Que “la guerra, hija del poder y de la miseria, ceda el lugar a la paz, hija del derecho y de la justicia”
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El Papa recibe a los miembros de la Comisión mixta internacional para el diálogo teológico entre la Iglesia católica y las Iglesias ortodoxas orientales (Vatican Media) |
Al
recibir en audiencia a los miembros de la Comisión mixta internacional para el
diálogo teológico entre la Iglesia católica y las Iglesias ortodoxas orientales
Francisco recordó que Dios nos llama al testimonio de vida coherente y a la
búsqueda sincera de la unidad
Con
las palabras del Salmo que reza: “¡Cuán bueno y cuán agradable es que los
hermanos convivan en armonía!”, el Santo Padre dio su cordial bienvenida a los
veintiséis miembros de la Comisión mixta internacional para el diálogo
teológico entre la Iglesia católica y las Iglesias ortodoxas orientales. Y les
agradeció el hecho de que se empeñen en caminar por los senderos de la unidad.
De ahí que los haya animado fraternalmente a proseguir por este camino y les
manifestó su alegría por este encuentro que realizan cada dos años en Roma con
ocasión de su reunión de diálogo, que el año pasado se llevó a cabo en la Sede
de Santa Echmiadzín por invitación de la Iglesia Apostólica Armenia.
A
través de los presentes, Francisco extendió su saludo, a sus venerables y
queridos hermanos que encabezan las Iglesias Ortodoxas Orientales, a la vez que
agradeció las palabras pronunciadas previamente por el Obispo Kyrillos, nuevo
Copresidente de la Comisión, a quien le aseguró su oración y le deseó buen
trabajo de corazón. Asimismo el Papa recordó con gratitud a su predecesor, el
querido Metropolita Anba Bishoy, fallecido recientemente, quien fue el primer
Copresidente de la Comisión, razón por la cual se unió a ellos en su oración
por él.
Agradecer al Señor los
frutos ya recogidos
El
Obispo de Roma afirmó que al término de esta semana de trabajo, que corresponde
a la 16ª sesión de su Comisión, se debe dar gracias al Señor conjuntamente por
los frutos ya recogidos a lo largo del camino. Sí, porque como les dijo el
Papa, “su diálogo ilustra bien cómo entre Oriente y Occidente las “diversas
fórmulas teológicas, más bien que oponerse entre sí, se completan”, tal como
declaró el Concilio Vaticano II en el Decreto sobre el ecumenismo Unitatis redintegratio (n.
17).
Por
esta razón el Pontífice afirmó que reza y los anima a fin de que su actual
reflexión sobre los Sacramentos los ayude a proseguir el recorrido hacia la
plena comunión, hacia la celebración común de la santa Eucaristía. Además,
Francisco destacó que dedicaron esta sesión a reflexionar acerca del Sacramento
del Matrimonio.
Dios es comunión de amor
Y
les dijo que le “agrada pensar en cuanto afirma el libro del Génesis”, es decir
que el hombre está hecho plenamente a imagen de Dios, no cuando está solo, sino
cuando vive en la comunión estable del amor, “porque Dios es comunión de amor”.
Al mismo tiempo el Papa Bergoglio les manifestó su certeza de que el trabajo
que realizan, en un clima de gran concordia, será beneficioso para la familia
de los hijos de Dios, la Esposa de Cristo, a la que “deseamos presentar al
Señor sin que tenga mancha ni arruga (Ef 5, 27), sin heridas y sin
divisiones, sino en la belleza de la comunión plena”.
Cercanía
a la tierra única en el plan salvífico de Dios
El
Santo Padre también recordó que muchos de estos miembros pertenecen a las
Iglesias de Oriente Medio que se encuentran terriblemente probadas por la
guerra, la violencia y las persecuciones. Por eso volvió con la memoria al
reciente encuentro de Bari en que se reunieron en su calidad de Jefes de las
Iglesias durante una intensa jornada de oración y de reflexión por la situación
en esa zona geográfica, manifestando su deseo de que pueda repetirse aquella
experiencia.
Que en Oriente Medio se
entrevea un alba de paz
Naturalmente
el Pontífice aseguró su cercanía a todos los fieles en Oriente Medio, con su
pensamiento y oración constante a fin de que aquellas tierras, “únicas en
el plan salvífico de Dios”, después de “la larga noche de los conflictos”
puedan “entrever un alba de paz”. Oriente Medio – prosiguió Francisco – debe
convertirse en tierra de paz, no puede seguir siendo terreno de
enfrentamiento”. Que “la guerra, hija del poder y de la miseria, ceda el lugar
a la paz, hija del derecho y de la justicia”, y que también “nuestros hermanos
cristianos sean reconocidos como ciudadanos por propio derecho”.
Muchos santos son semillas
de paz florecidas en el cielo
Por
último, el Papa destacó que las vidas de numerosos santos son semillas de paz
echadas en aquellas tierras y florecidas en el cielo que desde allí nos
sostienen en el camino hacia la plena comunión, camino que Dios desee, camino
que pide que se proceda no según las conveniencias del momento, sino dóciles a
la voluntad del Señor: que “todos sean una sola cosa” (Jn 17, 21). Y
añadió que “Él nos llama, cada vez más, al testimonio coherente de la vida y a
la búsqueda sincera de la unidad”. Mientras “la semilla de esta comunión,
también gracias a su valioso trabajo, ha germinado y sigue siendo irrigado por
la sangre de los testigos de la unidad, por la tanta sangre derramada por los
mártires de nuestro tiempo: los miembros de las diversas Iglesias que, unidos
por el común sufrimiento en nombre de Jesús, ahora comparten la misma gloria”.
Por
intercesión de estos mártires, al renovarles su cordial agradecimiento por esta
visita, Francisco invocó sobre ellos y su ministerio la bendición del Señor y
los invitó a rezar juntos un Padrenuestro, cada uno en su propio idioma.
A propósito de esta
Comisión mixta internacional
Recordamos
que la Comisión mixta internacional para el diálogo teológico entre la Iglesia
católica y las Iglesias ortodoxas orientales se constituyó en enero del año
2003 por iniciativa conjunta del Consejo Pontificio para la Promoción de la
Unidad de los Cristianos y de las Autoridades de las Iglesias orientales
ortodoxas (de la Iglesia copta ortodoxa, la Iglesia siro-ortodoxa, la Iglesia
armenia apostólica, representada por dos Catolicosados, el de Echmiadzín (o
Ejmiatsin) y el de Cilicia, la Iglesia ortodoxa de Etiopía, la Iglesia ortodoxa
de Eritrea y la Iglesia ortodoxa siria del Malankar).
María
Fernanda Bernasconi – Ciudad del Vaticano
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