“Busquen esa felicidad que nadie les podrá quitar”.
Discurso del Santo Padre a los jóvenes de Madagascar durante la Vigilia en el
Centro Diocesano de Soamandrakizay, en el marco de su 31° Viaje Apostólico a África
“Que la luz de
la esperanza no se apague. Nuestra Madre mira a este pueblo de jóvenes que ella
ama, que también la busca haciendo silencio en el corazón, aunque en el camino
haya mucho ruido, conversaciones y distracciones; y le implora para que no se
apague la esperanza”, lo dijo el Papa Francisco a los jóvenes de Madagascar,
este 7 de septiembre de 2019, durante la Vigilia en el Centro Diocesano de
Soamandrakizay, en Antananarivo, en el marco de su 31° Viaje Apostólico a
África.
El discípulo de
Jesús esta siempre en movimiento
En sus saludos a los Jóvenes, el Santo Padre resaltó
el esfuerzo que realizaron muchos de ellos para participar en esta vigilia.
Después de los cantos y bailes tradicionales que los jóvenes interpretaron
dando muestra de alegría y entusiasmo, el Pontífice respondió a las preguntas
presentadas por los jóvenes en sus testimonios, y agradeció a los jóvenes por
compartir con cada uno de los presentes su camino de búsqueda entre
aspiraciones y desafíos. “¡Qué bueno encontrar dos jóvenes con fe viva, en
movimiento! Jesús nos deja el corazón siempre inquieto, nos pone en camino y en
movimiento. El discípulo de Jesús – precisó el Papa – si quiere crecer en su
amistad, no puede quedar quieto, quejándose o mirándose a sí mismo. Debe
moverse, debe actuar, comprometerse, seguro de que el Señor lo apoya y lo
acompaña”.
Busquen esa
felicidad que nadie les podrá quitar
El Santo Padre recordando la pregunta que Jesús hace a
sus discípulos a orillas del rio Jordán dijo que, el Señor sabe que somos
buscadores de esa «felicidad para la cual fuimos creados» y que «el mundo no
nos podrá quitar». Haciendo referencia al testimonio de Rova, el Pontífice
precisó que, esa inquietud que tenía la joven en su corazón hizo que
descubriera que su vida era una misión. “Esta búsqueda de fe ayuda a hacer que
el mundo en el que vivimos sea mejor, más evangélico. Y lo que hiciste por los
demás, te transformó, cambió tu forma de ver y de juzgar a las personas. Te
hizo más justa y más humana. Te comprometiste y descubriste cómo el Señor se
comprometió contigo dándote una felicidad que el mundo no te podrá quitar”.
Jesús es el don
más grande para los jóvenes
En la misión que emprendió uno de los jóvenes, el Papa
Francisco señaló que, aprendió a conocer no sólo las cualidades, sino las
historias que se esconden detrás de cada rostro. “Dejaste de lado la crítica
fácil y rápida, que siempre paraliza, para aprender algo que a muchas personas
nos puede llevar años descubrir. Te diste cuenta que, en muchas de las personas
que estaban en prisión, no había maldad sino malas elecciones. Erraron el
camino y lo sabían, pero ahora tenían ganas de recomenzar”. Esto, dijo el
Pontífice, nos recuerda uno de los regalos más hermosos que la amistad con
Jesús nos puede ofrecer. «Él está en ti, Él está contigo y nunca se va. Por más
que te alejes, allí está el Resucitado, llamándote y esperándote para volver a
empezar» y confiarte una misión.
No corran
detrás de una “felicidad aparente”
En este camino de búsqueda, el Santo Padre advirtió
que existen “espejismos que nos prometen y encantan con una felicidad aparente,
rápida, fácil e inmediata, pero que al final dejan el corazón, la mirada y el
alma a mitad de camino. Esas ilusiones que, cuando somos jóvenes, nos seducen
con promesas que nos adormecen, nos quitan vitalidad, alegría, nos vuelven
dependientes y encerrados en un aparente círculo sin salida y lleno de amargura”.
Una amargura que, yo no sé si es verdad, pero les puede hacer caer en el
peligro de pensar: “Es así ... nada puede cambiar y nadie puede cambiarlo”.
Con Jesús
siempre hay nuevos horizontes
Por ello, el Papa Francisco señaló que, el Señor es el
primero en decir: no, este no es el camino. El Señor nos llama por nuestros
nombres y nos dice: ¡Sígueme! No para hacernos correr detrás de espejismos,
sino para transformarnos a cada uno en discípulos-misioneros aquí y ahora. Él
es el primero en desmentir todas las voces que buscan adormeceros,
domesticaros, anestesiaros o silenciaros para que no busquéis nuevos
horizontes. Con Jesús siempre hay nuevos horizontes. Él nos quiere transformar
a todos y hacer de nuestra vida una misión. Pero nos pide que no tengamos miedo
a ensuciarnos las manos.
Jóvenes
constructores de futuro
A través de ustedes, alentó el Obispo de Roma, entra
el futuro en Madagascar y en la Iglesia. El Señor es el primero en confiar en
ustedes y les invita a que también confíen en ellos mismos, en sus habilidades
y capacidades, que son muchas. Les invita a animarlos, unidos a Él para
escribir la página más hermosa de vuestras vidas, a superar la apatía y a
ofrecer, como Rova, una respuesta cristiana a los múltiples problemas que
tenéis que enfrentar. Es el Señor quien nos invita a ser constructores del
futuro. Contribuyendo a ello como sólo vosotros podéis hacerlo con la alegría y
la frescura de vuestra fe.
“El Señor no quiere aventureros solitarios. Él nos
regala una misión, sí, pero no nos manda solos al frente de batalla”
El encuentro
con Jesús es irremplazable
El Santo Padre haciendo referencia al segundo
testimonio, el de Vavy Elyssa, dijo que es imposible ser discípulo misionero
solos; necesitamos de los demás para poder vivir y compartir el amor y la
confianza que el Señor nos tiene. “El encuentro personal con Jesús es
irremplazable, pero no en solitario sino en comunidad. Es cierto que solos
podemos hacer cosas grandes, sí; pero juntos podemos soñar y comprometernos con
cosas inimaginables”. Así podremos aprender a descubrir y discernir los caminos
que el Señor nos invita a recorrer, los horizontes que tiene para vosotros:
Pero ¡nunca aislarse o “querer estar solos”! Esa es una de las peores
tentaciones que podemos tener.
La fe es un
camino comunitario
Por ello, el Papa Francisco resaltó que, en comunidad
podemos aprender a presenciar los pequeños milagros cotidianos, así como los
testimonios de lo hermoso que es seguir y amar a Jesús. Y esto, muchas veces de
forma indirecta, como en el caso de tus padres Vavy que, nos muestran un
hermoso camino por el que transitar. Camino que se sella cada vez que os dan
los frutos de la tierra para ofrecerlos en el altar. ¡Cuánta falta hacen estos
testimonios! O como tu tía o las catequistas y los sacerdotes que las han
acompañado y sostenido en el proceso de fe. Todo ayudó a engendrar y animar
vuestro “sí”. Todos somos importantes y necesarios y nadie puede decir: “no te
necesito” o “no formas parte de este proyecto de amor que el Padre soñó al
crearnos”.
La fuerza del
“sí” de la joven María
Somos una gran familia, y podemos descubrir, queridos
jóvenes afirmó el Papa, que tenemos una Madre: la protectora de Madagascar, la
Virgen María. Siempre me impactó la fuerza del “sí” de María joven. La fuerza
de ese “hágase según tu palabra” que le dijo al ángel. Fue algo distinto a un
“sí” como diciendo: “bueno, vamos a probar a ver qué pasa”. María no conocía la
expresión: “Vamos a ver qué pasa”. Dijo “sí”, sin vueltas. Fue el “sí” de quien
quiere comprometerse y arriesgar, de quien quiere apostarlo todo, sin más
seguridad que la certeza de saberse portador de una promesa. Aquella muchacha
hoy es la Madre que vela por sus hijos que caminamos por la vida muchas veces
cansados, necesitados, pero queriendo que la luz de la esperanza no se apague.
Eso es lo que queremos para Madagascar, para cada uno de vosotros y de vuestros
amigos: que la luz de la esperanza no se apague.
Que nunca les
falte la luz de la esperanza
Antes de concluir su discurso, el Papa Francisco
encomendó en manos de la Virgen María, la protectora de Madagascar, la vida de
todos y cada uno de los jóvenes, de sus familias y amigos para que nunca les
falte la luz de la esperanza y Madagascar pueda ser cada vez más la tierra que
el Señor soñó. Que ella les acompañe y les proteja siempre. Y, concluyó
pidiendo a los jóvenes que no se olviden de rezar por él.
Renato Martínez – Ciudad del Vaticano
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