Experimento
Hola,
buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Llevaba
días intentando hacer un experimento, pero necesitaba algo que no solemos
tener: tiempo libre a fondo perdido; es decir, a riesgo de que no salga nada
después de un tiempo dedicado a ello.
Pero
al fin llegó la tarde deseada. ¿Cuál era el experimento? Teníamos un bloque de
cera especial de joyería (que es más dura que la cera normal) en la que se
tallan los moldes con los que después se hacen las piezas. Teníamos también los
buriles que se utilizan para trabajarla. Así que estaba deseando probar a
tallar algo para que nos lo pudiesen convertir en medalla.
En
los vídeotutoriales... ¡parecía tan sencillo, que iba a hacer maravillas!
La
realidad es que no sabía ni por dónde coger los buriles, las líneas no me
salían definidas y, después de dos horas, a penas conseguí escarbar en la cera.
Como consecuencia acabé con un buen dolor de brazos y unos desniveles en el
bloque de cera que parecía haber sido roído por un ratoncillo.
Al
final... descubrí que, dando un poco de calor, el trabajo era más sencillo.
A
lo largo del día, muchos “videotutoriales” de otras personas nos sorprenden por
su bondad, su forma de tratar a los demás, sus gestos. ¡Quieres que todo esto
salga de ti! Coges los buriles e intentas lograrlo escarbando con fuerza, pues
también quieres ser bueno, amar, acoger. Pero solo acabas con dolor de tripa
porque quieres acercarte a ese compañero de trabajo hacia el que te sale
rechazo, y no puedes; quieres acoger, y te salen defensas...
Si
el Señor te pone en el corazón todo esto, es porque Él va a cumplir en ti todas
esas promesas, pero la fuerza no está en ti. Si quieres que la cera de tu
corazón se modele, necesitas el calor de Cristo. El calor derrite poco a poco,
con delicadeza, sin hacerte daño; primero cura tus heridas, sana tu corazón, a
la vez que te enseñará amar de una manera nueva.
Hoy
el reto del amor es que pongas tu bloque de cera delante de la mirada de
Cristo. Ve a una iglesia, siéntate delante del Sagrario: ahí está Jesús, míraLe
y déjate mirar por Él. Háblale de los “no puedos” de tu corazón: “No puedo
tratar bien a..., me sale responder a...” Ten fe y paciencia contigo, y deja
que sea Cristo el que te vaya modelando.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma