“Las
formas de extremismo llevan a menudo a la violencia y al terrorismo y constituyen
una ofensa a la religión y a Dios mismo", afirmó Francisco
El
Santo Padre pronunció su primer discurso en tierras marroquíes en la explanada
de Torre Hassan II, donde se reunió con las autoridades, representantes de la
sociedad civil y con el cuerpo diplomático. El Pontífice propuso la cultura del
diálogo fraterno entre los pueblos como clave para construir la paz, respetar
la libertad de culto, acoger a los migrantes y lograr una conversión ecológica
que respete a la madre tierra.
La
tarde del sábado 30 de marzo, el Papa Francisco pronunció su primer discurso en
el marco de su Viaje Apostólico a Marruecos, el número 28° de su
Pontificado, que tiene como lema "servidor de esperanza".
El
Santo Padre visita un país de aproximadamente 35 millones de habitantes, la
mayoría musulmanes sunitas, en un gesto fraterno que reafirma la necesidad de
que cristianos y musulmanes se unan en un mundo sediento de paz,
"respetando la diversidad y ayudando a los más pobres", tal y como
explicó el Papa en su video mensaje publicado antes de iniciar su visita.
La
primera cita de la jornada en tierras marroquíes tuvo lugar en la
explanada de la Torre Hassan II, donde se reunió con las autoridades,
representantes de la sociedad civil y con el cuerpo diplomático; en el mismo
lugar donde tuvo lugar la ceremonia de bienvenida.
Cristianos y musulmanes en
camino por la paz
Tras
escuchar las palabras introductorias del rey Mohamed VI, el Sucesor de Pedro
agradeció la calurosa acogida del pueblo marroquí:
"Me
alegro de pisar el suelo de este país, rico en tantas bellezas naturales,
custodio de vestigios de antiguas civilizaciones y testigo de una historia
fascinante"- dijo- indicando que tal gratitud se transforma en una
importante oportunidad para promover el diálogo interreligioso y el
conocimiento recíproco entre los fieles de estas dos religiones, al mismo
tiempo que se recuerdan los ochocientos años desde el histórico encuentro entre
san Francisco de Asís y el sultán al-Malik al-Kamil: "un acontecimiento
profético que supuso el inicio de un camino de paz y de armonía para la
humanidad".
Respetar las riquezas de
cada pueblo
Asimismo,
el Obispo de Roma inisistió en la necesidad de "unir nuestros esfuerzos
para dar un nuevo impulso a la construcción de un mundo más solidario, más
comprometido en el empeño honesto, valiente e indispensable por un diálogo que
respete las riquezas y particularidades de cada pueblo y de cada persona".
Un
desafío - añadió el Papa- al que todos estamos llamados a afrontar, "sobre
todo en este tiempo en el que se corre el riesgo de hacer de las diferencias y
el desconocimiento recíproco, motivos de rivalidad y disgregación".
Promover la cultura del
diálogo: no al extremismo religioso
Otro
de los puntos en el que el Santo Padre hizo hincapié fue en la importancia de
promover la cultura del diálogo entre los pueblos, "la colaboración como
conducta", porque "este es el camino que estamos llamados a recorrer
sin cansarnos nunca, para ayudarnos a superar juntos las tensiones y las
incomprensiones, las máscaras y los estereotipos que conducen siempre al miedo
y a las contraposiciones", afirmó Francisco destacando la exigencia de
promover formación adecuada y sana "contra todas las formas de extremismo,
que llevan a menudo a la violencia y al terrorismo y que, en todo caso,
constituyen una ofensa a la religión y a Dios mismo".
Respeto a la libertad de
culto
"Nosotros
creemos que Dios ha creado los seres humanos iguales en derechos, deberes y
dignidad, y que los ha llamado a vivir como hermanos y a difundir los valores
del bien, de la caridad y de la paz. Por esa razón, la libertad de conciencia y
la libertad religiosa —que no se limita solo a la libertad de culto, sino a
permitir que cada uno viva según la propia convicción religiosa— están
inseparablemente unidas a la dignidad humana", argumentó el Papa
subrayando que se trata de descubrir y aceptar al otro "en la
peculiaridad de su fe y enriquecerse mutuamente con la diferencia, en una
relación marcada por la benevolencia y la búsqueda de lo que podemos hacer
juntos".
No instrumentalizar la
religión
Por
otra parte, el Pontífice hizo referencia a todas las acciones concretas que se
han llevado a cabo con el fin de detener la instrumentalización de las
religiones que incitan al odio, a la violencia, al extremismo o al fanatismo
ciego y para que se deje de usar el nombre de Dios con el objetivo de
justificar actos de homicidio, exilio, terrorismo y opresión.
Algunos
ejemplos de tales iniciativas fueron la Conferencia internacional sobre los
derechos de las minorías religiosas en el mundo islámico, realizada en
Marrakech en enero de 2016, o la creación del Instituto Ecuménico Al
Mowafaqa, en Rabat, en el año 2012, fomentado por católicos y protestantes en
Marruecos.
Juntos
por una conversión ecológica
En
alusión a la importancia de que las religiones también trabajen juntas en el
campo del cuidado de la madre tierras, la casa común; el Papa recordó la pasada
Conferencia internacional sobre el cambio climático, COP 22, también realizada
en Marruecos, que confirma una vez más la toma de conciencia por parte de
muchas naciones, "sobre la necesidad de proteger el planeta en el que Dios
nos ha dado la vida y de contribuir a una verdadera conversión ecológica para
un desarrollo humano integral".
Atender la llamada de los
migrantes
De
igual manera, el Sucesor de Pedro recordó la grave crisis migratoria que
afecta a todo el mundo, la cual "es una llamada urgente para que todos
busquemos los medios concretos para erradicar las causas que obligan a tantas
personas a dejar su país, su familia, y a encontrarse frecuentemente
marginadas, rechazadas".
"Un
fenómeno -dijo Francisco- que nunca encontrará una solución en la construcción
de barreras, en la difusión del miedo al otro o en la negación de asistencia a
cuantos aspiran a una legítima mejora para sí mismos y para sus familias, ya
que sabemos también que la consolidación de una paz verdadera pasa a través de
la búsqueda de justicia social".
Los cristianos de
Marruecos en el corazón del Papa
Antes
de finalizar su alocución, el Papa dedicó un pensamiento especial a la pequeña
comunidad cristiana que vive en Marruecos: "Los cristianos se alegran por
el lugar que les han hecho en la sociedad marroquí. Ellos quieren contribuir en
la edificación de una nación solidaria y próspera, teniendo como preocupación
el bien común del pueblo".
"Doy
gracias a Dios por el camino realizado y animo a los católicos y cristianos a
ser aquí, en Marruecos, servidores, promotores y defensores de la fraternidad
humana", concluyó Francisco.
Acto
seguido, el Pontífice visitó junto al rey Mohamed VI, el Mausoleo en memoria
del rey Mohamed V donde juntos realizaron un homenaje floral.
Sofía
Lobos - Ciudad del Vaticano
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