Desde
su elección, el pasado 13 de marzo 2013, el Pontífice ha mostrado su
preocupación por la Amazonía y los pueblos indígenas que la habitan
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El
papa Francisco, justamente en Brasil, durante su primer viaje apostólico en
2013, expresó su aprecio y preocupación por la cuenca amazónica y sus
habitantes. En su encíclica Laudato Si mencionó la importancia que la
Amazonia tiene para el planeta y el futuro de la humanidad.
“Los
ecosistemas de las selvas tropicales tienen una biodiversidad con una enorme
complejidad, casi imposible de reconocer integralmente, pero cuando esas selvas
son quemadas o arrasadas para desarrollar cultivos, en pocos años se pierden
innumerables especies, cuando no se convierten en áridos desiertos”, Francisco,
Laudato Sì (punto 38).
Francisco,
sensible a la riqueza espiritual, ecológica y humana de la Amazonia, ha querido
recordarla en su séptimo año de pontificado, acuñando una medalla oficial
dedicada al Sínodo sobre la Amazonia.
Además
confirmó recientemente, en una entrevista a La Stampa, que convocó un
Sínodo en el Vaticano sobre el tema en octubre porque es “hijo” de la encíclica
social Laudato Sí, sobre la “realidad verde, la custodia de la
Creación”.
El
obispo de Roma considera el Sínodo una oportunidad para hacer frente a la
emergencia de la “desaparición de las biodiversidades” y la “devastación de la
naturaleza que podrían llevar a la muerte de la humanidad”. Todo visto desde la
lente pastoral y evangelizadora.
También
ha subrayado la importancia del compromiso por nuestra Casa Común y la atención
a los pueblos indígenas, especialmente aquellos de la Amazonía, como elementos
prioritarios.
Ary Waldir Ramos Díaz
Fuente: Aleteia