“La
crisis ecológica actual, especialmente el cambio climático”, reconoce el Santo
Padre “amenaza el futuro de la familia humana y esto no es una exageración”
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| Casina Pío IV (Vatican Media) |
En
la Casina Pio IV el Romano Pontífice encuentra a los participantes en el
Encuentro promovido por el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano
Integral con los jefes de las compañías petrolíferas mundiales. En el discurso,
incisivo y apremiante, el Papa afirma: La crisis ecológica actual,
especialmente el cambio climático, amenaza el futuro de la familia humana y
esto no es una exageración
“Las generaciones futuras están a punto de
heredar un mundo en ruinas. Nuestros hijos y nietos no deberían tener que pagar
el costo de la irresponsabilidad de nuestra generación”. Es un discurso claro e
incisivo el que el Papa Francisco dirige a los participantes en el Encuentro
sobre el tema “La
transición energética y la protección de la casa común”, organizado en el
Vaticano por el Dicasterio
para el Servicio del Desarrollo Humano Integral. Dirigiéndose, entre otros,
a los jefes
de las empresas petroleras del mundo, el Pontífice expresa su satisfacción
por esta segunda cita en Roma: un signo positivo del “compromiso constante de
trabajar juntos en un espíritu de solidaridad con el fin de dar pasos concretos
para la protección de nuestro planeta”.
La familia humana está en peligro
“La crisis ecológica actual, especialmente
el cambio climático”, reconoce el Santo Padre “amenaza el futuro de la familia
humana y esto no es una exageración”. Durante demasiado tiempo, de hecho, los
análisis científicos han sido ignorados, mirando “con desprecio e ironía” las
relativas “predicciones catastróficas”. El Papa también se refiere al Informe
especial sobre el impacto del calentamiento global de 1.5ºC sobre los niveles
preindustriales por parte del Grupo Intergubernamental sobre el Cambio
Climático, el cual “advierte claramente”, dice, de las consecuencias del
fracaso en la consecución de los Acuerdos de París.
«El
Informe también advierte de que falta solo poco más de una década para alcanzar
esta barrera del calentamiento global. Ante tal emergencia climática, debemos
tomar las medidas oportunas para no cometer una grave injusticia con los pobres
y las generaciones futuras».
Es suficiente ser irresponsables
La irresponsabilidad de las generaciones
pasadas y presentes no puede dañar el futuro de la familia humana,
especialmente de sus miembros más vulnerables. De hecho, son los pobres los que
“sufren el peor impacto de la crisis climática”: son ellos “los más vulnerables
a los huracanes, las sequías, las inundaciones y otros fenómenos meteorológicos
extremos”.
«Por
lo tanto, “hace falta valor para responder ‘a los gritos cada vez más
angustiosos de la tierra y de sus pobres’ (Discurso a los participantes en la
Conferencia Internacional en el tercer aniversario de Laudato Si’, 6 de julio
de 2018). Al mismo tiempo, las generaciones futuras están a punto de heredar un
mundo en ruinas. Nuestros hijos y nietos no deberían tener que pagar el costo
de la irresponsabilidad de nuestra generación. Me excuso pero quisiera subrayar
esto: ellos, nuestros hijos, nuestros nietos no deberían pagar, no es justo que
paguen el precio de nuestra irresponsabilidad. De hecho, como cada vez es más
evidente, los jóvenes nos reclaman un cambio (ver Laudato si ', 13) “¡El futuro
es nuestro”, gritan los jóvenes hoy y tienen razón!”»
Transición, precio y transparencia
El Papa Francisco analizó, asimismo, los
puntos planteados durante el encuentro: “una transición correcta”, “el precio
del carbón” y “ la transparencia en la notificación de riesgos climáticos”. Es
necesario, en efecto, gestionar bien “el impacto social y laboral del cambio a
una sociedad de bajo consumo de carbono”; y al mismo tiempo, adoptar una
“adecuada política de los precios del carbón, esencial si la humanidad quiere
usar los recursos de la creación de manera inteligente”.
«La
falta de gestión de las emisiones de carbono ha generado una enorme deuda que
ahora tendrán que pagar con intereses los que vienen después de nosotros.
Nuestra utilización de los recursos ambientales comunes puede considerarse
ética solo cuando los costes económicos y sociales que se derivan del uso de
los recursos ambientales comunes se reconozcan de manera transparente y sean
sufragados totalmente por aquellos que se benefician, y no por otros o por las
futuras generaciones».
Por
último el Papa abordó el tema de “la transparencia en la notificación de
los riesgos climáticos”: “Una comunicación abierta, transparente,
fundamentada científicamente y regulada”, insistió, “redunda en interés de
todos, haciendo posible mover el capital financiero a aquellas áreas que
ofrecen las más amplias posibilidades a la inteligencia humana para crear e
innovar, a la vez que protege el ambiente y crea más fuentes de
trabajo".
¡El tiempo apremia!
El Santo Padre recordó entonces que “la
civilización requiere energía, ¡pero el uso de la energía no debe destruir la
civilización” y que hoy “se necesita una transición energética radical para
salvar nuestra casa común”.
«Queridos
amigos, ¡el tiempo apremia! Las reflexiones deben ir más allá de la mera
exploración de lo que se puede hacer y enfocarse en lo que
se necesita hacer, de hoy en adelante. No podemos permitirnos el lujo de
esperar a que otros se adelanten, o dar prioridad a los beneficios económicos a
corto plazo. La crisis climática requiere de nosotros una acción específica
ahora mismo (ver ibid., 161) y la Iglesia está totalmente comprometida a hacer
su parte».
Barbara Castelli - Ciudad del Vaticano
Vatican News
