21 Domingo Tiempo Ordinario (Ciclo C)
MONICIÓN DE ENTRADA
Buenos
días, bienvenidos a la celebración dominical de la Eucaristía.
Cada
uno de nosotros hemos dejado nuestra casa y hemos venido a la casa común: a la
Iglesia. Es el Señor quien nos ha convocado para hacernos partícipes del
banquete que nos prepara en su Cuerpo y en su Sangre y nos introduce un poco
más en la familia que en el nombre del Padre él va reuniendo en la tierra.
Reconozcámonos
unos a otros como hermanos. Quienes participamos de la Mesa del Señor no podemos
ser extraño.
Dispongámonos
a celebrar con unción el Banquete de la fraternidad.
MONICIÓN A LAS LECTURAS
La
Iglesia, por voluntad divina, tiene una vocación universal. Dios quiere que todos
los hombres se salven y lleguen al conocimiento de su amor por el testimonio que
Jesús, su Hijo, ha dado en su nombre.
Las
lecturas que hoy vamos a escuchar nos van abrir a esta perspectiva universal
del Evangelio; al tiempo que nos examinan sobre la calidad de nuestra
respuesta.
Estemos
atentos a la Palabra que hoy, en el nombre del Señor, nos propone la Iglesia.
ORACIÓN DE LOS FIELES
A
cada suplica respondemos: ¡Señor, atiende nuestras súplicas!
-
Por la Iglesia, para que por el anuncio del Evangelio y la celebración del Bautismo
reúna, de entre todos los pueblos, la familia de Dios. OREMOS.
-
Por los que tienen alguna responsabilidad de gobierno, para que sus actuaciones
políticas se rijan por criterios éticos. OREMOS.
-
Por los inmigrantes, por los que pierden su vida en el tránsito hacia los
países de destino, por los que viven en situaciones de esclavitud, para que los
gobiernos promuevan medidas que afronten y resuelvan esas situaciones. OREMOS.
-
Por los que buscan a Dios con sincero corazón y por los miembros de otras
religiones, para que encuentren en el Evangelio de Jesucristo la respuesta que
anhelan. OREMOS
-
Por nosotros, para que iluminados por la Palabra y fortalecidos con la
Eucaristía nos esforcemos en entrar por la puerta estrecha del seguimiento de
Jesucristo. OREMOS.
ORACIÓN FINAL
Gracias,
Jesús, Señor nuestro,
porque
nos has llamado a tu seguimiento;
Tú
nos has dirigido tu Palabra
y
nos has hecho participes de tu intimidad,
esa
que tienes con el Padre.
Gracias,
Hijo de Padre y Hermano nuestro,
porque
al revelarnos los secretos del Reino
y
al darnos tu Espíritu,
nos
has capacitado para asemejarnos a Ti
y
ser tus testigos en el trascurso de nuestra vida.
Señor,
cómo nos cuesta estar a la altura de tu don:
no
terminamos de sentir según tu corazón,
tampoco
actuamos según tu Palabra
y,
mucho menos, vivimos tu entrega de amor.
Señor,
Jesús, fuente de misericordia,
derrama
sobre nosotros tu gracia,
que
ella nos infunda un espíritu apostólico
que
nos haga salir de nuestros caminos
y
nos acerque a los que tienen necesidad de Ti.
Que
sea ella, Señor,
la
que nos haga ser testigos tuyos
y
mediadores del amor del Padre.
Amén.