Nuevos
retos
Hola,
buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Estos
días me han encargado de que me ocupe de imprimir las direcciones para poder
enviar los paquetes. Y justo ayer, en el momento en que más lo necesitábamos...
¡nos quedamos sin pegatinas!
Así
que llamamos a nuestra amiga Maite, que es la persona encargada por nuestra
mensajería para solucionarnos cualquier problema.
-Pero...
¿cómo? ¿Aún seguís con pegatinas? Yo creía que ya os habíamos regalado la
impresora de etiquetas...
La
idea me gustó mucho; he de reconocer que desde siempre me han encantado los
aparatos tecnológicos, me apasiona trastearlos, ver cómo funcionan, y, sobre
todo, comprender qué utilidad nos pueden ofrecer.
Este
concretamente viene a aportarnos ligereza a la hora de trabajar, ¡y el tiempo
para nosotras es vital!
Pero
lo curioso es que me daba cuenta de la facilidad que tengo para adaptarme a un
nuevo aparato y, sin embargo, cuando se trata de una situación nueva, cuando se
trata de algo en lo que tengo que salir de mí misma para entregarme, mi
capacidad de adaptación... no es tan rápida.
Cuando
esto sucede, me suele surgir interiormente una respuesta instantánea: “No”.
Pero, gracias a estos años, voy comprendiendo que, aunque te surja ese instinto
primario, es mejor dar siempre una oportunidad al “Sí”, y he podido
experimentar las maravillas que hace el Señor con cada “sí” de los hombres.
Esos
pequeños “sí”, Él los transforma en grandes, como, por ejemplo, la vocación, el
encontrarte con personas geniales, sacar nuevos dones que ni imaginabas tener,
descubrir los de los demás sintiéndolos tuyos, acoger a todos con ese amor con
el que antes he sido acogida yo...
Estas
nuevas adaptaciones sí que tienen una verdadera utilidad para nuestra vida: nos
van esponjando el corazón, nos van haciendo olvidarnos de nosotros mismos y
vivir para Cristo y, por medio de Él, para los demás.
Él
es la novedad continua, es un Dios eterno que nunca dejará de sorprendernos,
por ello, necesitamos ir adaptándonos a la novedad de cada día. Cristo tan solo
espera de nosotros una respuesta, y, conforme a ella, Él se ocupa de todo. Y no
se rendirá hasta hacer de tu vida un “sí” a su Gracia, un “sí” a su Amor.
Hoy
el reto del amor es responder “sí” al Señor. Quizá sea grande lo que te esté
pidiendo e implique toda tu vida, o quizá sean esas pequeñas cosas cotidianas,
pero, sea lo que sea... ¿le darás tu mano?
“Confía
en Él y Él actuará” (Sal 37, 5).
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma