El
fraile Antenucci narra detalles de su audiencia privada con el Pontífice sobre
un gran proyecto sobre el icono mariano
El
papa Francisco aprobó la consagración a la Virgen del Silencio, una de las
devociones del Sucesor de Pedro, confirmó a Aleteia fray Emiliano Antenucci
tras una audiencia privada de 40 minutos que tuvo lugar en el palacio
apostólico el 22 de marzo de 2019. “Es bellísima” sostuvo el Papa, según el
religioso (leer abajo la consagración).
El
fraile de “campo” como se considera el mismo, no esperaba ser recibido en el
lugar donde el Papa acoge a presidentes, embajadores de los estados que tienen
relaciones con la Santa Sede y líderes mundiales.
Pensaba
que el Papa lo recibiría en Santa Marta, en cambio, se trató de una audiencia
privada dedicada al religioso capuchino que puede considerarse “embajador” de
una de las devociones marianas más queridas por Francisco, incluida la desata
los Nudos (Nuestra Señora Knotenlöserin) devoción llevada de Augsburg a Buenos
Aires.
“Hay
un grande proyecto alrededor de la Virgen del Silencio en el futuro…pero por
ahora mantenemos silencio”, dijo con simpatía el fraile sin dar mayores
detalles y quien sostuvo haber recibido una bendición por parte del Pontífice
imponiendo sus manos sobre su cabeza estando de rodillas para que el Espíritu
Santo lo acompañara y prosiguiera su misión contrapuesta a la dictadura del
ruido.
“Yo
le conté mi historia y mi devoción a la Virgen del Silencio y él me dijo: aquí
está precisamente la mano de Dios y me repitió varias veces: ¡sigue adelante!”,
contó en referencia a la manera providencial en que llegó una copia del icono
hasta las manos del Pontífice a través de un colaborador muy cercano.
El
original del ícono de la Virgen del Silencio fue encargado por Fray Antenucci
en 2010, y realizada, tras aproximadamente 9 meses de trabajo, por las monjas
benedictinas de San Giulio d’Orta, en la provincia italiana de Novara.
Asimismo,
aclaró que él no le regaló la copia de la imagen al Papa y deduce que fue la
providencia la que abrió los caminos, al contrario de lo que había escrito un
periódico italiano: “fraile del silencio regaló cuadro al Papa Francisco”.
¿Sabe
cuántos crucifijos e iconos recibe al día el Santo Padre?, preguntó para
destacar la sorpresa que Francisco haya fijado sus ojos en esta especial
representación de la madre de Dios.
En
efecto, es tal la devoción, que el Papa ha hecho colocar cerca del ascensor del
Palacio Apostólico del Vaticano una copia del cuadro de la Virgen retratada al
estilo bizantino y que se lleva el dedo índice de la mano izquierda sobre los
labios para avisar al visitante de evitar las habladurías y los chismes antes
de llegar a destino para una cita o llevar recado.
El
15 de junio 2016, el Papa ha bendecido el icono de la Virgen del Silencio y ha
puesto su autógrafo, pues está conmovido por su significado que invita al “silencio
interior”, que queda latente en el aviso que él ha dispuesto poner detrás del
icono original: “no hablar mal de los otros”, algo que “destruye las
comunidades cristianas y la sociedad” comentó Antenucci.
“El
silencio prepara a la explosión de la alegría de la Pascua, el silencio,
el vientre de la Palabra de Dios, prepara también a tener palabras que sean un
regalo para los demás”. “En la sociedad del ruido, el silencio representa una
profecía, es la profecía del mundo futuro”, apuntó.
Han
pasado 10 años desde que fray Antenucci escribió su primer libro sobre el tema: “Il
Libro della Vita” (2008), primera pequeña colección de reflexiones que luego
daría paso al curso sobre el silencio titulado: “Silencio, habla el silencio”.
El
fraile recomienda de iniciar el día manteniendo media hora de silencio para
prepararse a las actividades cotidianas y a la escucha de la Palabra y de las
personas.
Puntualizó
que “el silencio es considerado presencia, porque muchos van en su búsqueda,
sobre todo, en el caso de otras religiones que hacen cursos extraños, pero para
nosotros los cristianos el silencio no es un vacío”, sino que se trata de “una
plenitud” que se llena con la “presencia” de Dios.
El
silencio es un encuentro con Jesús como el que refiere San Juan de la Cruz que
llena las entrañas y la existencia que toca el cielo, en cambio al silencio que
se hace con técnicas como el mindfulness que se quedan en un silencio
humano e intrascendente.
Efectivamente,
la oración a la Virgen del Silencio contrae 12 virtudes: el silencio
mismo, la escucha, la humildad, la alegría, la atención hacia los demás, la
espera, el equilibrio, la docilidad, la estabilidad, la pureza, la confianza y
la misericordia.
Consagración
a la Virgen del Silencio
Oh María, Virgen y Madre
del Silencio,
consagro a ti toda mi vida.
Dígnate de imprimir en mi corazón el corazón de tu Hijo Jesús,
muerto y resucitado por mí.
Al anuncio jubiloso del ángel dijiste “Fiat”,
En las bodas en Caná me enseñaste a hacer todo lo que dice el Señor;
bajo la cruz me diste ejemplo de unión a Jesús
obediente al Padre.
Virgen del Silencio, canal de gracia,
dóname cada día la fuerza de una sincera conversión
y de una vocación estable.
María, rocío de la Belleza divina,
muéstrate una obra maestra de santidad,
realizada al alto precio de la sangre de Cristo.
Oh María, catedral de Silencio,
haz resonar en mi esta oración:
“No tengas miedo, porque tu eres mi hijo y eres amado por el Padre celestial”.
Santa María, salvavidas, puente entre cielo y tierra,
guíame junto a los ángeles y a los santos
para construir el Reino de Dios en la tierra,
para que pueda vivir en la constante presencia de la Santísima Trinidad y desear para los demás y para mí
la paz y la alegría sin fin de la Jerusalén celeste.
consagro a ti toda mi vida.
Dígnate de imprimir en mi corazón el corazón de tu Hijo Jesús,
muerto y resucitado por mí.
Al anuncio jubiloso del ángel dijiste “Fiat”,
En las bodas en Caná me enseñaste a hacer todo lo que dice el Señor;
bajo la cruz me diste ejemplo de unión a Jesús
obediente al Padre.
Virgen del Silencio, canal de gracia,
dóname cada día la fuerza de una sincera conversión
y de una vocación estable.
María, rocío de la Belleza divina,
muéstrate una obra maestra de santidad,
realizada al alto precio de la sangre de Cristo.
Oh María, catedral de Silencio,
haz resonar en mi esta oración:
“No tengas miedo, porque tu eres mi hijo y eres amado por el Padre celestial”.
Santa María, salvavidas, puente entre cielo y tierra,
guíame junto a los ángeles y a los santos
para construir el Reino de Dios en la tierra,
para que pueda vivir en la constante presencia de la Santísima Trinidad y desear para los demás y para mí
la paz y la alegría sin fin de la Jerusalén celeste.
Amén
Fra’
Emiliano Antenucci
Ary Waldir Ramos Díaz
Fuente:
Aleteia