4 Domingo Cuaresma (Ciclo C)
MONICIÓN DE ENTRADA
Buenos
días, sed bienvenidos a la celebración del Día del Señor.
A
veces, tenemos la tentación de pensar que el tiempo es plano, y que las
circunstancias, acontecimientos y encuentros personales se suceden, unos tras
otros, en una monotonía sin sentido. La celebración dominical de la Eucaristía
nos saca de ese sin sentido, rompe con la monotonía y nos manifiesta que
nuestro vivir cotidiano tiene un valor eterno si lo vivimos en el amor.
En
este tiempo en que nos preparamos a celebrar la Pascua del Señor, dispongámonos
a presentar en el Altar nuestras vidas para que Cristo las haga suyas y las ofrezca
a Dios.
MONICIÓN A LAS LECTURAS
En
nuestro mundo, el mal tiene un poder formidable. Nosotros lo experimentamos en
nosotros mismos a través del pecado que nos domina. Da la impresión de que el
bien no tiene éxito y que solo podemos cosechar el egoísmo, el orgullo, la
división y el odio.
Y,
sin embargo, la misericordia de Dios tiene la última palabra. La calidez de su
compasión y el poder de su perdón es capaz de seducirnos y regenerarnos del
todo. Hoy las lecturas nos lo vuelven a anunciar.
Escuchemos
con atención la Palabra divina y respondamos a ella con una verdadera
conversión.
ORACIÓN DE LOS FIELES
A
cada petición respondemos: ¡Señor, conviertenos
a Ti!
-
Por la Iglesia de Dios, para que no rechace a ningún pecador que se convierte y
sea un recinto de misericordia y de perdón. OREMOS.
-
Por nuestros políticos y por los que rigen los medios de comunicación, para que
promuevan vías de diálogo y entendimiento entre las diferentes tendencias
ideológicas. OREMOS.
-
Por los que están esclavizados bajo el poder del mal y del pecado, para que
encuentren en sus vidas pregoneros del perdón que Dios nos ha concedido en su
Hijo, Jesús. OREMOS.
-
Por los misioneros enviados a anunciar el Evangelio en contextos de misión, por
las pequeñas comunidades que en esos contextos actuán como fermento, para que
la acción evangelizadora que realizan la hagan bajo el signo de la misericordia
y de la reconciliación. OREMOS.
-
Por nosotros que participamos en esta Eucaristía dominical, para que no hagamos
oídos sordos a la Palabra que se nos ha proclamado y nos convirtamos realmente
a la misericordia del Padre. OREMOS.
ORACIÓN FINAL
Gracias,
Padre de bondad,
porque
eres una fuente inagotable
de
misericordia y de perdón.
Cuando
nosotros estamos hundidos en el pecado,
antes
de volver los ojos hacia Ti,
Tú
ya nos esperas con los brazos abiertos
y
escrutas los caminos de nuestro retorno
para
acogernos en tu misericordia
y
devolvernos nuestra dignidad filial.
¡Qué
admirable ternura!
¡Qué
desbordante piedad!
Lejos
de guardar rencor por nuestro pecado,
tienes
piedad de nosotros,
nos
abrazas en tus entrañas paternales
y
nos libras del poder del mal.
Jesús,
Señor y Hermano nuestro,
Tú
has salido del seno del Padre
para
buscarnos por los caminos
en
los que nos hallamos perdidos.
Cógenos
de la mano,
abre
ante nosotros caminos de conversión
y
danos la gracia de tu Espíritu
para
tener el valor de convertirnos
y
retornar a la casa del Padre.
Amén.