Alumbre
así vuestra luz ante los hombres
Hola,
buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Ayer
por la tarde estuve haciendo un ratito de oración en el Oratorio del Noviciado.
Frente a mí, junto al Sagrario, había una vela que, en lugar de ser de cera, es
de un material rígido y con un depósito que se rellena de parafina.
Al
querer encenderla me fijé en que el depósito estaba completamente vacío. Así
que me dispuse a rellenarlo de parafina, dándome cuenta de que, si hubiera
encendido la vela con el depósito vacío, se habría quemado la mecha...
Al
ver todo aquello, el Señor me regaló descubrir que de la misma manera nos
sucede a nosotros.
Si
ves la vela por fuera, aparentemente está genial: es alta, grande, no se le cae
cera por los bordes. En dos palabras... ¡parece perfecta! Sin embargo, por
dentro puede suceder que ese depósito esté vacío.
Y
es que las apariencias no suelen tener mucho que ver con la realidad, ya que
todos tenemos ese “vacío interior” que necesita ser llenado.
Como
esas veces en que has podido sentir que la vida te está quemando... es tu
corazón, que está pidiendo desde dentro un sentido para la vida. Él es quien
nos hace recordar que somos pequeños y necesitados del Señor y de los demás,
que no lo podemos todo.
Todos
necesitamos ser llenados del Amor del Señor para poder desprender luz a los de
nuestro alrededor, para poder dar calor, para poder dar ese mismo amor sin que
la vida nos queme a nosotros.
Pero
para ello necesitamos abrir el corazón, rendirnos al Señor, dejar que Él
levante nuestras máscaras y llegue hasta el corazón para llenarlo.
Hoy
el reto del amor es dejarte llenar el depósito de parafina. Detente unos
minutos ante el Señor y, a sus pies, ábrete, suelta el corazón y exprésale eso
que sientes que te pesa o que te pueda estar costando. Ante Él no hay
apariencias, pues, si te dejas, su Amor te alcanzará y saldrás con el corazón
encendido y bien dispuesto para entregarse a fondo perdido.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma