Dedicarle
un canto alegre a Dios y otros motivos para ir a la iglesia
Está
al aire ya la segunda temporada de la famosa y controvertida serie de
televisión de Netflix, 13 Reasons Why (Por trece razones o Trece
razones por qué).
En
la primera serie de trece episodios (protagonizada por Dylan Minnette,
Katherine Langford, Kate Walsh) la pregunta a responder era: “¿Por qué se
suicidó Hannah Baker?” y el gancho para que los televidentes supieran esta
treces razones era que todos en su escuela guardaban secretos…, pero la verdad
estaría por salir a la luz…
Tomando
en cuenta tanto esa popular serie como una columna que leyó en un medio
católico y que le pareció “demasiado subjetiva”, el padre Edward Looney,
miembro de la Sociedad Mariológica de Estados Unidos y autor, entre otros
textos de Un corazón como el de María: 31 Meditaciones diarias (Ave
Maria Press), propone, en su blog (reproducido por Catholic Exchange),
trece razones centradas en Dios para ir a la iglesia cada domingo.
Cumplir con mi obligación
del mandamiento de santificar el Día del Señor
Si
bien esto puede ser un factor motivador, es de esperar que no consideremos la
Misa como algo que estamos obligados a hacer. Por el contrario, la Misa es una
oportunidad que se nos ha dado. En lugar de miedo, haz que tu factor motivador
sea ir a Misa por amor a Dios.
Para dedicarle un canto
alegre al Señor
A
veces la música en una parroquia es tan buena que atrae a la gente; la gente
quiere ir a Misa y cantar himnos. En otras parroquias, la música puede ser
mediocre. No dejes que eso te disuada de ir a Misa. Tu participación en la
música solo puede mejorar la música. Cantar canciones es una forma de oración y
una forma de adorar a Dios.
Reconocer que soy un
pecador y que necesito la misericordia de Dios
Al
comienzo de la Misa, se nos invita a reconocer nuestros pecados y a prepararnos
para celebrar los sagrados misterios. En esos pocos momentos de pausa, antes
del “Yo pecador”, podemos pensar en algunas cosas de la semana pasada en que no
cumplimos con las expectativas de Dios. Pero podemos ser perdonados y recibir
su misericordia.
Escuchar la Palabra de
Dios y ver cómo me habla en el mundo de hoy y a la luz de las experiencias de
mi vida
En
cada Misa escuchamos las tres lecturas; cuatro si cuenta el Salmo. El autor
de Hebreos nos dice que la Palabra de Dios es efectiva, que perfora
con más seguridad que una espada de dos filos. Las lecturas están en un ciclo
de tres años, pero siempre hay algo que las Escrituras dicen que, esta vez,
podría ser muy diferente a la anterior.
Inspirarse y guiarse por
la homilía del predicador
No
solo escuchamos la Palabra de Dios, sino que el predicador nos abre a la
Palabra. Con suerte, él hace conexiones de la escritura a la vida diaria para
que la vida de la Palabra de Dios se vuelva práctica. Cada semana, cuando te
vas de la iglesia, siempre habrá una idea que puedas llevarte y poner en
práctica en tu vida.
Declarar con valentía
nuestra creencia de que Jesús nació de María, por nuestra salvación fue
crucificado y resucitó de entre los muertos
Todos
los domingos profesamos nuestra fe en las palabras del Credo de Nicea o el
Credo de los Apóstoles. Es una declaración audaz de lo fe que profesamos, y
cada vez que decimos esas palabras, se nos recuerda a los mártires del
cristianismo. También se nos hace presente la promesa de la vida eterna.
Orar por el mundo, la
Iglesia, familiares amigos que están pasando por un momento difícil
Durante
la oración universal (anteriormente oración de los fieles), pedimos con fuerza por
tantas personas diferentes, por las necesidades de la Iglesia, el mundo y la
comunidad local. Aún mejor, nos unimos a la comunidad de fe al decir: “Señor,
escucha nuestra oración”. ¡La oración echa en comunidad tiene un gran poder de
intercesión!
Dar gracias a Dios por
todas las bendiciones que he recibido, porque dar gracias es el significado de
la Eucaristía
Hay
mucho en nuestra vida por lo cual estar agradecidos. Incluso en tiempos
difíciles podemos estar llenos de gratitud. La palabra Eucaristía significa
acción de gracias. Cada semana, cuando nos reunimos para la celebración
eucarística, es una oportunidad para considerar nuestras bendiciones y
expresarle gratitud a Dios.
Recibir la Sagrada
Comunión, permitiendo que Dios haga su hogar dentro de mí
Creemos
en la verdadera presencia de Jesús en la Eucaristía. En la iglesia, los
domingos, gozamos de momentos íntimos con Jesús, conversamos con Él sobre lo
que sucede en la vida, damos gracias por el don de recibirlo y pedimos ayuda
durante la próxima semana. ¿Por qué perderte ese encuentro que es un privilegio
y una bendición?
Para recibir de Dios la
gracia que necesito para pasar la semana
Dios
nos da muchas gracias cuando oramos y celebramos los sacramentos. Son esas
gracias que nos sostienen durante toda la semana. Si te has perdido la Misa por
alguna razón (no necesariamente de urgencia), ¿notas que algo no parece
correcto durante toda la semana? No te pierdas estos regalos que Dios quiere
darte.
Compartir en comunión con
los creyentes en la Misa, con los que están en el Cielo y con los creyentes de
todo el mundo
La
celebración de la Eucaristía no es solo un servicio de la iglesia aquí en la
tierra. Hay algo más grande que sucede durante el transcurso de la Misa:
nuestra liturgia terrenal es una participación en la liturgia celestial. Nos
unimos a los ángeles y los santos en su alabanza y podemos estar cerca de
nuestra familia y amigos que se nos han adelantado.
Saber que no estás solo y
que una comunidad de fe te rodea y te apoya
Todos
los domingos, las personas de tu comunidad se reúnen y oran juntas. Y cuando
surgen dificultades o ocurren tragedias, es esta misma comunidad de fe la que
nos rodeará con su oración y nos ayudará de cualquier manera posible. Nos dará
la certeza de saber que podemos superar lo que sea que estemos enfrentando.
Escuchar la orden “Ir”,
recordándote que Jesús quiere que tomes lo que has recibido y lo compartas con
otros, cumpliendo su mandato de hacer discípulos
Así
como Jesús comisionó a los apóstoles que hicieran discípulos, al final de cada
Misa el sacerdote nos ordena ir y anunciar el Evangelio. A través del anuncio,
glorificar a Dios con nuestras vidas.
Somos
enviados a una misión. Lo que hemos experimentado y recibido es las guía de la
Iglesia para compartirlo y vivirlo el resto de la semana.
Con información de
Catholic Exchange
Jaime Septién