El último tema tocado por el cardenal en su discurso se refirió a la necesidad de “repensar los métodos de oración, animación misionera y recaudación de fondos para la missio ad gentes del Papa junto con las Iglesias particulares”
La celebración del Mes Misionero
Extraordinario de octubre de 2019, la formación de catequistas en los
territorios de misión, la necesidad de identificar nuevas formas de oración,
animación misionera y recaudación de fondos para la missio ad gentes: estos son
los tres temas elegidos por el cardenal Fernando Filoni, Prefecto de la
Congregación para la Evangelización de los Pueblos y Presidente del Comité
Supremo de las Obras Misionales Pontificias, en su discurso ante la Asamblea
General Anual de las OMP, celebrada en la Fraterna Domus de Sacrofano (Roma)
hasta el 1 Junio.
El cardenal, que intervino ayer por la tarde, destacó ante
todo la importancia de la Carta Apostólica Máximo Illud del Papa Benedicto XV,
que inició la "fructífera renovación evangélica de la misión eclesial”,
cuyo centenario el Papa Francisco ha querido celebrar con el Mes Misionero
Extraordinario.Con su carta, el Papa Benedicto XV quería lograr esencialmente tres objetivos, recordó el cardenal Filoni: “En primer lugar, invitó a toda la Iglesia y a las Iglesias locales a hacerse cargo de la misión al no delegarla solo a instituciones y congregaciones religiosas. En segundo lugar, volver a recordar que evangélicamente la misión de la Iglesia tiene como único objetivo proclamar el Evangelio, la fe y el testimonio de la caridad. El tercer aspecto consistió en la voluntad explícita del Papa de romper cualquier relación entre la fe y la misión con intereses coloniales y con ideologías nacionalistas eurocéntricas, muy fuertes en ese momento”.
Para el Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, el Papa Francisco al celebrar el centenario de esta Carta Apostólica desea tres cosas: “primero, nos invita a renovar la misión como un compromiso bautismal de todos los fieles sin delegar en solo los institutos misioneros esta dimensión fundamental de la fe sino en todo el Pueblo de Dios; en segundo lugar, la misión debe convertirse en el paradigma de la vida ordinaria y de cada acción de la Iglesia; finalmente, a todos los cristianos en sus diócesis, parroquias, movimientos y grupos eclesiales les pide que se constituyan en un estado permanente de misión”.
El cardenal subrayó la importancia fundamental de los catequistas en la vida de las iglesias jóvenes de los territorios de misión, definiéndolos como “la figura clave en el esfuerzo de evangelización, especialmente en entornos rurales y comunidades”. “Son responsables de muchas comunidades misioneras que les encomiendan los párrocos y los obispos, conducen la liturgia dominical de la Palabra muy a menudo con la distribución de la Eucaristía, son responsables de la oración y la caridad, viven con su familia en el medio a sus hermanos cristianos y no cristianos, miembros del mismo pueblo y comunidad civil, preparan a niños y adultos para los sacramentos...”. Cuando los catequistas están “seriamente comprometidos, bien valorados y bien entrenados, son verdaderos animadores y formadores de toda la comunidad cristiana junto con los obispos, presbíteros y diáconos permanentes”.
En el contexto de los cambios sociales y eclesiales que también afectan a este ministerio, “es necesario descubrir siempre nuevas formas de ser y actuar como un catequista”, dijo el cardenal Filoni, quien indicó la oportunidad de confiar la catequesis no solo a un hombre. o para una mujer que está particularmente disponible y preparado, sino también a equipos compuestos por hombres, mujeres, familias, jóvenes, un diácono permanente, un religioso o una religiosa e incluso a niños. Sin embargo, es necesario entrenar a estos pequeños equipos de cuatro o cinco para que “puedan traer al mundo un verdadero testimonio de fe y de la Iglesia”.
Para lograr este objetivo, las iglesias locales deben garantizar una adecuada formación inicial y continua de los catequistas, elegidos después de un cuidadoso discernimiento, cuidar de las estructuras de formación y elegir formadores capaces, que también resuelvan preguntas prácticas. “Los obispos locales con los presbíteros y los religiosos deben cuidar seriamente de estos colaboradores importantes y fundamentales en el trabajo de la misión de la Iglesia en los territorios que les han sido confiados”, aseguró el purpurado.
El cardenal Filoni propuso una colaboración más estrecha con los obispos y las Iglesias locales: “Respetando las diferentes necesidades y realidades locales de cada país, las Direcciones Nacionales de las Iglesias particulares confiadas a la CEP, en colaboración con el Secretariado Internacional de la coordinación Pontificia Unión Misionera, pueden interactuar en el proceso de formación de los catequistas y, por lo tanto, llevar a cabo regularmente nuestro deber de animación misionera del Pueblo de Dios. De esta manera, su servicio de formación misionera alcanzaría el cuidado pastoral ordinario de sus iglesias. No se desarrollaría en paralelo, sino que interactuaría con las necesidades locales de formación eclesial para la misión. Los catequistas recibirían una adecuada formación misionera en su preparación”.
El último tema tocado por el cardenal en su discurso se refirió a la necesidad de “repensar los métodos de oración, animación misionera y recaudación de fondos para la missio ad gentes del Papa junto con las Iglesias particulares”, en el contexto de “una auténtica y radical reforma de las OMP en el espíritu que nos indicó el Santo Padre en Evangelii Gaudium”. En este sentido, propuso desarrollar nuevas formas de presencia de las OMP tanto en los santuarios marianos como en otros lugares de interés para la devoción popular, así como en el mundo de las redes sociales que están al servicio de la oración y la formación de la fe. Pidió a las Secretarías Internacionales de las cuatro OMP que “comiencen un proceso unitario de discernimiento de sus propios métodos para un compromiso clave en la recaudación de fondos”: “La preocupante disminución de los fondos que las OMP recibeb y pueden distribuir, requiere una nueva perspectiva en los métodos de recaudación”, concluyó.
SL
Fuente: Agencia Fides