El
Papa visitó por la mañana, en Macedonia del Norte, el Memorial de la Madre
Teresa en Skopie, su ciudad natal, donde rezó y celebró un encuentro con los
pobres, junto a los demás líderes religiosos
Ya
en Macedonia del Norte, última etapa de este 29° Viaje Apostólico
internacional, el Santo Padre transcurre el resto de esta jornada en Skopie, la
ciudad natal de la Madre Teresa, a donde llegó esta mañana procedente de Sofía,
la capital de Bulgaria. Y de hecho tras su saludo a las autoridades, a la
sociedad civil y al cuerpo diplomático en el Palacio Presidencial, poco después
de las diez de la mañana el Papa visitó la Casa-Memorial dedicada a la gran
misionera de la caridad mundialmente conocida.
Casa-Memorial de la Madre
Teresa
Se
trata de una construcción moderna que se encuentra en el lugar en el que surgía
la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús – que resultó destruida tras el
terremoto de 1963 – donde la Madre Teresa fue bautizada al día siguiente de su
nacimiento, a cuyo templo solía ir rezar. La primera piedra fue colocada el 9
de mayo de 2008 y su inauguración tuvo lugar el 30 de enero del año siguiente.
En
su construcción se condensa una singular compenetración de estilo europeo e
indio, con un basamento de piedra que contiene diversos elementos y una especie
de torre con vidrieras. En el primer piso se encuentra el pequeño museo en el
que se pueden observar fotografías, objetos que pertenecieron a la Madre Teresa
y algunas reliquias suyas. Mientras en el segundo piso se encuentra la capilla
con paredes de vidrio y trabajos en filigrana.
Además,
esta casa posee una sala multimedia y suele hospedar exposiciones culturales,
lo que hace que acudan cada año, al menos, cien mil personas.
Oración del Papa
El
Papa fue recibido por la Madre Superiora, junto a otras religiosas, con el
gesto que las caracteriza de ofrecer flores. Y tras realizar un homenaje floral
ante la estatua de la Santa, Francisco se dirigió a la capilla donde lo
esperaban los líderes de las demás comunidades religiosas presentes en el país.
También estuvieron presentes dos sobrinos de la Madre Teresa.
En
el altar podían observarse una reliquia de la Santa, algunos objetos personales
suyos y cinco velas en representación de las confesiones religiosas. Después de
rezar en silencio ante la reliquia, el Obispo de Roma pronunció una oración en honor
de la Madre Teresa.
“Dios,
Padre de misericordia y de todo bien – comenzó diciendo el Pontífice – te damos
gracias por el don de la vida y el carisma de Santa Madre Teresa. En tu gran
providencia, la has llamado a dar testimonio de tu amor entre los más pobres de
la India y del mundo. Ella supo hacer el bien a los más necesitados, puesto que
reconoció en cada hombre y mujer el rostro de tu Hijo. Dócil a tu Espíritu, ha
sido la voz orante de los pobres y de todos aquellos que tienen hambre y sed de
justicia. Acogiendo el grito de Jesús en la cruz, ‘tengo sed’, Madre Teresa ha
calmado la sed de Jesús en la cruz, cumpliendo las obras del amor
misericordioso”.
Petición del Santo Padre
“Te
pedimos, Santa Madre Teresa, madre de los pobres – prosiguió orando Francisco –
tu especial intercesión y ayuda, aquí, en la ciudad de tu nacimiento, donde
estaba tu casa. Aquí recibiste el don del nuevo nacimiento en los sacramentos
de la iniciación cristiana. Aquí escuchaste las primeras palabras de la fe en
tu familia y en la comunidad de los fieles. Aquí comenzaste a ver y a conocer a
los necesitados, a los pobres y a los pequeños. Aquí aprendiste de tus padres a
amar a los más necesitados y a ayudarlos. Aquí, en el silencio de la iglesia,
escuchaste la llamada de Jesús a seguirlo, como religiosa, en las misiones”.
Y
agregó “desde aquí te pedimos: intercede ante Jesús para que también nosotros
obtengamos la gracia de estar vigilantes y atentos al grito de los pobres, de
aquellos que están privados de sus derechos, de los enfermos, de los
marginados, de los últimos. Que Él nos conceda la gracia de verlo en los ojos
de quien nos mira porque necesita de nosotros. Que nos dé un corazón que sepa
amar a Dios presente en cada hombre y mujer, y que sepa reconocerlo en aquellos
que están afligidos por el sufrimiento y la injusticia. Que nos conceda la
gracia de ser también nosotros signo de amor y esperanza en nuestro tiempo, en
el que hay tantos necesitados, abandonados, marginados y emigrantes. Que haga
que nuestro amor no sea sólo de palabra, sino que sea eficaz y verdadero, para
que podamos dar testimonio creíble de la Iglesia, que tiene el deber de
predicar el Evangelio a los pobres, la liberación a los prisioneros, la alegría
a los tristes, la gracia de la salvación a todos”.
“Santa
Madre Teresa – concluyó el Santo Padre su oración – ruega por esta ciudad, por
este pueblo, por su Iglesia y por todos los que quieren seguir a Cristo, Buen
Pastor, como discípulos suyos, realizando obras de justicia, de amor, de
misericordia, de paz y de servicio, como Él que vino no para ser servido sino
para servir y dar la vida por muchos, Cristo nuestro Señor. Amén”.
A
continuación, el Papa Bergoglio saludó a los líderes religiosos y los sobrinos
de la Madre Teresa para dirigirse a continuación al patio en el que lo
esperaban un centenar de pobres que reciben asistencia de las Religiosas
Misioneras de la Caridad.
Aquí
la Superiora de la comunidad dirigió su saludo en nombre de los presentes, una
joven madre soltera de religión ortodoxa asistida por estas religiosas ofreció
su testimonio. Este encuentro concluyó con la bendición apostólica del Papa
Francisco quien también bendijo la primera piedra del futuro Santuario de la
Madre Teresa.
María
Fernanda Bernasconi – Ciudad del Vaticano
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