¿Hay una
obsesión de la Iglesia con el sexo? En un reciente video publicado en su canal
Teología para Millenials, el P. Mario Arroyo responde a esta inquietud
El P. Arroyo,
doctor en Filosofía por la Universidad de la Santa Cruz de Roma y catedrático
de la Universidad Panamericana en Ciudad de México, destacó que la sexualidad
“es un tema en el que siempre hay interés” entre los jóvenes.
“Es lógico,
porque estamos bombardeados de eso gracias a la revolución sexual. Vivimos en
un ambiente erotizado”, señaló, pero indicó que hay además “una cierta campaña
que quiere presentar como que en la Iglesia estamos obsesionados con ese tema”.
“Gracias a
Dios, (el Papa) Francisco ha recordado que no, que en la Iglesia no
venimos a hablar fundamentalmente de prescripciones morales, sino de Jesucristo”,
precisó.
Tras recordar
que prácticamente todas las culturas y religiones “suelen tener una serie de
restricciones respecto a la sexualidad”, el P. Arroyo señaló que “de cómo
vivimos la sexualidad se entiende cómo comprendemos y cómo visualizamos nuestro
cuerpo, cómo lo presentamos, qué entendemos después por persona, cómo se
realiza una persona, cómo fracasa una persona”.
“Después, cómo
se construye una familia, qué se entiende por una familia y finalmente cómo se
estructura una sociedad”, indicó.
Para el
sacerdote mexicano, “un fruto inquietante de la revolución sexual podemos verlo
tristemente en Europa, donde hay un invierno demográfico y una gran necesidad
de inmigración porque se ha desvinculado radicalmente el ejercicio de la
sexualidad de la procreación”.
“Se ha visto
que lo máximo es ejercer la sexualidad y que hay que tenerle miedo a los hijos
como un demonio. Entonces, las mujeres, no por cuestión económica sino porque
ya no se les hace atractivo, ya no quieren tener hijos”, indicó.
El sacerdote
señaló que las personas que entienden el ejercicio de la sexualidad como algo
radicalmente separado de la procreación, “de alguna manera son como lobos
esteparios en el mundo, puntos aislados, individuales que defienden a rajatabla
su libertad, pero quizás han comprendido el amor en un sentido inverso. No
han entendido el amor como donación sino como qué saco yo de los demás”.
El P. Arroyo
precisó que “cuando la Iglesia habla de la sexualidad no es para fastidiar,
sino que tiene un sentido objetivo: es expresión de la donación de la persona,
la totalidad de la persona que se entrega: no solo te quiero a ti ahorita, te
quiero ahora y siempre, te pase lo que te pase”.
“Cuando se
quitan algunas de esas cláusulas –estoy contigo ahorita, pero si en tres meses
te atropella un camión y te quedas paralítica ya no estaré contigo–, entonces
se falsea el significado del acto”.
El sacerdote
destacó que “lo que la Iglesia quiere rescatar es el valor objetivo del sexo y
ofrecer su oferta efectivamente en un mundo en el cual vamos claramente
contra corriente”.
“Pero si uno lo
piensa, cuando ve un matrimonio de 50 años de casados, 60 años de casados,
muchas veces uno se da cuenta que ha valido la pena, que han sabido construir
una historia maravillosa en la cual los hijos y los nietos son la manifestación
de esa plenitud”, señaló.
Fuente: ACI
Prensa