El hecho de estar reunidos en este foro muestra que las cuestiones ambientales son de extrema importancia
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2019.02.14 Papa con participantes en Asamblea del FIDA (Vatican Media) |
El
Santo Padre partió ayer por la mañana a la sede de la FAO al IV encuentro mundial del
Foro de los pueblos Indígenas, que concluyó ayer su sesión, en la 42 Asamblea
del Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola, FIDA, una agencia de las
Naciones Unidas. Es la tercera vez que Francisco visita la FAO, las otras dos
veces fueron el 20 de noviembre del 2014 y el 16 de octubre del 2017. El 13 de
junio del 2016 visitó el PAM, Programa Mundial de Alimentos.
Coincidiendo
con las sesiones del Consejo de Gobernadores, celebraron la cuarta reunión
mundial del Foro de los pueblos indígenas, convocada por el Fondo Internacional
de Desarrollo Agrícola (FIDA). A los participantes del Foro, Francisco les
recordó el tema de sus trabajos: “fomentar los conocimientos y las innovaciones
de los pueblos originarios en pro de la resiliencia al cambio climático y el
desarrollo sostenible”.
Como
les dijo el Papa, el hecho de estar reunidos en este foro muestra que las
cuestiones ambientales son de extrema importancia y “nos invita a dirigir
nuevamente la mirada a nuestro planeta, herido en muchas regiones por la avidez
humana, por conflictos bélicos que engendran un caudal de males y desgracias,
así como por las catástrofes naturales que dejan a su paso penuria y
devastación. No podemos seguir ignorando estos flagelos, respondiendo a ellos
desde la indiferencia o la insolidaridad o posponiendo las medidas que
eficazmente los afronten”.
Por
el contrario, afirmó, solo un vigoroso sentido de fraternidad fortalecerá
nuestras manos para socorrer hoy a quienes lo precisan y abrir la puerta del
mañana a las generaciones que vienen detrás de nosotros. Además, Francisco
recordó a los presentes, que Dios creó la tierra para beneficio de todos, para
que fuera un espacio acogedor en el que nadie se sintiera excluido y todos
pudiéramos encontrar un hogar.
El hombre es gerente de la
Naturaleza
Nuestro
planeta es rico en recursos naturales. Y los pueblos originarios, con su
copiosa variedad de lenguas, culturas, tradiciones, conocimientos y métodos
ancestrales, se convierten para todos en una llamada de atención que pone de
relieve que el hombre no es propietario de la naturaleza, sino solo el gerente,
aquel que tiene como vocación velar por ella con esmero, para que no se pierda
su biodiversidad, y el agua pueda seguir siendo sana y cristalina, el aire
puro, los bosques frondosos y el suelo fértil.
Los pueblos indígenas nos
recuerdan el cuidado de la Casa Común
Los
pueblos indígenas son un grito viviente a favor de la esperanza. El Papa nos
dice que los pueblos indígenas nos recuerdan que los seres humanos tenemos una
responsabilidad compartida en el cuidado de la “casa común”. Y si determinadas
decisiones tomadas hasta ahora la han estropeado, nunca es demasiado tarde para
aprender la lección y adquirir un nuevo estilo de vida. Se trata, dijo, de
adoptar una manera de proceder que, dejando atrás planteamientos superficiales
y hábitos nocivos y explotadores, supere el individualismo atroz, el consumismo
convulsivo y el frío egoísmo.
“La
tierra sufre y los pueblos originarios saben del diálogo con la tierra, saben
lo que es escuchar la tierra, ver la tierra, tocar la tierra. Saben el arte del
bien vivir en armonía con la tierra. Y eso lo tenemos que aprender quienes quizás
estemos tentados en una suerte de ilusión progresista a costillas de la tierra.
No olvidemos nunca el dicho de nuestros abuelos: “Dios perdona siempre, los
hombres perdonamos algunas veces, la naturaleza no perdona nunca”. Y lo estamos
viendo, por el maltrato y la explotación. A ustedes, que saben dialogar con la
tierra, se les confía el transmitirnos esta sabiduría ancestral”.
El Papa alienta a los
presentes
El
Santo Padre agradeció a los presentes por el tesón con que afirman que la
tierra no está únicamente para explotarla sin miramiento alguno. Gracias, les
dijo, por alzar su voz para aseverar que el respeto debido al medio
ambiente ha de ser siempre salvaguardado por encima de intereses exclusivamente
económicos y financieros. La experiencia del FIDA, su competencia técnica, así
como los medios de los que dispone, prestan un valioso servicio para roturar
caminos que reconozcan que «un desarrollo tecnológico y económico que no deja
un mundo mejor y una calidad de vida integralmente superior no puede
considerarse progreso» (Carta enc. Laudato si’, 194).
“Y,
en el imaginario colectivo nuestro, también hay un peligro: los pueblos así
llamados civilizados “somos de primera” y los pueblos así llamados originarios
o indígenas “somos de segunda”. No. Es el gran error de un progreso
desarraigado, desmadrado de la tierra. Es necesario que ambos pueblos
dialoguen. Hoy urge un “mestizaje cultural” donde la sabiduría de los pueblos
originarios pueda dialogar al mismo nivel con la sabiduría de los pueblos más desarrollados,
sin anular. “Mestizaje cultural” sería la meta hacia la cual tenemos que seguir
con la misma dignidad.”
Y
los animó a seguir adelante, suplicando a Dios que no deje de acompañar con sus
bendiciones a sus comunidades y a quienes en el FIDA trabajan por tutelar a
cuantos viven en las zonas rurales y más pobres del planeta. Si unimos fuerzas
y, en espíritu constructivo, dijo por último, entablamos un diálogo paciente y
generoso, acabaremos tomando mayor conciencia de que tenemos necesidad los unos
de los otros; de que una actuación dañina con el entorno que nos rodea
repercute negativamente también en la serenidad y fluidez de la convivencia; de
que los indigentes no pueden seguir padeciendo injusticias y los jóvenes tienen
derecho a un mundo mejor que el nuestro y aguardan de nosotros respuestas
consecuentes y convincentes.
Patricia
Ynestroza-Ciudad del Vaticano
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