PAPA FRANCISCO EXPRESA SU ALEGRÍA POR LA BEATIFICACIÓN DE GUADALUPE ORTIZ DE LANDÁZURI

El Papa destacó que la beata Guadalupe “puso sus numerosas cualidades humanas y espirituales al servicio de los demás"

El Papa Francisco animó a aspirar a “la santidad de la normalidad” de la que “tanto necesita hoy el mundo y la Iglesia”. Así lo indicó en una carta enviada al Prelado del Opus Dei, Mons. Fernando Ocáriz, con motivo de la beatificación de la primera fiel laica de esta Prelatura, Guadalupe Ortiz de Landázuri.

La ceremonia de beatificación se realizó este sábado 18 de mayo en Madrid (España) y fue presidida por el Prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos, Cardenal Giovanni Angelo Becciu, y concelebrada por el arzobispo de Madrid, Cardenal Carlos Osoro, junto a otros cardenales, obispos y sacerdotes. 

En la misiva, el Pontífice señaló su “alegría” y su “acción de gracias por este testimonio de santidad, vivido en las circunstancias ordinarias de su vida cristiana”.

“Es justo alegrarse y dar gracias a Dios, porque Él nunca abandona a su Iglesia, ni siquiera en los momentos más oscuros, y con amor de esposo sigue suscitando en ella ejemplos de santidad que embellecen su rostro, nos llenan de esperanza y nos señalan con claridad el camino que hemos de recorrer”, escribió el Papa.

En esta línea, el Santo Padre recordó que “la santidad supone abrir el corazón a Dios y dejar que nos transforme con su amor, y supone también salir de sí mismo y andar al encuentro de los demás donde Jesús nos espera, para llevarles una palabra de ánimo, una mano de apoyo, una mirada de ternura y consuelo”.

Sobre la nueva beata Guadalupe, Francisco resaltó “la alegría que brotaba de su conciencia de hija de Dios” y añadió que Ortiz de Landázuri aprendió esta alegría de la filiación divina del fundador del Opus Dei, San Josemaría Escrivá de Balaguer.

Además, el Papa destacó que la beata Guadalupe “puso sus numerosas cualidades humanas y espirituales al servicio de los demás, ayudando de modo especial a otras mujeres y a sus familias necesitadas de educación y desarrollo. Y todo esto lo realizó sin ninguna actitud proselitista sino solo con su oración y su testimonio”, afirmó.

Por ello, el Pontífice animó a todos los fieles de la Prelatura, así como a todas las personas que participan en sus labores apostólicas, a que “aspiren siempre a esta santidad de la normalidad, que arde dentro de nuestro corazón con el fuego del amor de Cristo, y de la que tanto necesita hoy el mundo y la Iglesia”.

Al finalizar, el Santo Padre expresó también “no dejen de rezar por mí” e impartió su Bendición Apostólica. “Que Jesús los bendiga y que la Virgen Santa los cuide”.
POR MERCEDES DE LA TORRE 
Fuente: ACI