hoy pensaba
que, si esto nos ocurre en el monasterio, ¡cuántas cosas te pasarán a ti a lo
largo del día!
Hoy
el reto del amor es que pidas al Señor descubrirLe en algo concreto, escribas
un reto y lo compartas con alguien. Y, si “te lo quitan”, descubrirás cómo, en
un mismo acontecimiento, Cristo habla de distintas maneras.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma