ISABEL DE VILLENA: LA EJEMPLARIDAD DE LAS MUJERES DE LA HISTORIA SAGRADA

Explicó en el siglo XV porqué fueron tan importantes las mujeres que rodearon la biografía de Jesús

En 1497, Aldonça de Montsoriu, abadesa del convento de la Santísima Trinidad de las Clarisas de Valencia, sacaba a la luz una obra escrita por su antecesora, Isabel de Villena, fallecida siete años antes. Gracias a la labor de Aldonça, la Vita Christi pudo ser conocida y relacionada con su autora, quien no había dado a conocer públicamente su autoría. Con este texto, Isabel de Villena hacía una defensa del papel de las mujeres que rodearon la biografía de Jesús, poniendo en valor su importancia en la historia sagrada.

Isabel de Villena fue bautizada como Leonor Manuel. Había nacido en Valencia en 1430 y era fruto de una relación extramatrimonial de su padre, Enrique de Villena, y una mujer de la que se desconoce su identidad. Enrique de Villena era un marqués emparentado con las casas reales de Castilla y Aragón por lo que a su muerte, cuando Leonor Manuel tenía cuatro años, la pequeña fue puesta bajo la protección de la reina María de Castilla, esposa de Alfonso V de Aragón. La reina, que no tuvo descendencia, se volcó en el cuidado de su prima lejana a la que quiso como una hija y educó de manera excepcional.

Cuando Leonor Manuel cumplió los quince años decidió ingresar en el convento de la Santísima Trinidad de las Clarisas de Valencia, centro religioso fundado por la propia María. Allí asumió el nombre de Isabel. Casi veinte años después, en 1463, fue nombrada abadesa, cargo que ostentaría hasta su muerte.

A lo largo de su vida conventual, Isabel de Villena terminó las obras del complejo monacal iniciadas por su prima, cuidó con devoción de las monjas del convento, dedicó buena parte de su tiempo a la oración y escribió obras místicas y tratados religiosos hoy perdidos. La única obra que se conserva es la Vita Christi, un texto en el que ensalzaba la figura de Jesús a la vez que ponía el acento en la importancia que tuvieron en su vida mujeres como su madre la Virgen María, Santa Ana o María Magdalena. Algunos estudiosos han querido ver en la obra de Isabel una respuesta contundente al texto misógino escrito por Jaume Roig en aquella época titulado El espejo o Libro de las mujeres.

La Vita Christi fue una obra escrita para educar a las monjas de su convento pero terminó siendo reconocida por los eruditos y situó a Isabel de Villena en el Siglo de Oro de las letras valencianas. Con esta obra formó parte también de la extensa querella de las mujeres, un debate intelectual que se produjo en muchos países y en el que muchas voces se alzaron en defensa de la dignidad femenina. Isabel de Villena defendió dicha dignidad poniendo como ejemplo las mujeres protagonistas de la vida de Jesús.

Isabel de Villena falleció en 1490 sin haber dado a conocer su obra, labor que realizó su sucesora, Aldonça de Montsoriu, siete años después.

Sandra Ferrer

Fuente: Aleteia