Tarea
importante
Hola,
buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Ayer
nos tocaba hacer la limpieza a fondo de una parte de la cocina. Como la cocina
es un lugar muy céntrico en la zona de Comunidad, cuando estás ahí es normal
que se pase a saludar una monja que va para el lavadero, otra que baja a la
huerta, o la hermana que viene a lavar los pinceles... ¡se convierte en un
sitio muy transitado!
Mientras
estaba limpiando los cristales, una se acercó a saludarme, y yo la respondí con
alegría, pero sin a penas girar la cabeza; y, claro, la pobre no quiso
interrumpirme más y siguió su camino. Poco después, barriendo escaleras abajo,
vino otra y me sucedió exactamente lo mismo.
“¡Vaya,
qué tonta soy!”, pensé. “Parece como si lo que estuviera haciendo fuera de suma
importancia y no pudiera levantar la mirada del cristal o del suelo... Y, sin
embargo, cuando soy yo la que se acerca a otra hermana, me gusta que me acoja,
que me atienda, me hace feliz cualquier comentario...”
Mientras
continuaba mi tarea, iba orando con el Señor sobre el tema. Él me regalaba ver,
con toda Su suavidad y amor, que lo que me sucede es que doy más importancia a
mi tarea que a la persona que pueda tener delante, veo más la eficacia que el
amor, me puede más la perfección de acabar mi trabajo que la confianza de que
“con amor todo sale mejor”.
¡Y
era cierto! Desde ese instante, cuando llegaba otra hermana, comencé por
mirarla, dejando un momento lo que estaba haciendo para dedicarle toda mi
atención... y lo genial es que luego continuaba trabajando con mucha más
alegría.
Qué
importantes son los gestos para poder amar. No me imagino a Jesús en la
carpintería tan embelesado en su trabajo... sino más bien imagino cómo
saludaría a todos, cómo vendrían a Él a contarle algún problema, o a
escucharle, y Él les hablaría en parábolas sobre la madera, sobre lo que tenía
entre manos... y es que su verdadero oficio es Amar, y, del mismo modo, quiere
otorgarnos a nosotros ese Don.
Hoy
el reto del amor es volver la mirada hacia el hermano cuando venga a contarte
algo. Ya sea un saludo, una pregunta o petición... ¡le puedes dar mucho más que
una respuesta! Hoy, de la mano de Cristo, veamos a las personas. Y que también
nuestro oficio sea el de Amar.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma
