En su homilía en la Misa de envío de la JMJ de Panamá
el Papa pidió a los jóvenes que se dejen enamorar por el Señor y que peleen por
su espacio hoy, porque "la vida es hoy"
¡Sientan que tienen una misión y enamórense!: lo pidió
con fuerza el Papa Francisco a los 700 mil jóvenes reunidos en el Metro Park de
Panamá, con ocasión de la Santa Misa por la Jornada Mundial de la Juventud, en
el último día de su visita en el país centroamericano. Una homilía con la que el
Papa instó a los jóvenes llegados de más de 150 países para la JMJ en
Panamá, a “poner en acto el sueño con el que el Señor los soñó”, “ahora”,
porque les dijo, “ustedes no son el futuro sino el ahora de Dios”.
En medio a una multitud de jóvenes en fiesta, el Papa
llegó en el papamóvil al Metro Park, donde fue recibido por el Arzobispo de
Panamá, Monseñor José Domingo Ulloa Mendieta, y se dirigió entre los fieles a
la Sacristía del Campo San Juan Pablo II. En la misa participaron también los
presidentes de cinco países latinoamericanos: Costa Rica, Colombia, Guatemala,
El Salvador y Honduras y Portugal.
Tomar parte en
el ahora de Dios para llevar la Buena Noticia
Recordando la visita de Jesús a la sinagoga de
Nazaret, cuando afirmó: Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que
acaban de oír» (Lc 4,20-21), Francisco explica a los miles de jóvenes reunidos
en el Campo San Juan Pablo II, que Jesús “revela el ahora de Dios que sale a
nuestro encuentro para convocarnos también a tomar parte en
su ahora de llevar la Buena Noticia a los pobres, la liberación a los
cautivos y la vista a los ciegos, dar libertad a los oprimidos y proclamar un
año de gracia en el Señor”.
Un Dios
concreto y cotidiano
El Santo Padre evidencia que no todos los que estaban
presentes en la sinagoga y escuchaban a Jesús se sentían “invitados o
convocados” porque no todos los “vecinos de Nazaret estaban preparados para
creer en alguien que conocías y habían visto crecer”. Algo que “puede
sucedernos también a nosotros” afirma Francisco porque “no siempre creemos que
Dios pueda ser tan concreto y cotidiano, tan cercano y real, y menos aún que se
haga tan presente y actúe a través de alguien conocido como puede ser un
vecino, un amigo, un familiar.”
“E incluso a ustedes, queridos jóvenes, les puede
pasar lo mismo cada vez que piensan que su misión, su vocación, que hasta su
vida es una promesa tan solo para el futuro y nada tiene que ver con vuestro
presente”, precisa el Papa, “como si ser joven fuera sinónimo de sala de
espera de quien aguarda el turno de su hora”.
La “ficción” de
la alegría y los riesgos del "mientras tanto"
El Obispo de Roma advierte de los riesgos del
“mientras tanto” de esa hora: “les inventamos o se inventan un futuro
higiénicamente bien empaquetado y sin consecuencia bien armado y garantizado
con todo ‘bien asegurado’. “Es la ficción de alegría” dice, un modo para
tranquilizarlos y adormecerlos, “para que no hagan ruido, para que no se
pregunten ni pregunten, para que no se cuestionen ni cuestionen” explica, “tan
solo porque consideramos o consideran que todavía no es su ahora; que son
demasiado jóvenes para involucrarse en soñar y trabajar el mañana”.
Involucrarse
para trabajar por el mañana ahora
Recordando en su homilía el Sínodo de los Obispos
dedicado a los jóvenes del pasado mes de octubre, Francisco evidencia uno de
sus frutos: la riqueza del encuentro y de la escucha mutua entre generaciones,
“el valor de reconocer que nos necesitamos y que tenemos que esforzarnos en
propiciar canales y espacios en los que involucrarse en soñar y trabajar el
mañana ya desde hoy, juntos.
Porque los jóvenes son el ahora de Dios y Él, afirma
el Papa, “los convoca y los llama en sus comunidades y ciudades a ir en
búsqueda de sus abuelos, de sus mayores; a ponerse de pie y junto a ellos tomar
la palabra y poner en acto el sueño con el que el Señor los soñó”.
Enamorarse de
Jesús y su misión
Es ahora el tiempo de actuar, porque “allí donde esté
su tesoro allí estará su corazón”, dice el Papa, y “aquello que los enamore”,
“será lo que los haga levantarse por la mañana y los impulse en las horas de
cansancio, lo que les rompa el corazón y lo que les haga llenarse de asombro,
alegría y gratitud. Sientan que tienen una misión y enamórense, que eso lo
decidirá todo. ¡Dejemos que el Señor nos enamore!
Jesús quiere
ser nuestro tesoro
Para Jesús no existe un “mientras tanto”, dice el
Papa, sino que “Él quiere ser nuestro tesoro”, porque no es un “mientras tanto”
en la vida o moda pasajera, es amor de entrega que invita a entregarse. “Es
amor concreto, cercano, real – explica el Papa -; es alegría festiva que nace
al optar y participar en la pesca milagrosa de la esperanza y la caridad, la
solidaridad y la fraternidad frente a tanta mirada paralizada y paralizante por
los miedos y la exclusión, la especulación y la manipulación”.
“El Señor y su misión no son un “mientras tanto” en
nuestra vida, algo pasajero, ¡son nuestra vida!”
María Cecilia Mutual - Ciudad del Vaticano
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