RESPONSABLES EN LA CARIDAD
II. Hemos de influir
siempre para bien en los demás. Dar buen ejemplo.
III. Obligación de reparar y
deber de desagraviar ante las ofensas a Dios.
«Dijo a sus discípulos:
«Es imposible que no vengan los escándalos; pero, ay de aquel por quien vienen.
Más le valdría ajustarle al cuello una piedra de molino y arrojarle al mar, que
escandalizar a uno de esos pequeños: andaos con cuidado.
Si tu hermano peca,
repréndele; y, si se arrepiente, perdónale. Y si peca siete veces al día contra
ti, y siete veces vuelve a ti, diciendo: "Me arrepiento", le
perdonarás». Los apóstoles dijeron al Señor: «Auméntanos la fe». Respondió el
Señor: «Si tuvierais fe como un grano de mostaza, diríais a este moral:
"Arráncate y plántate en el mar, y os obedecería"» (Lucas
17,1-6).
I. Una de las advertencias
más duras de Jesús, dirigida en primer lugar a los que le siguen de cerca es
andaos con cuidado, después de decir: Más le valdría ajustarle una piedra de
molino y arrojarle al mar, que escandalizar a uno de los pequeños (Lucas 17,
1-3). Escandalizar es hacer caer, ser causa de tropiezo, de ruina espiritual
para otro, con la palabra, con los hechos, con las omisiones (SANTO TOMÁS, Suma
Teológica)
Los
pequeños son para Jesús los niños, en cuya inocencia se refleja de una manera
particular la imagen de Dios. Pero también son esa inmensa muchedumbre,
sencilla, menos ilustrada y, por lo mismo, con más facilidad de tropezar en la
piedra interpuesta en su camino.
Pocos
pecados tan grandes como éste, pues “tiende a destruir la mayor obra de Dios,
que es la redención, con la pérdida de las almas: da muerte al alma del prójimo
quitándole la vida de la gracia, que es más preciosa que la vida del cuerpo, y
es causa de una multitud de pecados” (Catecismo de San Pio X, 418)
II. Es mucho lo que influimos
en los demás, y esta influencia ha de ser siempre para bien de quien nos ve o
nos escucha, en cualquier situación en la que nos encontremos. Sin embargo,
también existe el falso escándalo: en no pocas ocasiones la conducta del
cristiano que quiere vivir con integridad la doctrina del Señor, chocará con un
ambiente pagano y frívolo y “escandalizará” a muchos.
No
nos debe extrañar si con nuestra vida en alguna ocasión sucede algo parecido, y
hemos de evitar aquellas ocasiones de suyo indiferentes que pueden producir
extrañeza o escándalo en personas por su falta de formación.
Especialmente
es grave el escándalo que proviene de aquellas personas que gozan de algún
género de autoridad o fama, y el que es ocasión de escándalo tiene obligación,
por caridad, y a veces por justicia, de reparar el daño espiritual y aun
material ocasionado. La caridad, movida por la contrición, encuentra siempre el
modo adecuado de reparar el daño.
III. De nosotros deberían
decir quienes nos han tratado, lo que sus contemporáneos afirmaron del Señor:
pasó haciendo el bien (Hechos 10, 38) Si lo propio del escándalo es romper y
destruir, la caridad compone, une y cura, y ella misma facilita el camino que
conduce al Señor.
El
buen ejemplo será siempre una forma eficaz de contrarrestar el mal que, quizá
sin darse cuenta, muchos van sembrando por la vida.
Nuestra
Madre nos ayudará a darlo si nos mantenemos cerca de Ella.
Textos basados en ideas de Hablar con Dios de F. Fernández Carvajal.
Fuente: Almudi.org